Fernando Massú: “El ministro Marcel cometió un error al tratar de evasores a quienes teníamos dudas válidas de la efectividad de la reforma tributaria”

Fernando Massu, presidente de BTG Pactual Foto: Andres Perez

El empresario y director de empresas entregó su visión sobre el acontecer político del último año, marcado por los proyectos de reforma tributaria, previsional y de nueva Constitución. Señala que el triunfo del Rechazo el pasado 4 de septiembre ha permitido ir recuperando la confianza empresarial y con ello frenar el drenaje del ahorro e inversión que se había dado durante casi todo 2022.


El año 2022 fue intenso para Fernando Massú. Asegura que fue un periodo de cierre de ciclos en lo profesional y lleno de incertidumbre en lo personal, principalmente respecto al rumbo que tomaría el país si se aprobaba la propuesta de nueva carta magna que hizo la Convención, lo cual finalmente no sucedió. “El hito determinante de todas las decisiones de inversión el año pasado era el preguntarse cuál sería el escenario de aprobarse la nueva Constitución, cuál iba a ser el Chile que nos tocaría vivir”, plantea.

Si bien el tema constitucional sigue en pie con el nuevo proceso que se inició este año, el empresario y director de empresas considera que la estructura que se le ha dado a esta iniciativa hace prever que su resultado será positivo para el país.

En su análisis de la coyuntura económica, también hace un punto en la discusión tributaria y los dichos del ministro de Hacienda, Mario Marcel, quien tras el fracaso de la reforma en el Congreso trató duramente a quienes se oponían al proyecto, al señalar que el rechazo sería celebrado por los evasores. “Creo que la imagen que se tiene de él (Marcel) tras estos dichos necesitará más que gestos para recomponerla y lograr que el diálogo fructifique”, advierte Massú.

Respecto a las conversaciones para reformular la propuesta tributaria, propone que además del diálogo para encontrar acuerdos, se establezcan compromisos medibles de mejora de gestión al gobierno, ya que, a su juicio, eso generaría más certidumbre, mayor disposición y más comprensión entre el que recauda y los que pagan impuestos.

Pero no sólo el acontecer político, económico y su presencia en directorios como el Banco BTG Chile -donde es presidente- y en Colombia, lo mantienen ocupado. En los últimos meses, Fernando Massú ha estado estudiando intensamente el sector de la salud, buscando fórmulas que permitan innovar en el sistema de prestaciones, para lograr una atención medica rápida a un menor costo. De esta inquietud surgió un nuevo proyecto empresarial junto a sus hijos, el cual espera que comience a operar antes de fin de año.

¿Cómo fue el año 2022 para Fernando Massú?

-Hasta septiembre fue un año de gran incertidumbre, tanto a nivel de decisiones personales como a nivel país, debido a la propuesta de nueva Constitución, cuyo desenlace conocimos ese mes.

Sin lugar a dudas el hecho de que la opción Rechazo ganara muy holgadamente, hizo cambiar mi análisis y diluyó los temores que tenía en caso de que ganara el Apruebo, y me imagino que esta misma evaluación también la efectuaron muchas personas naturales y empresarios. Ese resultado ha permitido ir recuperando en alguna medida la confianza empresarial y con ello frenar el drenaje del ahorro e inversión que se había dado durante casi todo el año.

Desde un punto de vista más particular-laboral, el año 2022 fue cuando finalicé mi labor como presidente del directorio de dos empresas públicas -Enap y Polla Chilena de Beneficencia-, experiencia que aquilato enormemente.

¿Qué le dejó esa experiencia en el mundo público?

-He sido y soy director de varias empresas del sector privado, pero la importancia de un buen gobierno corporativo se magnifica en empresas públicas, independientemente de la afiliación política y de quien los seleccionó, cuando este equipo logra trabajar como un solo cuerpo colegiado cuya preocupación no sólo es hacer empresas eficientes, sino maximizar los aportes que éstas puedan hacer al Estado, posibilitando que tenga mayor capacidad de apoyo social.

En fin, creo que como sociedad y como persona, si bien el año 2022 fue estresante con muchas incertidumbres, las experiencias inéditas por las cuales pasé y vivimos como sociedad, nos sirvieron muchísimo para aprender a valorar las experiencias pasadas y evitar prejuzgar según la afiliación política.

En su calidad de director de varias empresas, ¿cómo percibió que fue el 2022 para el mundo empresarial y para los inversionistas?

-El hito determinante de todas las decisiones de inversión era el preguntarse cuál sería el escenario de aprobarse la nueva Constitución; cuál iba a ser el Chile que nos tocaría vivir.

El actuar y comportamiento de la Convención Constitucional, más temas como la defensa de la propiedad privada, la imparcialidad ante la ley, la desaparición de la Cámara Alta, el cambio de la institucionalidad, etc., hicieron que, en el mejor de los casos, las decisiones de inversión se postergaran y el ahorro líquido buscara otros mercados para estar protegido ante cualquier eventualidad.

A su juicio, ¿qué habría pasado en el mercado si ganaba el Apruebo?

-De ganar el Apruebo se preveía una caída fuerte en la valorización de los activos, reducción en las fuentes de financiamiento, un Congreso y un Poder Judicial debilitados y, por tanto, cambios en las reglas y la institucionalidad que hasta la fecha nos regían, con el consiguiente deterioro en el crecimiento y en las fuentes de empleo. Todo lo contrario a lo que es necesario para producir mayor equidad en la población.

¿Qué tan diferente es la situación de hoy respecto a estos últimos tres años?

-Si bien estamos insertos en un nuevo proceso constitucional, la estructura y conformación que se le ha dado es diametralmente diferente al proceso anterior y creo que es de una alta probabilidad que se apruebe la nueva Constitución.

¿Es optimista ante lo que viene?

-Si se aprueba una nueva Constitución que surge del consenso, que se construye sobre la base de acuerdos, que representa de alguna forma a todos los chilenos, se dará término a un proceso que ha sido superdoloroso e innecesario. Confío en que después de toda la experiencia que hemos adquirido, nunca más repitamos lo sucedido en estos últimos años.

El llamado ‘estallido social’ fue acompañado de una violencia nunca registrada en todo Chile y donde hubo grupos que no sólo justificaban la violencia, sino que la celebraron.

Las razones que se enunciaban para este actuar eran, entre otras, el modelo económico, la desigualdad social, la colusión de bienes de primera necesidad y pocos derechos sociales garantizados.

¿Comparte que esas demandas sociales están o estaban dentro de las preocupaciones de los chilenos?

-Si bien con algunos de estos temas concuerdo plenamente y creo que efectivamente son inaceptables, como los casos de colusión, nunca la violencia y la destrucción es el camino para solucionarlos.

Hoy, la principal preocupación de la gente es la seguridad, el temor a la delincuencia, la salud y la educación, y no es la nueva Constitución.

En el tema de la seguridad, ¿las últimas iniciativas del gobierno van en la dirección correcta?

-La solución de mediano y largo plazo para terminar con este flagelo no son los estados de excepción permanentes en el sur, ni llevar a los militares a que resguarden las fronteras en el norte; a mi juicio, hay que enfrentar con dureza y con arrojo a los grupos terroristas en el sur y cerrar las puertas totalmente a la inmigración ilegal.

La economía y Hacienda

Al parecer la recesión que se pronosticaba para 2023 será menos dura. ¿Hay brotes verdes o es muy pronto para apostar por ello? ¿Cómo lo percibe el mundo empresarial?

-Hay factores que han mejorado el pronóstico para este año: la disciplina fiscal que ha contenido el déficit fiscal, el resultado del plebiscito y el nuevo proceso constitucional que se está llevando a cabo, el precio del cobre y el precio del litio. Además, el reciente rechazo a la reforma tributaria agrega más certidumbre, al tener que existir un consenso.

Sin embargo, queda por ver la reforma de pensiones y el impuesto al empleador que esta implica, que, sin duda, pueden afectar significativamente el desarrollo del mercado de capitales y el nivel de empleo.

¿Qué le parecieron los dichos del ministro de Hacienda, Mario Marcel, cuando tras el rechazo de la reforma tributaria en la Cámara, señaló que iban a celebrar quienes evaden impuestos y sus asesores?

-En lo personal, creo que todos los ciudadanos hemos aportado pagando nuestros impuestos, porque con ello esperamos contribuir a que el gobierno cumpla con su rol de apoyo a la sociedad. Por tanto, cuando el ministro Marcel expresó públicamente esa desafortunada frase, cometió un error y una injusticia mayor, porque nos trató de evasores a todos quienes teníamos dudas válidas de la efectividad de la reforma. Hasta el Colegio de Contadores se sintió que lo aludía, al mencionar que los asesores eran cómplices de estas personas, porque él fue bien claro en señalar que no se refería a los diputados, sino a la gente que tiene estructuras muy complejas con el sólo objetivo de evadir impuestos, los cuales sin duda son los menos. Creo que la imagen que se tiene de él tras estos dichos necesitará más que gestos para recomponerla y lograr que el diálogo fructifique.

¿Cree que es necesaria una reforma tributaria?

-Desde el 2014 en adelante hemos vivido una serie de reformas tributarias, las que se suponen son de mediano-largo plazo, persiguiendo siempre recaudar más y siempre con el propósito de potenciar la agenda social del gobierno. No obstante, además de que la base de personas que pagan impuestos es la misma de siempre, no ha habido mejoras en los servicios públicos más importantes. En salud, hay más de dos millones de personas en lista de espera para atenderse en el sistema público, y el plazo promedio de espera a nivel nacional es de cinco meses; en educación, entre los 100 colegios con mejores puntajes en el PAES, sólo tres de ellos son liceos municipales y uno es subvencionado. De todos los programas gubernamentales, entre los años 2018-2022 la Dirección de Presupuestos ha publicado 63 evaluaciones, donde el 60% de estos programas tiene un desempeño bajo o malo.

De que hay espacio para mejorar la gestión del gobierno, hay pruebas contundentes, pero siempre se va por el camino fácil: subir los impuestos.

El proyecto de reforma tributaria no puede volver a la Cámara hasta dentro de un año. ¿Qué es mejor para el mundo empresarial, resolver el tema lo antes posible en el Senado o esperar hasta 2024?

-Sería muchísimo más fácil establecer un diálogo donde hubiese un compromiso recíproco, de mediano plazo, entre el gobierno, los ciudadanos y las empresas que verán elevar sus impuestos, para tener una mejor gestión medible y cuantificable. Si no se cumplen los compromisos, no podría el gobierno ocupar el mismo ‘eslogan’ de siempre: que las empresas, la élite y los ‘super ricos’ de este país quitan la posibilidad de reducir la inequidad y las posibilidades de tener mejores pensiones, salud, sala cuna, etc. Y tampoco tendría un piso sólido para ir al Congreso a pedir alzas de impuestos.

Esta reforma no es sólo ponerse de acuerdo y establecer un diálogo fructífero, sino acordar compromisos medibles de mejora de gestión. De ser así, generaría más certidumbre, mayor disposición y más comprensión entre el que recauda y los que pagan impuestos. Y, por tanto, hay que tomarse todo el tiempo que sea necesario para llegar a un consenso como el mencionado, ya sea para ir al Senado o esperar un año más.

Los inversionistas locales se ven más escépticos y menos optimistas que los extranjeros. De hecho, las cifras de inversión extranjera son positivas. ¿A qué responde eso?

-Los inversionistas locales sin duda están más escépticos. Se ha visto que proyectos de inversión muy importantes que, habiendo superado todos los requerimientos y permisos de orden ambiental, posteriormente son paralizados e incluso se les caducan los permisos, argumentando razones de dudosa racionalidad técnica.

No obstante, durante el año pasado la inversión extranjera fue un 36% más que los últimos cinco años y el riesgo país se ha reducido significativamente, lo cual demuestra que Chile cuenta con la confianza de los inversores extranjeros y ese es un patrimonio que hay que cuidar. De no existir certeza jurídica, la inversión local se verá reducida y de no mejorar, puede dañar la confianza de los inversores extranjeros.

¿Cómo ve el futuro del país, que es lo que más le preocupa y lo que lo tiene esperanzado?

-El proceso para establecer una nueva Constitución, donde una gran mayoría se sienta representada, junto con el rechazo a la reforma tributaria reciente, que conduce a un mayor consenso y la estabilidad económica, son factores que me hacen ver que tendremos un buen futuro.

La delincuencia desbordada y el poco respaldo real a las fuerzas de seguridad y de orden, la reforma a las pensiones y sus implicancias, lo que acontece en La Araucanía y la inmigración ilegal, donde no hay soluciones terminales, sino parches momentáneos, lamentablemente hacen que esta esperanza se diluya.P

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