Bloomberg: "Ambicioso plan ferroviario chino choca con la burocracia chilena"

China Bankrolling Chavez's Re-Election Bid With Loans For Oil
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El gobierno todavía estudia la viabilidad del proyecto de US$2.400 millones que busca conectar a Santiago con Valparaíso por medio de un tren rápido.


El presidente, Sebastián Piñera, tomó una fotografía de su escritorio en el Palacio de La Moneda de Santiago.

"¿Saben quién es?", le preguntó a los periodistas. En la foto aparecía el presidente chino, Xi Jinping, hablando y gesticulando mientras una sonriente Piñera sostenía una copa de vino, pero la actitud amistosa presidencial no ha ayudado a llevar la iniciativa de la Franja y la Ruta de China a su última frontera latinoamericana. Pese al respaldo de Piñera, la asociación público-privada para construir la primera línea ferroviaria de alta velocidad en la región está entrampada en una red normativa.

Más de un año después de que la estatal China Railway Group se uniera a la compañía chilena Sigdo Koppers en un consorcio denominado TVS (Tren Valparaiso-Santiago), funcionarios todavía analizan si el proyecto de US$2.400 millones es de interés público, viable, racional desde el punto de vista ambiental, y legal. En Chile han visto proyectos ligados al programa de la Franja y la Ruta en países en desarrollo desmoronarse por las deudas y la corrupción.

"Donde hay inestabilidad y corrupción suele haber más facilidad para el desarrollo de infraestructura", planteó Ariel Armony, director del Centro de Estudios Internacionales de la Universidad de Pittsburgh y coautor de un libro sobre la evolución del papel chino en América Latina. "Participar en infraestructura en Chile es un nuevo nivel de madurez y experiencia en desarrollo para los chinos".

La iniciativa de la Franja y la Ruta, que Xi lanzó hace cinco años, es una analogía moderna de la Ruta de la Seda, la antigua red de vías comerciales. China ha invertido billones - la cifra exacta es incierta - en obras de infraestructura en Asia, Oriente Medio, Europa, islas del Pacífico y América Latina, pero los proyectos en los países más pobres se han visto perjudicados por la corrupción y han creado fricciones al no considerar a funcionarios y residentes locales, de acuerdo con el Center for a New American Security, y por definición, hay menos dinero para ganar.

Ahora China apunta a países más ricos, pero las leyes más fuertes y las clases medias políticamente activas ofrecen nuevas dificultades. En Italia, un acuerdo del mes pasado para unirse a la Franja y la Ruta provocó una pelea entre el populista Movimiento 5 Estrellas, cuyo ministro defendió la alianza, y su socio de coalición derechista, que advierte sobre amenazas a la seguridad. La Unión Europea y Estados Unidos se opusieron a la medida.

Aire costero

China ya es actualmente el mayor socio comercial de Chile, con US$45.000 millones en productos comerciados el año pasado, y el gigante asiático codicia el ingreso a su economía relativamente próspera y su política estable.

El proyecto que propuso TVS, y que estaría abierto a otros postores, conectaría a Santiago con Valparaíso y San Antonio en la costa del Pacífico. A 200 kilómetros por hora, reduciría a la mitad el tiempo de viaje, a 45 minutos, y transportaría hasta 25.000 personas diariamente.

Miembros del Ejecutivo con sede en Santiago podrían llegar más rápido al Congreso en Valparaíso y los turistas tendrían acceso rápido a las playas y la escena artística bohemia. El tren también transportaría cobre y productos agrícolas, con China como destino de exportación principal.

Pese al visto bueno de Piñera, la propuesta debe sobrevivir a una revisión rigurosa que ni siquiera ha comenzado formalmente.

Maratón administrativo

El Ministerio de Obras Públicas debe declarar el proyecto de "interés público" antes de los estudios de factibilidad y cumplimiento ambiental. Luego están las audiencias con la sociedad civil: el ministerio debe consultar a los ciudadanos para evaluar si el proyecto tiene beneficios o riesgos sociales. Las personas pueden objetar o hacer recomendaciones en cualquier etapa. Los hallazgos no son vinculantes, pero las reuniones consumen tiempo.

Incluso si el TVS puede pasar esas pruebas, reunir los permisos y ganarse a la ciudadanía, solo estaría calificado para hacer una oferta competitiva.

El proyecto fue presentado por primera vez por el consorcio chileno-chino en enero de 2018, pocos meses antes de que la expresidenta Michelle Bachelet dejara el cargo. Piñera dio a conocer que durante su mandato estaría listo. En octubre, prometió que el proyecto saldrá a licitación en 2019.

No obstante, a los inversionistas les preocupa que un largo escrutinio amenace su inversión, señaló Álvaro González, director de TVS.

"Las mayores preocupaciones son sobre los permisos que debemos obtener incluso después de ganar la licitación y por el tiempo que podría demorar la construcción", planteó González. "Hasta que el proyecto esté en funcionamiento, estamos perdiendo tiempo para recuperar la inversión".

Trenes en problemas

Sin embargo, ese intenso escrutinio es también lo que hace atractivo a Chile. En Venezuela, un proyecto ferroviario de US$7.500 millones quedó sin terminar y en decadencia, lo que le valió el apodo de "elefante rojo". En Ecuador, el expresidente Rafael Correa pidió prestados miles de millones a China para acelerar proyectos de desarrollo que llenado de deuda al país. Una represa construida en 2016 con US$1.700 millones en fondos chinos ha involucrado a algunos funcionarios del gobierno ecuatoriano en un escándalo de corrupción, mientras que la obra presenta daños estructurales.

Chile, en cambio, es el segundo país latinoamericano menos corrupto después de Uruguay, según Transparencia Internacional.

Escepticismo

Algunos temen abrir la puerta a China. Pablo Vidal, diputado de Revolución Democrática, declaró que Chile necesita con urgencia conectar zonas remotas en los más de 4.000 kilómetros de territorio nacional. Considera que el proyecto va en la dirección equivocada, literalmente.

"Construir un tren entre dos centros urbanos de desarrollo solo continuaría alimentando una lógica centralizada en el país, cuando en realidad se necesita conectar ciudades más pequeñas en el sur y el norte para estimular el crecimiento económico", aseveró Vidal.

Agregó que solo una pequeña élite urbana se beneficiaría. Chile es el país más rico de la región per cápita, pero tiene una brecha de desigualdad de ingresos sobre 65% más amplia que el promedio de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos.

Darío Espinoza, propietario de una empresa de turismo en Valparaíso y que también trabaja en una agencia de publicidad en Santiago, dice que el proyecto podría reactivar la economía de la región si se enfoca en la creación de empleos para los chilenos.

Si bien puede que Piñera no esté presente para ver el desarrollo del proyecto, China parece decidida a seguir adelante con una nueva estrategia para la diplomacia ferroviaria en la región pese a los retrasos.

"China aún está desarrollando experiencia sobre América Latina", explicó Armony, profesor de la Universidad de Pittsburgh. "Lo que estamos viendo es una curva de aprendizaje cuesta arriba".

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