El precio del gas en Europa podría seguir bajando el año que viene por la escasa demanda y un abundante stock

Los inventarios de gas natural están llenos en un 93%, según la asociación del sector Gas Infrastructure Europe. FOTO: FABIAN BIMMER/REUTERS

Capital Economics prevé precios del gas en torno a 32 euros el megavatio hora a fines de 2024. Los mercados de la energía empezaron a tensarse hace dos años por la rápida recuperación económica tras la pandemia de coronavirus. Pero la situación se agravó drásticamente el año pasado tras la invasión rusa de Ucrania.


Según algunos analistas, los precios del gas natural en Europa seguirán bajando el año que viene debido a la escasa demanda y a unas existencias superiores al promedio, a pesar del frío comienzo del invierno en todo el continente.

La ola de frío que azotó a Europa hace unos días no ha contribuido a elevar los precios, ya que las existencias se encuentran en niveles cómodos después de que el clima inusualmente suave del otoño retrasara el inicio de la temporada de calefacción y mantuviera las reservas.

Según Bill Weatherburn, economista especializado en materias primas de Capital Economics, “preveo que la Unión Europea (UE) dispondrá de reservas de gas más que suficientes al comienzo del verano para afrontar el invierno del año que viene. Pero mucho depende del tiempo, y un invierno inusualmente frío podría agotar rápidamente las reservas”.

La empresa de estudios económicos prevé que el precio del gas ronde los 32 euros el megavatio hora (US$ 34,61) a finales del año próximo. El precio de referencia europeo, el contrato de futuros holandés TTF, ronda actualmente los 39 euros el megavatio hora.

El stock de gas natural al final del invierno suele ser objeto de un atento seguimiento por parte del mercado, ya que determina las reservas necesarias para el verano del año siguiente. Según la asociación del sector, Gas Infrastructure Europe, las reservas están llenas en un 93,31%. España y Alemania se sitúan en el 98,61% y el 93,99%, Italia en el 92,37% y Francia en el 93,32%.

Los mercados de la energía empezaron a tensarse hace dos años por la rápida recuperación económica tras la pandemia de coronavirus. Pero la situación se agravó drásticamente el año pasado tras la invasión rusa de Ucrania.

El Kremlin, que en aquel momento representaba alrededor del 45% de las importaciones de gas de la UE, recortó drásticamente los suministros en represalia por las sanciones occidentales, lo que provocó un aumento espectacular del precio del gas natural y la electricidad. Europa tuvo que reconfigurar las rutas comerciales y aumentar las importaciones de productores alternativos como Noruega y Argelia, así como de gas natural licuado procedente de Estados Unidos, y varios países reanudaron el uso del carbón para la generación de electricidad o prolongaron la vida útil de las centrales nucleares listas para el desmantelamiento.

El temor a la escasez llevó a los Estados miembros de la UE a introducir obligaciones de almacenamiento de gas y aplicar una serie de medidas de eficiencia, al tiempo que instaban a los consumidores a conservar el combustible y advertían de la obligatoriedad del racionamiento.

Este año hay poca preocupación por la escasez, y aunque las retiradas de existencias empiezan a acelerarse, los niveles siguen estando en máximos estacionales. Según los analistas de ING, Warren Patterson y Ewa Manthey, el actual nivel global de existencias se compara con un promedio de cinco años en torno al 84%.

Además, “el suministro de GNL de EE.UU. sigue siendo saludable, ya que la demanda en Asia aún es suave y la congestión en el Canal de Panamá también hace que sea conveniente transportar gas a Europa”, aseguraron en una nota.

ING espera que el almacenamiento europeo se sitúe en un rango del 45% al 50% de llenado al final de la temporada de calefacción 2023-24 -un nivel que aún se considera muy cómodo- y que la demanda se mantenga un 15% por debajo del promedio de 2017-21 hasta finales de marzo, seguida de una recuperación gradual a partir de abril.

La demanda europea de gas industrial repuntó un 9% interanual en noviembre, pero sigue siendo un 22% inferior al promedio de noviembre del periodo 2017-21, según datos de la agencia de precios ICIS.

La demanda del sector eléctrico también ha sido más débil. Según Moody’s, la demanda de electricidad en los principales mercados europeos sigue siendo débil debido al menor consumo industrial y al clima templado, y se espera que experimente solo una modesta recuperación el próximo año.

“El entorno internacional también está contribuyendo a suavizar la situación: los precios en Estados Unidos, el proveedor de GNL más importante de Europa, se han desplomado un 27% desde finales de octubre”, afirman los analistas de Commerzbank Research. “El Henry Hub cotiza a su nivel más bajo desde finales de septiembre. Esto se debe a la producción récord de gas en EE.UU. unida a unas temperaturas moderadas”, agregan.

Aun así, los analistas de Commerzbank siguen viendo margen para que suban los precios del gas, y prevén que el valor en Europa se sitúe en 50 euros el megavatio hora a mediados de 2024. Barbara Lambrecht, analista de materias primas del banco alemán, aseguró que la demanda podría recuperarse gracias a la mejora de las perspectivas económicas y que el mercado del GNL podría tensarse rápidamente, sobre todo si aumenta la demanda en Asia.

Las entradas de gas en Europa se han mantenido relativamente estables en lo que va de año, a pesar de algunas interrupciones en los flujos noruegos debido a cortes. De acuerdo a S&P Global Commodity Insights, las exportaciones noruegas de gas por gasoducto a Europa continental y el Reino Unido alcanzaron en noviembre su nivel más alto en 10 meses, y el suministro se aproxima ya a su capacidad. Noruega se ha convertido en el mayor proveedor de gas a Europa tras la interrupción de las exportaciones rusas por gasoducto.

Los observadores del mercado confían en que el abundante stock y la moderada demanda impidan que se repita la crisis energética del año pasado. Sin embargo, persiste la incertidumbre sobre la cantidad de gas que la región consumirá y transportará en verano o el frío que hará durante el invierno.

Según los analistas, persisten los riesgos de un mercado más tenso y de subida de precios, y la meteorología será la fuerza motriz de los precios del gas natural y de las tendencias del mercado.

A juicio de Giovanni Staunovo, de UBS, “los factores importantes a tener en cuenta son el grado de frío y suavidad del invierno tras un comienzo frío de la temporada invernal”. Además, “el año pasado, los particulares redujeron su consumo de energía por miedo a la escasez. Teniendo en cuenta los bajos precios actuales, es probable que los particulares sean menos conservadores este invierno, por lo que las reservas podrían caer más rápido este año que el pasado”, añadió.

La dependencia europea de las importaciones de GNL también expone a la región a otros factores de riesgo, como las tensiones en Medio Oriente, que podrían interrumpir las rutas de exportación, y las interrupciones imprevistas en las instalaciones de exportación estadounidenses, según los expertos del sector.

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