Cristián Larroulet y su análisis de las elecciones: "Los chilenos no quieren un país socialista"

Cristián Larroulet
Víctor Tabja

El académico UDD asegura que el gobierno de Sebastián Piñera será coherente con el mensaje de unidad que ha dado durante la campaña y estos días. El ex ministro afirma que sin duda será un periodo de austeridad.




El ex ministro de Sebastián Piñera y colaborador del actual programa de gobierno del Presidente electo, Cristián Larroulet, se ha dedicado estos días a analizar los resultados del 17 de diciembre. Dice que "el resultado es histórico, por el respaldo enorme que tuvo el presidente". Recuerda que la centroderecha ha gobernado pocas veces, y menos con tanta diferencia en votación. Por ello llama a todos los sectores a sacar lecciones, los que tiene anotados en una libreta.

"La lección principal desde la perspectiva de la gobernabilidad de un país, es que se valora enormemente la unidad", asegura. Esta idea la repite más de una vez. Destaca las reuniones de Piñera con los ministros así como haber rescatado ideas de los programas de Ricardo Lagos, Carolina Goic e incluso de Alejandro Guillier en materia de salud. La segunda lección es la importancia de las certezas. "Cuando pasas cuatro años discutiendo que habrá una nueva Constitución, que no sabes qué tendrá ni cómo se hará, eso es un daño gigantesco", afirma. El tercer aprendizaje es que se valora la calidad de las políticas públicas.

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Y termina con lo que a su juicio es la principal lección: "que los chilenos no quieren un país socialista. Los chilenos quieren un país democrático, con economía de mercado, con un Estado que hace bien su pega. Esta discusión moderna no es si es un Estado grande o pequeño, es ser un Estado al servicio del ciudadano, pero que hace bien su trabajo".

¿Es de los que creen que la sociedad se movió a la centroderecha desde un país históricamente de centroizquierda, o lo ve como resultado de la despolitización de la ciudadanía?

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-Siempre he pensado que el país cambió hace mucho tiempo. Este es un país en que los chilenos tienen mucho más confianza en sí mismos, son personas que saben que el progreso depende de su esfuerzo y por eso el 70% de los chilenos ha dicho desde hace muchos años que el progreso depende de la educación y del trabajo. Este es un país de personas que está mucho menos ideologizado, la discusión derecha-izquierda ya no corre. Aquí hay que acostumbrarse a que será un país en el que habrá alternancia en el poder, nos parecemos mucho más a los países del hemisferio norte en el que hay coaliciones de centroizquierda, coaliciones de centroderecha. Cuando se pierde ese sentido, cuando una coalición extrema la ideología, siempre tendrá la otra coalición más opciones para ganar. No comparto esa idea de que Chile es un país de centroizquierda. Es un país que aspira por sobre todas las cosas al progreso y a la justicia.

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¿Y el candidato que se lo dé se lleva los votos, sin importar si es de derecha o izquierda?

-Así es. El mejor ejemplo de eso es el resultado de esta elección. Hay muchas personas que en la primera vuelta votaron Beatriz Sánchez y que en la segunda votaron Sebastián Piñera. Personas jóvenes, también personas que votaron por Carolina Goic se pasaron a Sebastián Piñera en segunda vuelta. Y personas que no fueron a votar la primera vez que esta vez sí lo hicieron. Esta elección ha servido para romper muchos mitos, como que este país es de centroizquierda. El mito de que en este país la centroderecha no se moviliza. Piensa que el resultado histórico de votación se da con voto voluntario, que también había sido muy criticado.

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Junto con el arribo de Michelle Bachelet al gobierno, también lo hacía la idea de que se instauraría El otro modelo, expresadas en el libro de Fernando Atria. ¿Fueron derrotadas estas ideas?

-Creo que las ideas en favor de la libertad, progreso, de tener una sociedad más justa, están muy profundas en Chile. Por eso que estas ideas, cuando se vieron amenazadas, como ha sido durante estos últimos cuatro años, se produce esta reacción por parte de los chilenos apoyando al candidato que tomó esas banderas. Ahora, las ideas contrarias como las de Fernando Atria, que estuvieron contenidas en el libro El otro modelo, esas ideas estarán siempre presentes. Lo que pasa es que el Gobierno actual cuando hizo el diagnóstico original sobre las causas del malestar chileno y recogió esas ideas socialistas para resolver esos problemas, cometió el primer error. El segundo error fue el de las políticas que implementaron. Sin duda, hay un rechazo al estilo de tratar de hacer todo rápido sin búsqueda de acuerdos, sin preocuparse mayormente del contenido técnico, esto que se reflejó en el concepto retroexcavadora. Eso sin duda, yo creo, tuvo una derrota muy fuerte y que estará por mucho tiempo.

Pero el Frente Amplio obtuvo una alta votación...

-Creo que este muy buen resultado del Frente Amplio apunta más bien no una cosa ideológica, sino que a una crítica especialmente en la juventud hacia los vicios de la política chilena. Por lo tanto, se equivocan los que creen en el Frente Amplio que este es un tema ideológico. Esto es más bien un tema de las instituciones políticas, de la modernización del Estado, de la modernización de la política, de las reformas que hay que hacer para tener un mejor Congreso, con mejores prácticas en el parlamento y en los partidos. Personas como Gabriel Boric, a quien le tengo un profundo respeto, teniendo ideas muy distintas, han internalizado esto y lo internalizarán mucho más.

Los tiempos que se viene no serán fáciles. ¿Cómo se negocia con un parlamento más diverso?

-Esa es la dimensión política de los tiempos difíciles, pero también hay tiempos difíciles más profundos. La situación fiscal es compleja, de muy pocos recursos y con la necesidad de volver al equilibrio fiscal en el mediano plazo. Por esto, necesariamente, serán tiempos de austeridad. Lo segundo es que serán tiempos desafiantes porque estamos viviendo en el mundo una revolución que no ha estado presente en los debates, que es la tecnológica. Se calcula que de aquí a no más de una década, entre el 50% y el 60% de las ocupaciones en China serán diferentes. Un tercer concepto de tiempo difícil, desafiante, es que se han deteriorado enormemente las expectativas, la confianza. El 80% decía que el país iba por mal camino. Hay que cambiar eso.

Pero también tiene un programa que requerirá de un respaldo en el parlamento, ¿qué estrategia debiera seguirse?

-El Presidente está marcando la línea. El habló de unidad y hoy está haciendo gestos de unidad. Él hará un llamado amplio a un gran acuerdo para sacar adelante los temas principales en los que hay consenso.

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