Columna de Matías Acevedo: “‘La cuenta de la vieja’ del Fisco”

Matías Acevedo

“Debemos aumentar el crecimiento potencial, revisar el gasto público, rebajar el impuesto corporativo al promedio de la OCDE y enfrentar con pragmatismo el desarrollo futuro del litio. De lo contrario, las consecuencias del déficit de ‘la cuenta de la vieja’ fiscal, como siempre, la terminarán pagando las futuras generaciones y los sectores más vulnerables”.


La princesa María Josefa de Borbón, hermana mayor del rey Carlos IV de España, deslumbraba en las reuniones de la monarquía realizando cálculos sencillos al rey. Tan escueta como certera, su forma de explicar la bautizaron en palacio como “la cuenta de la vieja”. La que podemos aprovechar para explicar un tema lejano y técnico, pero necesario sopesar, sobre el preocupante presente y futuro de nuestras finanzas públicas.

1. La meta: estabilizar la deuda pública, reduciendo el déficit estructural actual de 1,9 puntos del PIB. Por otra parte, el gobierno ha propuesto financiar un mayor gasto en salud, pensiones y seguridad cuyo costo fue estimado en 2,7 puntos del PIB. Raya para la suma, como diría la princesa, la meta de estabilizar la deuda, más las propuestas del gobierno ascienden a 4,6 puntos del PIB (1,9 + 2,7). La magnitud del desafío es equivalente a más del doble del costo anual de la PGU.

2. ¿Cómo lograrla? Debemos aspirar a déficit estructural cero, mientras el mayor gasto social y de seguridad que propone el gobierno debe llegar de fuentes permanentes. Veamos algunas medidas y propuestas que se han planteado:

a) Estabilizar la deuda: requiere que el gasto público crezca en términos reales 0,7% en promedio durante los próximos cuatro años. Como referencia, en los últimos 10 años hasta el 2019, el gasto público creció en promedio un 4,9% real, es decir 7 veces más. Por ejemplo, si el gasto creciera 3% real en los próximos 4 años, el déficit estructural alcanzará a 2,3 puntos del PIB el 2028. Un escenario factible, donde la deuda pública continuará aumentando, presionando a la baja la clasificación de riesgo soberano de Chile, con el consecuente aumento en el costo de financiamiento para las personas y empresas.

b) Medidas tributarias: el gobierno estima que, en sólo 3 años, se podría recaudar 1,5 puntos del PIB reduciendo la evasión y elusión. El FMI en enero de 2023 señaló en base a su vasta experiencia, que un escenario realista es recaudar 0,5 puntos del PIB. Y agregó que, para asegurar la sostenibilidad fiscal, no debe comprometerse gasto permanente antes de lograr la mayor recaudación. En el impuesto a las personas sabemos que la mayor parte de la brecha no está en el segmento que propone aumentar el gobierno y en consecuencia es probable que no se materialice.

c) Litio e hidrógeno verde: El reciente marco de entendimiento de Codelco - SQM, sumado al desarrollo del salar de Maricunga, nos podría aportar en el escenario central 0,6 puntos del PIB adicionales. Y es probable que el hidrógeno verde puede recaudar otros 0,2 puntos del PIB en el mediano plazo.

d) Eficiencia del gasto público: El gobierno propone 0,13 puntos del PIB en eficiencia. ¿De verdad les podemos decir a los chilenos que de cada $100 que aportan, la mitad de 1 peso se puede mejorar su eficiencia? La experiencia internacional en procesos de consolidación fiscal nos enseña, que para que este piso de espacio fiscal permanente se multiplique por 5 veces en mediano plazo (equivalente por ejemplo a un ajuste de 7% a los programas que presentan deficiencias) la decisión debe venir de arriba (Presidente) hacia abajo, (ministerios y servicios públicos).

3. El saldo de “la cuenta de la vieja” fiscal: contamos con la expectativa, lejos de ser una certeza, que en el mediano plazo se pueda financiar 1,43 puntos del PIB, proveniente de recaudación de cumplimiento tributario (0,5 pts), litio e hidrógeno verde (0,8 pts) y eficiencia del gasto público (0,13 pts). Es decir, la brecha de la meta inicial se reduce desde 4,6 a 3,2 puntos del PIB.

Como nos muestra este simple ejercicio, mientras no hagamos las tareas pendientes con convicción, las promesas a los ciudadanos se deben sincerar desde lo que anhelamos a lo que podemos. Debemos aumentar el crecimiento potencial, revisar el gasto público, rebajar el impuesto corporativo al promedio de la OCDE y enfrentar con pragmatismo el desarrollo futuro del litio. De lo contrario, las consecuencias del déficit de “la cuenta de la vieja” fiscal, como siempre, la terminarán pagando las futuras generaciones y los sectores más vulnerables.

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