¿Puede el bitcoin ser una moneda nacional? El Salvador está tratando de averiguarlo

En la foto se pueda ver una tienda de accesorios para teléfonos en San Salvador, capital de El Salvador, que hizo que el Bitcoin fuera de curso legal en septiembre. Foto de Juan Carlos para The Wall Street Journal.

El país hizo que el bitcoin fuera la moneda de curso legal en septiembre pasado y ahora tiene como objetivo recaudar US$ 1.000 millones para financiar políticas económicas expansivas sacando provecho de la locura por las criptomonedas. Pero el FMI advierte que el bitcoin es demasiado riesgoso, y los salvadoreños, en su mayoría, se aferran a los dólares.


El presidente Nayib Bukele llamó al desarrollador de videojuegos canadiense y entusiasta del bitcoin, Samson Mow, al escenario, que estaba en la playa, durante una convención de bitcoin realizada en noviembre y que tuvo el estilo de un concierto de rock.

Frente a una pantalla adornada con la frase “Siente el bit”, Mow reveló la novedosa idea financiera internacional del pequeño país centroamericano: un plan para recaudar US$ 1.000 millones mediante la emisión del primer bono soberano respaldado por bitcoins del mundo. La multitud, una mezcla en su mayoría de partidarios de las criptomonedas, fanáticos de Bukele y algunos lugareños curiosos, estalló en fuertes vítores mientras filmaban el evento en sus smartphones.

“El bitcoin va a cambiar el mundo”, afirmó Bukele, vestido completamente de blanco, en el evento. “Es la evolución de la humanidad, y vamos para allá”.

En menos de tres años en el cargo, Bukele se ha movido rápidamente para rehacer su país. Ha destituido a jueces y llenado las cortes con sus partidarios, ha acosado a periodistas que informan sobre corrupción y se ha enfrentado con la administración de Biden por los esfuerzos de Bukele por cimentar su poder. Vistiendo chaquetas de cuero, lentes de aviador y una gorra de béisbol hacia atrás, se ha deleitado con los shows-escaramuzas políticas, refiriéndose a sí mismo, en broma, como “el dictador más cool” (o a la moda).

El presidente de 40 años es quizás mejor conocido por convertir a El Salvador en un laboratorio de la vida real para el bitcoin, brindando a entusiastas y escépticos por igual un caso de prueba para ver qué tan lejos pueden llegar las criptomonedas, más allá de su estado actual como una popular inversión especulativa y como medio de intercambio digital no regulado. En septiembre, El Salvador se convirtió en el primer país en adoptar el bitcoin como moneda corriente (o de curso) legal, lo que obligó a los comerciantes locales a aceptarlo como forma de pago.

El país tiene como objetivo sacar provecho de la locura por las criptomonedas, aprovechando nuevos mercados para pedir prestado y utilizando las ganancias de la minería de bitcoins para respaldar políticas económicas expansivas bajo su presidente. Bukele dice que la riqueza del bitcoin puede abordar la pobreza y la violencia de El Salvador y convertirlo en el Singapur de América Latina.

Los comerciantes dicen que pocos compradores usan bitcoin para las compras diarias. Foto por Juan Carlos para The Wall Street Journal

La venta de bonos pondrá a prueba si las economías en desarrollo pueden eludir a los bancos tradicionales de Wall Street y a los prestamistas de último recurso, como el Fondo Monetario Internacional (FMI), que a menudo imponen condiciones de austeridad, a favor de los fondos de un creciente grupo de inversionistas en el mundo de US$ 1 billón del bitcoin.

Hasta ahora, las reacciones se han dividido. El FMI ha criticado el movimiento de El Salvador hacia el bitcoin, diciendo que sus cambios de precios son demasiado riesgosos para la pequeña economía y que las políticas de Bukele están empujando el endeudamiento a “un camino insostenible”.

Desde la adopción del bitcoin como moneda, su uso en las transacciones diarias ha sido escaso, y una reciente encuesta encontró que alrededor del 70% de los encuestados no confiaba en la decisión del gobierno.

Por su parte, el bono planificado se negociará en una plataforma restringida para estadounidenses, lo que limitará su participación. Los bonos soberanos tradicionales de El Salvador tuvieron el peor desempeño entre los mercados emergentes el año pasado, cotizando con un gran descuento y ofreciendo rendimientos cercanos al 17% debido al aumento de los riesgos de incumplimiento (impago).

La oferta del bono respaldado por bitcoin, que la administración ha denominado “The Volcano Bond”, está programada para tan pronto como este mes o en marzo. El bono entregaría dólares estadounidenses al país y debe devolverse en dólares.

El gobierno de El Salvador dice que planea usar la mitad de la oferta de bonos —US$ 500 millones— para comprar más bitcoin y la otra mitad para el desarrollo de infraestructura, incluso para una futura Bitcoin City, una zona libre de impuestos para emprendedores donde se podría minar bitcoin nuevo usando la energía térmica de un volcán cercano que ya está extinguido.

El bono a 10 años ofrece a los inversionistas una tasa de interés del 6,5%, con dividendos adicionales después de cinco años. Luego de eso El Salvador planea comenzar a vender parte de su inversión en bitcoin a un precio futuro potencialmente más alto para obtener las ganancias esperadas.

Mow, de 42 años, director de estrategia de la empresa de tecnología Blockstream, que coordina la oferta, dijo en una entrevista que El Salvador no tendrá problemas para recaudar el dinero, en gran parte debido a los fanáticos de las criptomonedas que quieren invertir en un país que es pionero en la adopción del bitcoin. Mow, que está comercializando la oferta a los inversionistas, dijo que ya recibió US$ 500 millones en compromisos verbales de posibles compradores. La cifra no pudo ser confirmada por The Wall Street Journal.

Los funcionarios salvadoreños dicen que ya están considerando recaudar hasta US$ 5.000 millones a través de varias ofertas más de bonos respaldados por bitcoin. Bukele y el ministro de Hacienda, Alejandro Zelaya, se negaron a comentar.

Un ejecutivo financiero local dijo que la demanda del bono estaría vinculada a su novedad, no a los fundamentos económicos de El Salvador, refiriéndose a este como un bono “meme”.

El gobierno regaló el equivalente a US$ 30 en bitcoin para quienes se registraran a través de Chivo, una red estal de cajeros y billeteras digitales. Foto por Juan Carlos para The Wall Street Journal.

El presidente, expropietario de un club nocturno y ejecutivo de marketing, está apostando con el dinero de los contribuyentes en un intento por mantener altos niveles de gasto público que son un ingrediente clave de su popularidad, afirmó Carlos Acevedo, exgobernador del Banco Central de El Salvador. Debido a que El Salvador adoptó el dólar estadounidense como su moneda oficial hace dos décadas, no puede acelerar las imprentas como la mayoría de los países cuando necesita gastar más dinero. Tiene que ganar los dólares a través de exportaciones, las remesas o el turismo, o pedirlos prestados. Con Bukele, quien asumió el cargo en 2019, la brecha presupuestaria del país se duplicó a casi el 6 % del producto interno bruto en 2021.

El FMI, que se encuentra en prolongadas negociaciones sobre un programa de ayuda financiera de US$ 1.300 millones para el país, ha pedido al gobierno de Bukele que abandone el estatus de bitcoin como moneda nacional, diciendo que las fluctuaciones de precios hacen que sea demasiado riesgoso para los consumidores o como para ocuparlo como garantía de los bonos soberanos.

Los países en desarrollo de todo el mundo venden bonos del gobierno en monedas extranjeras como dólares, euros o yenes para financiar el gasto público. Algunos de ellos, como Argentina, han incumplido en numerosas ocasiones mientras luchan por ganar suficientes monedas fuertes o divisas para pagar la deuda.

Con el bitcoin, las apuestas son más altas. El bono puede atraer a los inversionistas que buscan un mayor rendimiento o que no pueden invertir directamente en bitcoin debido a las regulaciones, señaló el FMI en un informe reciente. Pero el cripto activo carece de los fundamentos económicos para respaldar su valor, y se negocia completamente en función del sentimiento. Sus fuertes cambios de precios podrían aumentar los costos del servicio de la deuda u obligar al gobierno a utilizar las limitadas reservas de divisas de El Salvador para cubrir una pérdida de valor, dicen los economistas.

La adopción del bitcoin encaja con la imagen autoproclamada de Bukele como un líder joven y moderno que se apoya en la innovación financiera y tecnológica. El movimiento le ha dado el estatus de celebridad entre una rica comunidad global de entusiastas del bitcoin. “La mayoría de los bitcoiners está dispuesta a morir en esa colina y, en este momento, esa colina es El Salvador”, afirmó Mow.

Bukele, un exalcalde que era conocido por hacer y concretar cosas, de la capital del país, San Salvador, ganó las elecciones presidenciales de manera aplastante en 2019 y se comprometió a erradicar la corrupción en un país marcado por la guerra civil, la violencia entre pandillas y el narcotráfico. Para su candidatura presidencial se separó del movimiento político izquierdista dominante del país, el FMLN, y formó su propio partido junto con sus hermanos, quienes pasaron de ser organizadores de campaña a asesores presidenciales no oficiales en asuntos que van desde el bitcoin hasta la respuesta a la pandemia.

Desde su elección, la violencia de las pandillas se ha reducido drásticamente, supuestamente después de que hizo una tregua secreta con ellas, según funcionarios estadounidenses. El FMI estima que la economía creció un 10% el año pasado, gracias a una buena gestión de la pandemia. Desde un principio, su administración buscó agresivamente las vacunas contra el Covid-19, lo que ayudó a Bukele a alcanzar índices de aprobación superiores al 80%, según muestran las encuestas. Eso lo convirtió en el líder más popular de América Latina, en un momento en que la mayoría de los titulares estaban siendo vilipendiados.

Al mismo tiempo, los opositores y los grupos de defensa de derechos dicen que tomó el poder despidiendo a su fiscal general y despidiendo a los jueces del tribunal supremo del país y a docenas de jueces en los tribunales inferiores para poder apilar y controlar el poder judicial. También hizo que la Corte Suprema reinterpretara la Constitución, para así permitirle postularse para un segundo mandato. Las maniobras han deteriorado los lazos con Washington.

El plan para adoptar bitcoin como moneda tomó por sorpresa a los salvadoreños cuando Jack Mallers, un empresario estadounidense de bitcoins de 27 años, lo presentó por primera vez en junio. Llevaba un polerón con capucha holgada y jockey de béisbol cuando presentó el plan en una conferencia de bitcoin en Miami bajo el título: “Un pequeño paso para el bitcoin, un gran salto para la humanidad”.

Un jubiloso Mallers abrió la sesión con una grabación de video en inglés de Bukele anunciando que enviaría un proyecto de ley a la Asamblea Nacional para hacer que el bitcoin fuera la moneda oficial. La multitud se levantó para ovacionar de pie. Unos días después, los legisladores aprobaron un proyecto de ley de tres páginas, que Mallers dijo ayudó a redactar en cuestión de horas. La legislación no fue debatida a nivel de comité del Congreso. Los sindicatos y grupos empresariales dicen que no fueron consultados.

El gobierno de Bukele ha gastado US$ 180 millones en la implementación de cajeros automáticos de bitcoin y una billetera electrónica con US$ 30 de bitcoin gratis para cualquiera que se registre. El gobierno dice que la gran mayoría de los residentes se inscribieron en la billetera electrónica, que se conoce como Chivo, la jerga local para decir “cool”, pero los comerciantes informan que hay pocas ventas con bitcoin, ya que las oscilaciones de precios de las criptomonedas hacen que el uso para las transacciones diarias sea incómodo.

La mayoría de los usuarios de la billetera electrónica de Chivo tomaron el bitcoin gratis y lo cobraron en dólares, según ejecutivos del sector financiero. Otros alegan que su dinero en Chivo desapareció por fraude. Ruth López, abogada del grupo de defensa de derechos humanos Cristosal, con sede en San Salvador, dijo que su organización ha recolectado las firmas de más de 1.000 salvadoreños que dicen que sus identidades fueron robadas a través de Chivo y que les defraudaron sus US$ 30. López sostuvo que Cristosal presentó una demanda ante la Corte Suprema en noviembre solicitando una investigación, pero no ha recibido ninguna respuesta.

Ruth López (en la foto), abogada del grupo de defensa de derechos humanos, Cristosal , basado en San Salvador, dijo que a algunas personas su dinero les ha sido defraudado en Chivo. Foto de Juan Carlos para The Wall Strett Journal.

La adopción ha sido lenta en un país donde dos tercios de los salvadoreños trabajan en el sector informal. El efectivo para la mayoría de los salvadoreños sigue siendo el rey. “Somos gente a la que le gusta tocar su dinero”, afirmó un operador de la línea de taxis de San Salvador, Danilo Martínez.

En la ciudad portuaria de La Unión, cerca del sitio donde se piensa construir Bitcoin City, el pescador de 42 años y operador turístico en bote, Luis Robles, señaló que espera que el nuevo desarrollo en su región —que pasa por una ruta principal para el tráfico de drogas— signifique más trabajo para él. También agradeció a Bukele por acabar con el crimen en La Unión, donde hasta hace un par de años los conflictos entre pandillas mantenían a la mayoría de los residentes encerrados en sus casas.

El padre de tres (hijos) se burló del uso de bitcoin, calificándolo como un misterio. “Va a ser un verdadero desafío para mí entender esas cosas”, afirmó Robles. “Especialmente porque soy analfabeto”, agregó.

Bitcoin podría agregar un riesgo especial para El Salvador, que durante mucho tiempo ha sido conocido como el hogar de bandas criminales que también tienen una amplia presencia en Estados Unidos. El sistema descentralizado del bitcoin abre las puertas a transacciones anónimas e ilícitas, como el lavado de dinero, la evasión de impuestos o el pago de rescates, dicen los economistas.

El bono planificado será el primer título de deuda soberana en negociarse como un crypto token en la plataforma Bitfinex, según Mow. No estará disponible en los mercados de bonos habituales.

Los ciudadanos y las empresas estadounidenses tienen prohibido el uso de Bitfinex. Mow dijo que los estadounidenses podrían invertir a través de brokers de bolsa fuera de Estados Unidos o a través de fondos extraterritoriales que participen en el bono. El año pasado, iFinex, operador de Bitfinex, llegó a un acuerdo para pagar US$ 18 millones en multas a la oficina del Fiscal General de New York después de que los fiscales acusaran a la compañía de ocultar US$ 800 millones en pérdidas a través de estados financieros fraudulentos.

El FMI ha criticado el movimiento de El Salvador hacía el bitcoin, afirmando que sus cambios de precios son demasiados riesgosos para una economía tan pequeña. Foto por Juan Carlos para The Wall Street Journal.

Cuando las naciones emiten deuda, sus bonos suelen estar respaldados por las leyes de New York o Luxemburgo, que otorgan a los acreedores algunas protecciones internacionales. El bono bitcoin será el primer valor estructurado bajo la ley de El Salvador, según Mow. Se espera que el gobierno revele pronto la legislación que regulará los bonos de bitcoin.

A fines de julio, Moody’s Investors Service redujo aún más la calificación de los bonos tradicionales de El Salvador pasándolos a territorio basura (o junk territory en inglés), citando “un deterioro en la calidad de la formulación de políticas” debido a la adopción del bitcoin y otras medidas. Fitch Ratings hizo lo mismo a principios de este mes, diciendo que “el debilitamiento de las instituciones y la concentración de poder en la presidencia han aumentado la imprevisibilidad de las políticas”.

En Twitter, Bukele es irreverente al burlarse de sus críticos y promocionar los cripto movimientos del país. Publica sobre compras de bitcoins que dice que su gobierno ha realizado “comprando luego de la caída” (o buying the dip en inglés).

En enero, cuando el precio de bitcoin cayó un 27%, Bukele dijo que su gobierno compró 410 bitcoins por US$ 15 millones. “Algunas personas están vendiendo muy barato”, afirmó en Twitter.

Si bien no hay datos públicos sobre las transacciones, los analistas de Wall Street han contado alrededor de 1.800 compras de bitcoins por una inversión de alrededor de US$ 85 millones, un número no muy pequeño para una diminuta economía de US$ 27.000 millones.

Durante gran parte del año pasado, la foto de Bukele en su perfil de Twitter lo mostraba con ojos de rayo láser, una imagen utilizada por los entusiastas de las criptomonedas. Luego lo cambió por un tiempo a una foto de él vistiendo una toga con un laurel al estilo Julio César, identificándose como el “Emperador de El Salvador”, antes de etiquetarse como “CEO de El Salvador”.

Al presidente le gusta trolear a sus críticos, dijo Mow. Una vez, al principio de su mandato, Bukele olvidó quitarse un jockey de béisbol que tenía puesto al revés y que había estado usando para mantener su cabello peinado hacia atrás en su vehículo presidencial. Cuando notó que sus detractores estaban molestos por su inusual atuendo, convirtió el jockey en su aspecto característico, dijo Mow, contando una historia que aseguró le habían contado los asesores del presidente. “Aceptas lo que los críticos te lanzan y sigues adelante”, afirmó Mow.

Algunos inversionistas de bitcoin desconfían de que Bukele se convierta en el niño símbolo del bitcoin. “Es difícil, porque no quieres apoyar a la administración de Bukele mientras desmantela las instituciones democráticas más rápido que Hugo Chávez”, manifestó Alex Gladstein, un partidario del bitcoin que también es director de estrategia de la Fundación de Derechos Humanos con sede en New York.

Mow dijo que vio el trabajar con esta administración como una forma de promover “la causa principal o mayor” de expandir el uso de bitcoin. Reveló que trabajó con el círculo íntimo de Bukele, incluidos dos de los hermanos menores del presidente, para diseñar el bono bitcoin. Los detalles finales aún se estaban resolviendo unas pocas horas antes de que se subiera al escenario con el presidente en noviembre.

“Lo más importante para mí es buscar los aspectos positivos, que es que este presidente está tratando de sacar a este país de la pobreza”, sentenció Mow. “No necesito estar de acuerdo con él al 100%”, acotó.

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