El comercio entre Estados Unidos y Europa se dispara con el acercamiento de los dos viejos aliados

La inflación, el temor a la recesión y los esfuerzos por reducir la dependencia económica de Occidente respecto a China han dado lugar a algunas políticas proteccionistas a ambos lados del Atlántico. Foto: Czarek Sokolowski/ AP

El ataque de Rusia a Ucrania y las dificultades económicas de China fomentan un renacimiento del comercio y la inversión. Este año, Estados Unidos ha importado más productos de Europa que de China, un gran cambio con respecto a la década de 2010, cuando China se convirtió en el socio comercial dominante de Estados Unidos.


FRANKFURT- El mapa económico mundial se está transformando rápidamente, con el comercio y la inversión entre Estados Unidos y Europa en auge, mientras la guerra de Rusia en Ucrania y el desgaste de los lazos entre Occidente y China acercan a los aliados transatlánticos.

Este año, Estados Unidos ha importado más productos de Europa que de China, un gran cambio con respecto a la década de 2010, cuando el país occidental se convirtió en el socio comercial dominante de Estados Unidos. Desde relojes suizos hasta maquinaria alemana y artículos de lujo italianos, el dinero y los productos están inundando el Atlántico como nunca antes. Esto está ayudando a los asediados fabricantes europeos, que están luchando contra los disparados precios de la energía. Y está impulsando a los puertos de la costa Este por delante de sus homólogos de la costa Oeste en cuanto a volumen de contenedores, tras años de pivoteo de Estados Unidos hacia Asia.

A su vez, las exportaciones alemanas a Estados Unidos aumentaron casi un 50% interanual sólo en septiembre. La debilidad del euro está dando a las empresas europeas una ventaja adicional en el vasto mercado estadounidense. También, las empresas europeas están invirtiendo recursos en Norteamérica, incluido México, atraídas en parte por el acceso a la energía barata.

Por su parte, Estados Unidos se está convirtiendo en uno de los mayores proveedores energéticos y militares de Europa, sustituyendo a Rusia como proveedor de gas natural y ayudando a los europeos a reforzar sus defensas. Alemania tiene previsto comprar 35 cazas F-35 de Estados Unidos, construidos por Lockheed Martin Corp. Las exportaciones de servicios estadounidenses a la Unión Europea están aumentando, con un incremento del 17% en 2021 respecto al año anterior, hasta alcanzar los 305.000 millones de euros, equivalentes a US$ 315.000 millones, según datos de la UE.

La floreciente relación transatlántica forma parte de una reorganización de la economía mundial según las líneas Este-Oeste. El corte del suministro energético europeo por parte de Rusia y el temor a una excesiva dependencia de China han cambiado la forma de comerciar de las empresas. A ambos lados del Atlántico, los gobiernos han animado a las empresas a producir productos críticos a nivel local en lugar de en Asia. Algunas empresas alemanas, por ejemplo, han empezado a exportar a Estados Unidos desde sus fábricas en Alemania en lugar de China, en parte para evitar los aranceles, según los grupos comerciales.

Al mismo tiempo, las pequeñas y medianas empresas alemanas, en particular, han estado diversificando sus inversiones fuera de China, donde se enfrentan a una creciente competencia nacional, al aumento de los costos laborales y a las arduas regulaciones del Covid-19, según un reciente estudio de la consultora Rhodium Group.

“Nos gusta aún más Estados Unidos en el actual contexto geopolítico”, sostuvo Ilham Kadri, director general de Solvay SA, una empresa química con sede en Bélgica que factura unos 11.000 millones de euros al año. Recientemente anunció una inversión de US$ 850 millones para construir instalaciones de fabricación de baterías en el sur de Estados Unidos, incluida Georgia, con el objetivo de beneficiarse del auge de las ventas de autos eléctricos.

“En estos momentos hay cuarentenas en China. Europa se enfrenta a una gran crisis energética y a la inflación, donde tenemos que vivir con menos gas del que podríamos imaginar”, aseguró Kadri. “Entonces miras a tu alrededor y dices: Estados Unidos lo tiene todo, ¿no?”. Los atributos clave de Estados Unidos son el petróleo y el gas baratos, los trabajadores cualificados y el apoyo del gobierno para construir infraestructuras de energía limpia, explicó.

Estados Unidos recibió inversiones extranjeras directas por valor de US$ 74.000 millones en los tres meses transcurridos hasta junio, la cifra más alta de todos los países, en comparación con los US$ 46.000 millones de China, según un informe de octubre de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos.

La economía estadounidense sigue teniendo un impulso considerable a pesar de las agresivas medidas adoptadas por la Reserva Federal este año para enfriar la demanda, y va camino de importar bienes y servicios por valor de 4 US$ billones este año, alrededor de un tercio más que en 2019, según datos de la Oficina de Análisis Económico.

Las empresas alemanas de ingeniería mecánica, un sector que emplea a cerca de un millón de personas, aumentaron sus exportaciones a Estados Unidos en casi un 20% interanual en los nueve meses hasta septiembre, hasta los 18.000 millones de euros. En cambio, las ventas del sector a China disminuyeron un 3% durante el periodo, hasta los 14.000 millones de euros, según la Asociación Alemana de la Industria de la Ingeniería Mecánica, o VDMA, un grupo comercial.

“Cada vez hay más obstáculos en China, mientras Estados Unidos está abierto”, comentó Ralph Wiechers, economista jefe de la asociación, refiriéndose en parte a los recurrentes y estrictos confinamientos de Covid-19 en China el año pasado.

Con el auge del comercio transatlántico, los volúmenes de contenedores en los puertos de la costa Este, como el de Nueva York, han superado a los de la costa Oeste, como el de Los Ángeles, en los últimos meses, según Josh Brazil, de Project44, una empresa de análisis de la cadena de suministro. El puerto de Nueva York y Nueva Jersey fue el puerto de contenedores más ocupado de la nación en septiembre por segundo mes consecutivo, manejando un 35% más de carga que en septiembre de 2019.

Los turistas estadounidenses también están llegando a Europa, aprovechando la fortaleza del dólar. En los primeros siete meses del año, Europa recibió casi el triple de visitantes internacionales que en el mismo periodo de 2021, impulsados por los viajes procedentes de Estados Unidos, según informó la Organización Mundial del Turismo a finales de septiembre. El grupo francés de artículos de lujo Kering, cuyas marcas incluyen Gucci e Yves Saint Laurent, dijo el mes pasado que sus ventas en Europa Occidental se habían disparado un 74% en los tres meses hasta septiembre, ya que los turistas estadounidenses acudieron a las ciudades de la región.

“La relación económica entre la UE y Estados Unidos es más fuerte de lo que ha sido en mucho tiempo”, señaló Margrethe Vestager, vicepresidenta ejecutiva de la Comisión Europea, el órgano ejecutivo de la Unión Europea. “Se ve en las cifras”, agregó.

En parte como consecuencia de la invasión rusa de Ucrania, los gobiernos europeos están impulsando sus capacidades militares y su ciberdefensa, tratando de construir más plantas de semiconductores en casa e impulsando la producción local en industrias como la inteligencia artificial.

Alemania y otros países europeos han aumentado sus compras relacionadas con la defensa a Estados Unidos. FOTO: MICHAEL SOHN/ASSOCIATED PRESS

“Es una dependencia que va en dos direcciones”, aseguró Vestager, señalando que Europa tiene el principal fabricante mundial de maquinaria para producir semiconductores en ASML Holding NV, con sede en Holanda.

La inversión extranjera directa europea en EE.UU. aumentó un 13,5%, hasta unos US$ 3,2 billones el año pasado con respecto al año anterior, según los datos publicados por el Departamento de Comercio de EE.UU. en julio. La IED estadounidense en Europa aumentó un 10% el año pasado, hasta alcanzar unos US$ 4 billones. Estas cantidades empequeñecen los flujos de inversión entre Estados Unidos y China.

Ahora bien, parte del repunte de las inversiones europeas en Estados Unidos se debe a la preocupación de los europeos por las perspectivas de su economía. El grupo químico alemán Lanxess AG está centrando sus futuras inversiones en EE.UU. y ya no tiene previsto invertir ningún dinero en la ampliación de sus plantas alemanas, según declaró este mes su director ejecutivo, Matthias Zachert, advirtiendo del descenso de la competitividad de Alemania, debido en gran parte a los altos precios de la energía.

El gigante energético español Iberdrola SA tiene en el punto de mira a Estados Unidos para casi la mitad de los 47.000 millones de euros que tiene previsto invertir en redes eléctricas y energías renovables en los próximos tres años, dijo Ignacio Galán, presidente ejecutivo de la empresa. El grupo distribuye electricidad en Nueva York, Connecticut, Massachusetts y Maine, y está colaborando en el desarrollo de un parque eólico en la costa de Massachusetts que podrá satisfacer las necesidades energéticas de más de 400.000 hogares.

Las oportunidades que ofrece Estados Unidos en este momento son grandes, dijo Galán. “Los responsables políticos estadounidenses están tomando la delantera a nivel mundial en la creación de un clima atractivo para invertir en la transición energética”, agregó.

Sin embargo, el acercamiento no está exento de fricciones. La inflación, el temor a la recesión y los esfuerzos por reducir la dependencia económica de Occidente respecto a China han dado lugar a algunas políticas proteccionistas a ambos lados del Atlántico.

El nuevo programa de incentivos fiscales de EE.UU. para los vehículos eléctricos -diseñado para reducir la dependencia de los componentes de las baterías chinas, al mismo tiempo que se aborda el cambio climático- ha suscitado fuertes protestas de la UE y otros aliados de EE.UU., que dicen que la política discrimina a sus fabricantes.

La UE manifestó en un comentario presentado este mes al Departamento del Tesoro que los incentivos “alimentan una competencia perjudicial por los insumos en un momento en que tanto Estados Unidos como la UE se han comprometido a cooperar más estrechamente en la resistencia de la cadena de suministro”.

Mientras los gobiernos protestan, las empresas europeas, desde los fabricantes de paneles solares hasta los de baterías, se apresuran a aprovechar las nuevas subvenciones estadounidenses. El gigante energético italiano Enel SpA dijo el jueves que construirá una fábrica de células solares en Estados Unidos, en un proyecto que podría costar más de mil millones de dólares, según estimaciones de The Wall Street Journal.

Tras introducir en octubre una estricta política para limitar la exportación de tecnología avanzada de semiconductores a China sin la participación de los aliados europeos y asiáticos, el gobierno de Biden ha estado negociando con los gobiernos holandés y japonés para abordar el impacto de la política en sus equipos de fabricación de semiconductores.

Estados Unidos y la UE también se enfrentan a la gran tarea de coordinar decenas de miles de millones de dólares en subvenciones a través de sus respectivos programas para revitalizar la fabricación nacional de semiconductores.

“Hay una sensación de renovación del modelo económico”, con el impulso a la fabricación local, manifestó Vestager. Dijo que Estados Unidos y la UE deberían trabajar juntos para establecer normas globales para las tecnologías emergentes, lo que beneficiaría a las empresas de ambas regiones.

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