Gary Gerstle, historiador de Cambridge: “El neoliberalismo está cayendo, pero sería una tontería declararlo muerto”

Gary Gerstle

El destacado historiador de la Universidad de Cambridge y autor del libro "Auge y caída del orden neoliberal", Gary Gerstle, señala que el poder que han tenido las ideas neoliberales durante las últimas décadas -en especial desde los años 90- comenzó a desmantelarse tras la crisis financiera de 2008 y hoy nuevas ideas están luchando por tomar su lugar, tanto de izquierda como de derecha.


El libro Auge y caída del orden neoliberal, del historiador y académico de la Universidad de Cambridge, Gary Gerstle, fue uno de los textos de historia económica y política mejor criticados de 2022.

El Financial Times lo catalogó como un “clásico instantáneo” y se ha transformado rápidamente en uno de los libros referentes para entender lo que ha pasado con el orden económico en las últimas décadas.

Gerstle se ha especializado en la historia de Estados Unidos de los últimos siglos y también escribió, entre varios otros, Auge y caída del orden del New Deal.

El doctor en historia de la Universidad de Harvard y profesor emérito y director del Centro de Investigación de Historia Americana de la Universidad de Cambridge, explica en su libro cómo el orden neoliberal triunfó y se transformó en la idea principal en el mundo desde los años 70 y 80, y cómo la crisis financiera global de 2008, las decisiones que tomaron las autoridades para contenerla y sus efectos en la sociedad terminaron por desacreditarlo.

En entrevista con Pulso -vía Microsoft Teams- dice que el mundo está pasando por un momento de cambio y que no está claro qué ideas se impondrán, aunque asegura que no hay que dar por muerto al neoliberalismo.

¿Cuál es su definición de neoliberalismo?

-El neoliberalismo es un credo que quiere desatar el poder del capitalismo. Y liberar a los mercados de las restricciones. Esta doctrina cree que los mercados dejados a sus propios mecanismos pueden producir el mayor crecimiento económico y, por tanto, el mayor bien económico. Es un credo que valora la libre circulación de capitales, bienes, información y personas a través de todas las fronteras. Con pocas o ninguna restricción. Aspira a globalizar el capitalismo y desregular las economías.

¿Sin Estado?

- Si el Estado actúa para liberar al capitalismo de las restricciones, si está actuando para asegurar el funcionamiento de los mercados, tanto a nivel nacional como internacional, entonces hay un papel que el gobierno debe desempeñar en la economía. Además, en el pensamiento neoliberal, la libertad de mercado está estrechamente asociada a un ideal de orden social.

Usted en su libro señala que el neoliberalismo se transformó en un “orden político”, ¿a qué se refiere con este concepto?

-Un orden político es un régimen político que perdura más allá de los ciclos electorales. A menudo nuestra atención por la política se centra en el ciclo electoral, dos años, cuatro años, seis años... pero un orden político se establece cuando un partido político es capaz de desarrollar un poder que se extiende más allá de los ciclos electorales. Depende en primer lugar del éxito de las elecciones en las urnas, requiere algo más que elecciones, requiere una ideología convincente, requiere grupos fiables de donantes conectados a think tanks que influyen en los responsables políticos. Es una estructura que, una vez establecida, perdura durante un largo período de tiempo. Y por lo general un orden político tiene en su núcleo, ideológicamente, un principio clave de la economía política.

Usted explica que se pasó del orden del New Deal a un orden neoliberal, ¿por qué pasó esto?

-Durante el orden del New Deal, el principio clave era que el capitalismo dejado a su suerte era demasiado caótico y destructivo e introducía demasiados peligros en la política y en la sociedad, y que era necesario un Estado fuerte para regular el capital en el interés público para ayudar a los propios capitalistas a tener un sentido más rutinario de los negocios durante un largo período de tiempo. Esa fue una idea clave del orden del New Deal. La idea clave del orden neoliberal, que surge en los años 70 y 80, es el reverso de la idea clave del New Deal. Es que la intervención del gobierno en la economía ahoga la innovación, ahoga el crecimiento económico y que el capitalismo funciona mejor cuando se le deja a sus propios mecanismos. Esto se convirtió en la idea central del orden neoliberal.

¿Pero cómo llegó a consagrarse como un nuevo orden político?

-Pasó de ser un movimiento a ser un orden político cuando el partido de la oposición llega al poder después de un largo período de estar fuera del poder. ¿Qué van a hacer en respuesta a este poderoso movimiento político? Cuando los republicanos llegaron al poder en 1953 después de no haber tenido la presidencia durante 20 años, ¿iban a hacer retroceder el New Deal? ¿Iban a eliminar el principio económico central del New Deal que insistía en que los estados debían gestionar la economía y el interés público? ¿O iban a consentir? Y lo que hace (Dwight) Eisenhower en los años 50 como presidente republicano es decir “si voy a ser elegido, si voy a ser reelegido, si el Partido Republicano va a prosperar, entonces debemos aceptar el principio central del New Deal. Debemos aceptar el principio de nuestros partidos de oposición como propios”. Y cuando un partido político se siente obligado a jugar en el terreno de la oposición, eso para mí es una señal de que una política pasa de movimiento político a orden político.

¿Cuándo pasó eso para el neoliberalismo?

-Cuando Bill Clinton es elegido en los años 90. Y la pregunta una vez más fue: ¿Qué va a hacer después de que los demócratas han estado fuera del poder durante 12 años? ¿Van a hacer retroceder la revolución de Reagan? ¿Van a revertir las iniciativas neoliberales? ¿O van a consentir las transformaciones que la presidencia de Reagan puso en marcha? Y el momento clave en el triunfo del nuevo orden neoliberal es cuando Bill Clinton dice, y a través de sus políticas argumenta, que si el Partido Demócrata quiere ganar elecciones, si quiere prosperar, los demócratas deben aceptar los principios básicos del neoliberalismo, y así el Partido Demócrata en la década de 1990, excepto algunas cosas, tomó los principios clave del neoliberalismo. Lo más revelador es la frase de Clinton: “La era del gran gobierno ha terminado”. Y escribo en mi libro sobre las maneras en las que la administración Clinton hizo más para avanzar en la desregulación, hizo más para eliminar al gobierno de la economía de lo que el propio Reagan había hecho en la década de 1980. Y esto, para mí, era una señal de que se había establecido un orden político, los demócratas se sentían obligados a jugar en el terreno establecido por el Partido Republicano bajo Ronald Reagan.

Se ven claros paralelismos con lo que se hizo en Chile en los años 80, con todas las ideas de Milton Friedman, y luego -con reformas- manteniéndose el corazón del sistema en los gobiernos democráticos...

-Estoy de acuerdo. Otro paralelo más cercano a Estados Unidos es Gran Bretaña. El ascenso de Margaret Thatcher ocurre en el mismo momento que el ascenso de Ronald Reagan. El socio de Clinton en Gran Bretaña es Tony Blair, claro, y el papel de Tony Blair es inventar el Nuevo Laborismo, y el Nuevo Laborismo significó aceptar algunos de los principios centrales del neoliberalismo. En Francia, Francois Mitterrand, aunque era socialista, aceptó dar un giro en los 80 y aceptar algunos principios neoliberales. Y en Alemania, Helmut Kohl, en los 90, se convierte en un gran defensor del neoliberalismo también.

¿Por qué pasó esto en todos estos lugares?

-Bueno, creo que es en parte el poder de Estados Unidos en el mundo. Y un poder que aumentó por el colapso de la Unión Soviética y el ideal del comunismo entre 1989 y 1991. Los neoliberales siempre habían predicado un evangelio de globalización. Era importante desencadenar el capitalismo, no solo dentro de las propias fronteras, la visión era que el capitalismo fuera triunfante en todo el mundo. El colapso del comunismo en 1989 fue un acontecimiento histórico mundial de la mayor importancia y que permite al capitalismo volverse global de una manera que no había sido desde antes de la Primera Guerra Mundial, desde antes de la Revolución Rusa de 1917.

Usted señala que ahora el neoliberalismo está cayendo, ¿qué lo está derribando?

-La promesa de un neoliberalismo es que beneficiaría a todo el mundo. Esta era su pretensión de legitimidad. No iba simplemente a liberar el capitalismo, iba a promover tasas extraordinarias de crecimiento económico que beneficiarían a todos los miembros de la sociedad. Los neoliberales reconocían que liberar al capitalismo de las restricciones aumentaría la desigualdad económica en el mundo. Pero también argumentaron que el aumento de la desigualdad económica estaría justificado porque el aumento de la marea haría subir todos “los barcos”, así que los pobres no se harían ricos, pero estarían mejor, y tal vez la brecha entre pobres y ricos aumentaría, pero el nivel absoluto de la calidad de vida y la seguridad económica de los pobres aumentaría lo suficiente. De modo que la desigualdad no sería un problema grave. Bueno, el neoliberalismo ciertamente promovió la desigualdad, así que parte de su promesa se hizo realidad, pero no consiguió levantar a todos. No tuvo éxito en ofrecer a todos los miembros de la sociedad una buena vida. Importaba mucho donde usted vive, si vivías en un país globalizado o si vivías en una zona rural de Estados Unidos. Los buenos empleos desaparecieron y se fueran a otros países, y por eso hay una insatisfacción creciente entre los grupos dejados atrás por las políticas económicas neoliberales que han generado un descontento lento pero constante a lo largo de décadas. Y entonces ocurrió el crack de 2008-2009 y la promesa de prosperidad se desvanece aún más, y entonces se hace evidente que las instituciones que habían hecho más para promover la crisis, a saber, los bancos y otras instituciones financieras, eran las que estaban siendo rescatadas.

¿El sistema perdió su legitimidad?

-La legitimidad se perdió, sí, en Estados Unidos y también en otros lugares. Porque, ¿por qué se rescata a los ricos y se abandona a los pobres a su suerte?

¿Eso agravó la situación?

-Ese es el momento en que el orden neoliberal pierde su legitimidad y pierde su capacidad de dominar la conversación política.

¿Y qué viene ahora? Se ha visto aumento del populismo en varios lugares...

-Me interesan mucho los momentos en que los órdenes políticos se desmoronan, porque es un momento en que las ideas que durante mucho tiempo fueron consideradas heterodoxas, radicales, inapropiadas y con muy pocas posibilidades de ganar el atractivo de la corriente principal, de repente se hacen populares entre distintos sectores de la población. Basta tomar los casos de Donald Trump y Bernie Sanders. En 2016 decían cosas sobre política que eran más o menos las mismas cosas que decían en los años 90 y en la primera década del siglo XXI. Bernie Sanders era el mismo socialista en 2016 que había sido en la década de 1990. Donald Trump era el mismo proteccionista, populista nacionalista que había sido en la década de 1990. Nadie tomó en serio a estos hombres en la década de los 90 como figuras políticas y de repente se convierten en los mensajes más emocionantes de la política estadounidense. Así, si queremos mirar a la ruptura del consenso neoliberal, tenemos que mirar tanto a la izquierda como a la derecha.

¿Qué define este momento?

-La volatilidad y la incertidumbre. Estamos viviendo un momento muy intenso de desorden. Por un lado, los líderes autoritarios en los diferentes países se reconocen a sí mismos y entre sí, y se dan aliento mutuamente. Eso es cierto en Trump, Putin, Orbán en Hungría, Erdogan en Turquía, Modi en India, Bolsonaro en Brasil. Así que ese es claramente un orden político en formación y por un tiempo parecía como si iban a triunfar. Pero lo que parecía muy brillante y prometedor para este orden global etnonacionalista autoritario a principios de 2022, se ve ahora mucho menos prometedor. Pero también se está formando un orden político progresista. Ciertamente está presente en Chile con su Presidente, está presente en Estados Unidos en la forma de una alianza de centro-izquierda entre Biden y Bernie Sanders. Es posible vislumbrar en estos desarrollos un orden político progresista luchando por nacer y luchando por adoptar como su núcleo de principios una socialdemocracia o una forma de socialismo adaptado para el siglo XXI. Es imposible saber ahora cuál de estos órdenes políticos va a triunfar, y creo que el ejemplo de Chile es bueno, porque hubo una victoria muy grande para la izquierda hace un año y luego la derrota de la Constitución hace unos meses. Esto encaja en mi marco de un momento de volatilidad e incertidumbre. Dos tipos de orden político muy diferentes compitiendo por ser el sucesor del orden neoliberal. Y creo que sería insensato por mi parte decir que sé cuál de esos órdenes políticos va a triunfar en el mundo. Y puede que el mundo se divida entre dos órdenes políticos y se produzca otra especie de lucha global. Creo que dentro de cinco años lo sabremos.

¿Hay una posibilidad de que ese neoliberalismo sobreviva?

-Está cayendo, pero sería una tontería declararlo muerto. Podemos imaginarnos un neoliberalismo reformado, reemergiendo y contendiendo por influencia en el mundo y les daré dos historias muy diferentes sobre cómo pensar el futuro del neoliberalismo. Una es el neoliberalismo como encarnación por libertades. No son las libertades socialdemócratas de Franklin Roosevelt en los años 40. Son libertades neoliberales, es la libre circulación de personas, libre circulación de mercancías, libre circulación de información, libre circulación de capitales. Estas son las cuatro libertades. Y cuando el neoliberalismo era poderoso en el mundo y cuando era dominante, predicaba cada una de estas libertades con fervor. Ahora cada una de esas libertades está a la defensiva. Muy poca gente habla de la libre circulación de las personas. Tampoco podemos dar por sentado que el futuro promete que se den conversaciones como esta que estamos teniendo desde cualquier parte del mundo para hablar libremente sin censura, sin ningún tipo de regulación, porque ese mundo de libertad digital y apertura está siendo desafiado. Y a raíz de la invasión rusa de Ucrania, ahora estamos viendo imposiciones bastante extraordinarias de regulación y limitaciones a la libre circulación de capitales. Así que en cada área esa libertad es desafiada por alternativas de creencias políticas. Por otro lado, si pensamos que el motor del poder neoliberal ha sido la financiarización de la economía global, vemos que el sector financiero tiene prácticamente la misma estructura que tenía hace 10 o 15 años, pese a todos los cambios y desafíos que hemos visto al orden mundial neoliberal. Entonces, si vamos a buscar un punto de resurgimiento del neoliberalismo, emanaría de estas instituciones que todavía tienen una influencia bastante extraordinaria sobre la economía global.

¿Y el capitalismo puede sobrevivir sin el neoliberalismo?

-Creo que el capitalismo de una forma u otra siempre estará con nosotros. Es un punto útil de discusión y debate. Creo que es importante reconocer que el capitalismo puede adoptar diferentes formas. Y el declive del neoliberalismo no significa que el capitalismo vaya a desaparecer de la tierra. Pero un capitalismo reformista y regulado, similar al que existía en la época del New Deal, es muy diferente del capitalismo con el que hemos vivido en los últimos 30 o 40 años.

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