Corea del Sur: Ruta de la sexta economía más compleja del mundo

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La otrora economía agraria, golpeada por diversos eventos bélicos, evolucionó a punta de una planificación estatal de la economía que permitió el desarrollo de poderosas empresas de nivel internacional. La inversión en innovación y un sólido sistema educacional han sido claves.


A fines de los años 50, Corea del Sur figuraba como uno de los países más pobres del mundo, con una estructura productiva agraria colapsada tras la ocupación japonesa, la Segunda Guerra Mundial y la Guerra de Corea, panorama que dista mucho de su situación actual.

"Somos la quinta mayor economía exportadora y la sexta economía más compleja del mundo. Además, por ya varios años, hemos sido nombrados como la economía más innovadora del mundo", comenta David Yang, ministro de la embajada de ese país en Chile.

Las principales exportaciones de los surcoreanos, entre las que se cuentan circuitos integrados, automóviles, buques de pasajeros y cargas, partes de automóviles y petróleo refinado, son prueba de la transformación en la que tuvo un rol fundamental la conducción del Estado.

Acuciosa planificación

El proceso de transformación partió en la década de los 60, bajo la administración de Park Chung-Hee, quien buscó construir una Corea del Sur que fuera autosuficiente y no dependiera de otros poderes", explica Scott Snyder, experto en relaciones exteriores del centro de estudios Council on Foreing Relations.

A partir de entonces, la orientación económica se basó en la dirección estatal, que estaba orientada hacia una industrialización basada en exportaciones.

En concreto, se elaboraron planes quinquenales, los que incluyeron políticas para potenciar sectores productivos, así como el fomento de grandes corporaciones públicas y del gran capital privado. Fue en este contexto que se fundan los campeones nacionales: Samsung, LG y Hyundai, entre otros.

Se conformaba de esta manera el "Chaebol", concepto surgido de la fusión de las palabras "riqueza" y "clan" en coreano, para referirse a grandes conglomerados enfocados en las exportaciones, que el gobierno respaldó con préstamos preferenciales.

Se trató de una fórmula que compartieron otros tigres asiáticos, como Hong Kong, Singapur y Taiwán. En el caso de Corea del Sur, las Chaebol "jugaron un rol crucial en el proceso de industrialización" del país, actuando "como instrumentos de política pública", detalla Yang.

Park Chung-Hee solo dio el puntapié inicial a esta ruta de desarrollo. En los 80, los planes quinquenales apuntaron a avanzar desde la industria pesada hacia actividades de tecnología intensiva. Recién a fines de los 90, tras la crisis asiática, el Estado coreano comenzó a salir de la primera línea. Se reforzaron los marcos regulatorios del mercado, por ejemplo en materia de gobernanza corporativa, para luego avanzar en la privatización de varias empresas públicas.

En ese contexto, el sector privado se comprometió en aumentar la productividad y perfeccionar la tecnología existente. De esta manera, se han hecho cargo de entre el 70% y 80% de la inversión total de Corea del Sur en investigación y desarrollo (I+D), la cual representa el 4,5% del PIB, el porcentaje más alto de la OCDE, junto a Israel.

Educación un eje central

En materia de I+D, Chile está exactamente al otro extremo en el grupo (0,3% del PIB), mientras que el sector privado aporta poco menos del 40%. Pero esa no es la única diferencia.

Cuando comenzó su tránsito al desarrollo, en 1960, el PIB per cápita de Corea del Sur era de apenas US$158, inferior incluso a los US$505 de Chile. Pero su milagro económico no tiene parangón con el nacional, al marcar actualmente US$46.450, frente a los US$25.000 de nuestro país.

Por otra parte, la planificación de la evolución económica de la parte sur de la península vino acompañada de un fuerte respaldo al sistema educativo. "En el proceso de industrialización, los recursos humanos surgieron como un factor importante en relación con la necesidad de hacer frente al escaso capital y los recursos de manera más eficiente", precisan en un sitio web de promoción del país.

Estos esfuerzos quedaron reflejados en los resultados de la prueba PISA publicados la semana pasada, donde Corea del Sur aparece con los quintos mejores resultados, en el promedio de ciencias, matemáticas y comprensión lectora.

Con la misma vehemencia se aborda la formación durante la vida laboral. Según comenta Tuuli McCully, economistas para Asia Pacífico de Scotiabank, "los programas de capacitación y otras iniciativas relacionadas con la innovación desempeñan un papel clave en la formulación de políticas de Corea del Sur", lo que, a su juicio, ha permitido un crecimiento inclusivo en el país.

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