Chile y Argentina, aliados energéticos

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Hace pocos días celebramos junto al Presidente Sebastián Piñera y el Secretario de Energía de Argentina, Javier Iguacel, la reanudación de las importaciones de gas natural argentino a nuestro país para la generación eléctrica, por primera vez en una década.

Este primer paso permitirá disponer de costos de generación más bajos en el período de mayor escasez hídrica en nuestro sistema, que es en época estival, especialmente en años secos como los que hemos vivido últimamente.

Muchos aún recuerdan las noticias de cortes de gas desde el país vecino. Como país, nos vimos enfrentados a uno de los mayores desafíos para nuestra industria y ciudadanía. Pero el sector energético pudo responder en tiempo y forma.

El tiempo pasado y el camino recorrido nos permiten dar una mirada hacia atrás con la sabiduría que otorga la experiencia vivida y las lecciones aprendidas, y poder recomponer lazos a partir de visiones compartidas.

Argentina cuenta con parte de las reservas más grandes del mundo de gas natural. En el último tiempo la autoridad transandina ha logrado establecer un marco que ha recompuesto el entusiasmo de los inversionistas.

Creemos que ambos países tienen la oportunidad única de compartir sus necesidades; Argentina requiere para viabilizar este mayor desarrollo colocar el gas en el mercado internacional, y Chile cuenta con infraestructura, espacio y oportunidades para ser un socio relevante.

El bienestar de nuestras sociedades será mayor en la medida que tomemos las decisiones adecuadas en conjunto. Debemos celebrar lo que hemos logrado en estos meses: recobrar las relaciones energéticas a partir del diálogo, voluntad política y gestiones eficientes.

Esto se refleja en que ya se inició la importación de gas y están en tramitación al menos 10 contratos, no sólo para generación eléctrica, sino que para usos industriales y residenciales.

Así podremos diversificar los orígenes de las fuentes primarias de generación, cuestión que no sólo hace que el mercado sea más competitivo, sino que introduce mayor flexibilidad y disminuye riesgos al interior de la industria, abriendo oportunidades para complementar nuestro gran potencial de energía renovable, considerando que el gas natural puede funcionar como un complemento frente a la variabilidad de estas fuentes. Sin duda que el papel que puede jugar en la descarbonización de nuestra matriz también es un elemento que debemos mirar con atención.

Nuestro crecimiento y la mayor madurez que hemos alcanzado nos han permitido contar con alternativas que antes no teníamos. Ya no son sólo gasoductos con Argentina las posibles fuentes de suministro de este hidrocarburo, sino que contamos con instalaciones que nos permiten traerlo de diversos mercados internacionales, lo que sin duda ha robustecido a nuestra industria y la seguridad de nuestro abastecimiento.

A veces olvidamos que en contextos estratégicos pasados hemos sido grandes aliados. Tanto es así, que nuestro nacimiento como naciones independientes fue forjado en conjunto.

De la misma forma, desde nuestro gobierno tenemos el convencimiento de que el desarrollo energético regional será un nuevo desafío que nos unirá, y nos llevará a una nueva etapa en la historia de nuestros países.

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