Boris Johnson visita los Emiratos Árabes Unidos y Arabia Saudí en busca de más petróleo

El primer ministro británico, Boris Johnson, llegó el miércoles a Abu Dabi para reunirse con los líderes de facto de Emiratos Árabes Unidos y Arabia Saudí. 16 de marzo, 2022. Stefan Rousseau/Pool via REUTERS

El líder británico actuó como emisario de Occidente después de que los líderes del Golfo rechazaran las peticiones del presidente Biden para discutir la política energética en medio de la guerra en Ucrania.


El primer ministro británico, Boris Johnson, visitó el miércoles los Emiratos Árabes Unidos y Arabia Saudí para hacer llegar una petición de Occidente: bombear más petróleo. Resultó ser un encargo difícil.

Johnson se reunió a primera hora del miércoles con el príncipe heredero de Abu Dabi, el jeque Mohammed bin Zayed al Nahyan, y posteriormente con el príncipe heredero Mohammed bin Salman, para hablar de la mejora de la estabilidad en el mercado energético, después de que los precios del petróleo se incrementaran bruscamente ante la preocupación por las interrupciones del suministro tras la invasión rusa en Ucrania. Occidente necesita que la producción del petróleo de Medio Oriente aumente, ya que busca alejar a los países europeos del petróleo y el gas ruso, al mismo tiempo que evita el aumento de las facturas de energía para los votantes en casa.

La agencia de noticias estatal saudí declaró que Johnson y el príncipe Mohammed hablaron de asuntos internacionales, incluida la situación de Ucrania, sin embargo, no se refirieron a los mercados del petróleo. Funcionarios saudíes relacionados con las conversaciones agregaron que el líder británico se había ido de la reunión con las manos vacías.

Por su parte, el gobierno británico aseguró que los dos líderes “acordaron colaborar para mantener la estabilidad en el mercado energético”. Boris Johnson dijo al príncipe Mohammed que “nos enfrentamos a un mundo fundamentalmente cambiado”, añadió Downing Street.

En este encuentro, el primer ministro británico actuó como emisario, luego de que los líderes de facto de los Emiratos Árabes Unidos y Arabia Saudí eludieran las peticiones del presidente Biden para discutir la política energética. La visita se produjo en un momento en que la Agencia Internacional de la Energía había advertido de una crisis de suministro de petróleo a nivel mundial, debido a las interrupciones a gran escala del suministro de petróleo ruso, tras las advertencias similares de la OPEP (Organización de Países Exportadores de Petróleo).

Tras la reunión de Johnson con el príncipe heredero de Abu Dabi a primera hora del día, un portavoz de Downing Street indicó que Johnson “expuso su profunda preocupación por el caos desatado por la invasión de Rusia a Ucrania, y subrayó la importancia de trabajar juntos para mejorar la estabilidad del mercado energético mundial”.

Sin embargo, los obstáculos para aumentar la producción son muchos. Arabia Saudí y los Emiratos Árabes Unidos no quieren poner en riesgo el acuerdo entre el cártel petrolero liderado por Riad, la OPEP y Rusia, (una alianza denominada OPEP+), según dijeron funcionarios de ambos países. Ese pacto, que permite un aumento colectivo de la producción de 400 mil barriles al día, cada mes hasta alcanzar los niveles anteriores a la pandemia del Covid-19, no ha servido para frenar el alza de precios del petróleo, y los saudíes han bombeado menos de lo que les corresponde, señaló la Agencia Internacional de la Energía.

Mientras tanto, el creciente conflicto de Medio Oriente con Estados Unidos por cuestiones como la defensa en la región, hace que los Emiratos Árabes Unidos y Arabia Saudí estén menos dispuestos a satisfacer las exigencias de Occidente. Antes de la llegada de Johnson a Riad, una delegación estadounidense, encabezada por la subsecretaria de Estado en funciones, Yael Lempert, visitó el país para discutir cuestiones energéticas, entre otros temas, con el objetivo de estabilizar la relación, según declaró el Ministerio de Asuntos Exteriores saudí y personas relacionadas al caso.

“No confío en que Johnson sea capaz de entregar todo rápidamente”, sostuvo Sanam Vakil, experta en Medio Oriente, miembro del grupo internacional Chatham House. Sin embargo, advirtió, las visitas pueden tranquilizar a los líderes de Gran Bretaña comprometidos con su seguridad y sentar las bases de un cambio de política a más largo plazo.

A principios de este mes, la Casa Blanca intentó sin éxito concretar llamadas entre el presidente Biden y los líderes emiratíes y saudíes, informó The Wall Street Journal. A su vez, los saudíes también rechazaron el llamado para bombear más petróleo del presidente francés Emmanuel Macron, quien habló con el príncipe Mohammed a finales de febrero, según fuentes directas de la conversación.

Aquello dejó un hueco diplomático que Johnson esperaba llenar. El primer ministro británico y el príncipe heredero saudí, conocido como MBS, han mantenido una buena relación personal forjada hace muchos años, cuando Johnson era secretario de Asuntos Exteriores y el príncipe Mohammed estaba ascendiendo al poder, explicó John Jenkins, antiguo embajador británico en Arabia Saudí. El gobierno británico también envió al nieto de la reina Isabel, el príncipe William, para afianzar los lazos con los Emiratos Árabes Unidos en febrero. Esto, debido al abandono de Gran Bretaña a la Unión Europea, que busca como consecuencia profundizar los vínculos económicos con ambos países.

“También hemos hecho menos ruido con las acciones saudíes en Yemen, y seguimos apoyando sus operaciones”, dijo Jenkins. “Todo eso ayuda. Pero no está claro hasta qué punto la relación es realmente profunda. Boris Johnson no puede hacer que Estados Unidos ame a MBS, ni darle inmunidad soberana”.

Tampoco se esperaba que Johnson se reuniera con el rey saudí Salman, de 86 años, quien estuvo hospitalizado hasta el miércoles luego de someterse a pruebas médicas no especificadas y de haber recibido el cambio de batería de su marcapasos, señalaron los medios estatales.

Los saudíes han declarado que su relación con Washington se ha deteriorado bajo la administración de Biden, y que quieren más apoyo para su intervención en la guerra civil de Yemen y ayuda con su propio programa nuclear civil mientras el de Irán avanza, han dicho funcionarios saudíes. También quieren inmunidad legal para el príncipe Mohamed en Estados Unidos, donde se enfrenta a múltiples demandas, entre ellas por el asesinato del periodista Jamal Khashoggi en 2018.

El presidente Biden ha retirado algunas competencias y fuerzas militares de la región del Golfo, incluida Arabia Saudí, y congeló la venta de armas ofensivas al reino al enfrentarse a un aumento de los ataques con drones y misiles de los rebeldes Houthi, alineados con Irán, en Yemen.

El Reino Unido ha mantenido el flujo de armas. Entre 2010 y 2019, Arabia Saudí fue el mayor importador de armas del Reino Unido, según datos del gobierno.

Sin embargo, la visita estaba cargada de riesgos políticos para Johnson. La semana pasada, Arabia Saudí llevó a cabo la mayor ejecución masiva de su historia en un día, ejecutando a 81 personas, en lo que Human Rights Watch calificó de “muestra brutal de su régimen despótico”, al mismo tiempo que cuestionaba la imparcialidad de sus juicios.

Sin embargo, los legisladores del Parlamento británico criticaron repetidamente los asesinatos. “Nos sorprendieron las ejecuciones del fin de semana”, manifestó Amanda Milling, ministra del Reino Unido para Asia y Medio Oriente. “Planteamos nuestra preocupación; el embajador ha expuesto su preocupación al asesor de seguridad nacional saudí y al viceministro de Asuntos Exteriores”, agregó.

Arabia Saudí, por sí sola, puede hacer bajar los precios del petróleo porque no bombea a su máxima capacidad de unos 12 millones de barriles diarios. Actualmente produce unos 10 millones de barriles diarios y podría alcanzar su mayor capacidad en tres meses. Aunque cualquier muestra de señal de que está dispuesto a hacerlo provocaría una caída de los precios del petróleo, según los analistas petroleros.

A principios de este mes, la UE, que tiene alrededor de 1 millón de barriles diarios de la llamada capacidad de reserva, dijo que presionaría a la Organización de Países Exportadores de Petróleo para que bombee más petróleo, ya que los precios del crudo se dispararon hasta alcanzar máximos históricos a medida que avanzaba la invasión rusa en Ucrania. Sin embargo, otros funcionarios de la OPEP expresaron que les sorprendió el repentino cambio de mensaje de la organización y que no fueron consultados. A pesar de los comentarios, el país aún no ha tomado ninguna medida sustancial ni ha animado a la OPEP a cambiar de rumbo.

“Fue una intervención verbal que funcionó durante unos días, pero ni ellos ni los saudíes quieren agitar el barco”, señaló un alto funcionario de la OPEP+.

Por ahora, la OPEP se mantiene firme en sus planes de producción, según varios de sus miembros. Y aunque los precios han subido por la preocupación por la oferta, hasta ahora no ha habido ninguna interrupción significativa por parte de Rusia, dicen. El martes, los precios cayeron por debajo de los 100 dólares el barril, ya que los inversores apostaron por la baja de la demanda cuando China reintrodujo el encierro por el Covid-19.

“Cualquier medida de carácter político, en lugar de basarse en los fundamentos del mercado, sería contraproducente y sólo haría bajar los precios durante un breve periodo”, afirmó un alto funcionario de la OPEP del Golfo Pérsico.

Otros delegados declararon que, por el momento, no hay ninguna medida sobre la mesa, ya que la OPEP+ sigue previendo un superávit de petróleo este año.

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