Marian Tupy: “La mayoría piensa que el mundo se acaba, que todo está empeorando. Los datos muestran exactamente lo contrario”

Marian L. Tupy que se desempeña como editor de HumanProgress.org y analista de políticas públicas del Centro para la Libertad y la Prosperidad Global.

El editor de HumanProgress.org del Cato Institute y autor del libro “Superabundancia”, critica lo que llama “ecologismo extremo” y plantea que la humanidad está mucho mejor que antes. Asimismo, advierte que el crecimiento económico se está ralentizando en todo el mundo occidental “debido a una excesiva preocupación por el medioambiente”.


Una visión menos pesimista de la situación mundial es la que vino a presentar por estos días a Chile el editor de HumanProgress.org y analista de políticas públicas del Centro para la Libertad y la Prosperidad Global del Cato Institute, Marian Tupy.

El experto en relaciones internacionales públicas y coautor del controversial libro Superabundancia, publicado el 2022, fue invitado esta semana a eventos organizados por Faro UDD, de la Universidad del Desarrollo, en Santiago y Concepción.

En conversación con Pulso, Tupy repasó algunos de los ejes de su libro y de su trabajo de investigación, en el que desdramatiza el escenario ecológico global y señala que, en realidad, la humanidad está en una mejor posición de lo que se plantea.

Su mensaje se lee optimista y destaca el desarrollo que ha logrado la humanidad. ¿Qué es para usted el desarrollo?

-Cuando los seres humanos pueden prosperar más, yo lo considero progreso. Mantengo que los datos no son ni optimistas ni pesimistas. Los datos son los datos. Soy racionalmente optimista sobre el futuro. Pero cuando se trata de los datos que presento, eso es sólo realismo. Y la imagen realista del mundo es que es mucho mejor de lo que piensa la mayoría de la gente. La mayoría piensa que el mundo se acaba, que todo está empeorando. Los datos muestran exactamente lo contrario. El mundo está mejorando. Y por eso digo que el estado real del mundo es mucho mejor de lo que la mayoría de la gente supone. Eso no es ni optimismo ni pesimismo. Es simplemente realismo. Pero basándome en esos datos, también soy cautelosamente optimista sobre el futuro. O si quieres, soy racionalmente optimista sobre el futuro. Porque lo que digo es que si fuimos capaces de lograr tanto en el pasado, ¿por qué deberíamos esperar no lograr nada en el futuro? En otras palabras, si el pasado se define por la mejora, ¿por qué deberíamos esperar nada más que el colapso por delante?

¿Pero el progreso de las últimas décadas no estaría teniendo un costo en el medioambiente y en el planeta? Algunos han planteado que se debería cambiar la dirección o al menos ralentizar el crecimiento...

-Mi enfoque es definitivamente antropocéntrico, lo que significa que me centro en el bienestar humano. Así que mi preocupación más importante es si la vida de las personas está mejorando, si son capaces de florecer más. Pero no descarto las preocupaciones por el medioambiente, porque creo que un medioambiente limpio, lleno de animales y flores, etc., forma parte del desarrollo humano. En otras palabras, no creo que los humanos puedan florecer fuera de un planeta limpio y hermoso. Por tanto, tenemos que encontrar un equilibrio entre ambas cosas.

¿No hay hoy un equilibrio?

-Mi preocupación es que en los últimos 30 o 40 años, ciertamente desde el fin del comunismo, el medioambiente ha sustituido a la crítica de la vida occidental, a la crítica de la economía de mercado. El ecologismo extremo ha reemplazado al socialismo como el principal detractor de la vida moderna. Y lo que estoy diciendo es que el péndulo ha cambiado demasiado. En el pasado estaba bien decir que quizá necesitamos más regulaciones para no dañar tanto el planeta, y la mayor parte de la regulación se implementó en los años setenta. Pero ahora me parece que la mayoría de los ecologistas extremos han perdido de vista lo humano. No es antropocéntrico, es misántropo, es antihumano.

¿Dónde pone la línea divisoria entre un ecologista y lo que usted llama “ecologista extremo”?

-Es el énfasis en la agencia humana. Yo me considero una persona muy consciente del medioambiente, nunca uso más de lo necesario y me preocupo profundamente por el medioambiente, y hay muchos otros como yo. Los ecologistas quieren encontrar una manera de que los seres humanos y la Tierra coexistan. Un ecologista verá una central nuclear y dirá que sí. ¿Por qué? Porque una central nuclear puede proporcionarnos mucha electricidad y nada de CO2 a la atmósfera. Un ecologista extremo dirá no a una central nuclear. ¿Por qué? Porque en realidad no les preocupan los niveles de CO2, odian a la humanidad.

¿Hacia dónde se mueve el péndulo actualmente?

-El ecologismo extremo alcanzó su peak hace unos dos años y ahora está en declive y luchando en retaguardia. La invasión rusa de Ucrania ha socavado profundamente el movimiento ecologista extremo en Europa, que es el centro del movimiento ecologista. Así que debido al repentino shock de costos en el sistema europeo, la gente se dio cuenta de que tenían que ser mucho más realistas acerca de las necesidades energéticas y de dónde va a venir la energía. Una vez que comprendes la importancia de la energía nuclear, por ejemplo, pasas de una posición ecologista extrema a una posición ecologista.

En su opinión, ¿las predicciones sobre los efectos del calentamiento global han ido demasiado lejos?

-Sí, es una cuestión de énfasis. El mundo se está calentando y seguirá calentándose durante algún tiempo, pero se está calentando a un ritmo mucho menor de lo que predecían los extremistas. Las Naciones Unidas, por ejemplo, han dejado de utilizar el peor de los escenarios, el llamado escenario RCP8.5. La ONU dice que ya no debería utilizarse porque es casi imposible ver cómo el mundo podría calentarse tanto. Así que el mundo va a seguir calentándose a un ritmo mucho menor y nos adaptaremos a ello, como siempre nos hemos adaptado.

¿Cree que la gente debe estar menos preocupada por el calentamiento global de lo que está hoy?

-Tenemos un problema medioambiental. No tenemos una catástrofe medioambiental y desde luego no tenemos una catástrofe existencial.

¿Cuál es la lección para los gobiernos y en qué deben centrarse?

-El crecimiento se está ralentizando en todo el mundo occidental y se ha ralentizado debido a una excesiva preocupación por el medioambiente. Creo que probablemente podríamos quitar un poco el pie del freno para que sea posible volver a crecer. Y una de las razones por las que es importante que volvamos a crecer es porque los países más ricos también son los lugares con el mejor medioambiente. En otras palabras, son las sociedades ricas las que disponen de más recursos y dinero para proteger su medioambiente. Así que una de las razones por las que sigue habiendo tanta degradación medioambiental en los países en desarrollo, en los países pobres, es porque son muy pobres. No tienen el tipo de normas medioambientales que tenemos en los países desarrollados. Quiero que los países en vías de desarrollo se enriquezcan, pero también quiero que los países desarrollados puedan ofrecer una buena vida a las generaciones futuras. Y eso sólo se puede hacer permitiendo que haya crecimiento económico.

Comenta

Los comentarios en esta sección son exclusivos para suscriptores. Suscríbete aquí.