Windows 11: su versión más ágil y práctica (pero que no está al alcance de todos)

⭐⭐⭐⭐★

En octubre debutó una nueva versión del sistema operativo más popular del planeta. Pero Windows 11 no es sólo una actualización: es una verdadera reestructuración de su arquitectura, que hace que todo sea mucho más práctico, asequible y sencillo. Por suerte.




El debut comercial de Windows como el sistema operativo de Microsoft fue en noviembre de 1985, y su intención era darle una interfaz gráfica al MS-DOS, sistema a base de comandos y órdenes que reinaba por esos días. En los 35 años siguientes, Microsoft ha lanzado toda una sucesión de nuevas versiones, con diversos umbrales de éxito y unos buenos tropezones en el camino hasta llegar a su edición más madura y práctica. Al menos, una que se desempeña fluidamente para las necesidades digitales actuales.

Es esperable. Mal que mal, el historial de aciertos y variados errores a lo largo de su historia le han dado a Microsoft los conocimientos y la experiencia necesaria para diseñar un SO que no sólo sea funcional y acorde para los tiempos que corren, sino que también fuese visualmente atractivo, fluido, sencillo y hasta entretenido de utilizar. Es así que tras varios avances y demos, Microsoft lanzó oficialmente la primera versión de Windows 11 el pasado 5 de octubre. Y la respuesta del público, en general y en primera instancia, ha sido positiva.

Como siempre, la idea es que poco a poco más computadores alrededor del mundo vayan actualizándose a él. El proceso puede hacerse de manera automática, de acuerdo al plan de despliegue de Microsoft, aunque para quienes no gusten de la espera hay instancias para realizar la actualización de manera manual. La idea, tal como se dijo durante su lanzamiento, es que “hay lugares en los que nos sentimos como en casa y Windows es uno de ellos”.

Así se ve el botón de inicio de Windows 11, con una barra centrada, muy similar al dock de macOS.

Hay que dejar en claro que no todos los computadores, ya sea de escritorio o portátiles, podrán actualizarse a Windows 11. Esto debido a que el sistema es bastante exigente en cuanto a requerimientos técnicos: entre otras cosas, exige al menos 4GB de RAM. De hecho, personalmente no pude hacer el upgrade —trabajo con Windows 10—, ya que el sistema no me dejó debido a mis viejas características internas, que ya tienen más de un lustro de uso.

Sin ir más lejos, para realizar la prueba para esta reseña, tuve que conseguirme un PC nuevo. Para conocer los requerimientos para instalar Windows, este es el link oficial de Microsoft, que en la misma página también cuenta con un comprobador automático de estado del PC.

Más espacio y fluidez que nunca

Hay que aclarar que la actualización del sistema no involucra el borrado de datos anteriores ni mucho menos. En mi caso, tal como sucede al momento de iniciar un nuevo celular, el sistema me preguntó si quería recobrar el estado de mi escritorio de Windows de aparatos anteriores. En ese sentido, después de la instalación, mi escritorio quedó tal cuál como era originalmente.

De entrada, ya visualmente el sistema presenta un look novedoso y atractivo. Se nota más suave, flexible y hasta los bordes redondeados destacan agradablemente. Es más limpio, se aprecia un mayor espacio visual y un ordenamiento de íconos más enfocado hacia el centro, donde el botón “Start” o “Inicio” original, ese que se ubicó por décadas en la esquina inferior izquierda de la pantalla, pasó a mejor vida, al igual que los cuadros o azulejos “inteligentes” de versiones anteriores.

El botón de inicio ahora ha sido reemplazado con el ícono azul de recuadros de Windows, y las principales apps y programas están anclados en la barra de tareas en el centro, similar al dock de aplicaciones que tiene macOS de Apple. Al apretar el ícono azul, aparece una ventana flotante que ofrece un buscador universal con el despliegue de las principales aplicaciones utilizadas, recomendaciones y sugerencias.

Abajo a la izquierda está el control del perfil de usuario y el clásico botón de apagado/reinicio está a la derecha. Todo es más ordenado y sencillo, aunque personalmente me gustaba más el dinamismo del menú anterior. Cosa de gustos.

Hacia la derecha, en la barra de tareas, nos encontramos con varios botones: uno de búsqueda (lupa), que además accede a herramientas de configuración, calculadora, recortes y otras apps de uso frecuente. Luego le sigue un útil botón para armar y administrar nuevos escritorios virtuales y otro que dice “Widgets”, tal como en su minuto existieron en Windows XP y Vista.

En este caso, sólo me desplegó la clásica ventana con noticias de múltiples fuentes, aunque su gracia —como me di cuenta después— es que la ventana tiene cierto dinamismo y va variando su contenido a medida que avanza la jornada. Es muy parecida a la app de noticias de Google y con altas posibilidades de personalización. La gran diferencia que tiene con los widgets de antaño es que no está “pegado” al escritorio, sino que aparece en esta ventana semitransparente que no molesta ni estorba en el área de trabajo.

Los widgets: no tan útiles pero mucho más cómodos que en sus versiones anteriores.

También en el inicio, y por defecto, tenemos un botón para la app de chat o videollamadas Windows Teams —la competencia a Zoom y Google Meet de Microsoft—, el renovado explorador de archivos, la app para el eficiente navegador Edge —que personalmente cada vez estoy usando más— y luego la también-muy-renovada tienda de aplicaciones de Microsoft. Por supuesto, se pueden agregar o sacar botones, y todo se puede ajustar a gusto del usuario.

Abajo, a la izquierda, se mantienen las notificaciones de apps abiertas en segundo plano, conexión a Internet, teclado, sonido y batería, además de la hora y la fecha, aunque en vez de desplegar la información y las notificaciones en un mismo panel, Windows 11 ahora las muestra de manera grupal, tal como sucede en MacOS.

Más versatilidad y convergencia con los móviles

Inicialmente, queda un buen sabor de boca a la hora de acceder a las aplicaciones, la información, los archivos o documentos sin necesidad de tantos clics como antes. Hay una sensación de suavidad y fluidez que de alguna manera emula la sensación de navegación que poseen los sistemas operativos móviles.

En términos de novedades estructurales, Windows 11 está claramente diseñado para un uso óptimo, ya sea vía mouse/teclado o vía touch. Además, el sistema permite el uso de aplicaciones de Android a través de la tienda de Amazon. Y sí: TikTok, Uber, junto a miles de aplicaciones y videojuegos diseñados para los smartphones podrán ser descargados y utilizados desde el computador.

Por ejemplo, ahora tengo la posibilidad de bajar Instagram y publicar fotos desde el computador sin necesidad de pasar por el teléfono. De hecho, ya no existe un “modo tableta”: todo está armónicamente integrado, incluyendo un rediseñado teclado, mucho más cómodo y claro, basado en SwiftKey, la app para teclados móviles que fue adquirida por Microsoft hace algunos años.

Otro detalle interesante es la función Snap Layout, que permite reordenar las múltiples ventanas y aplicaciones que uno pudiera tener abiertas. Es cosa de posar el cursor en el botón superior derecho y, automáticamente, Windows 11 ofrece múltiples opciones de reordenamiento, dependiendo del tamaño del monitor. Una bendición para quienes gustan del multitasking. Incluso, el nuevo copiar/pegar, mucho más amplio y multimedia, ahora permite incluir emojis y gifs.

Por otro lado, ante la apertura de los PC al sistema de suscripción de videojuegos Game Pass y al ecosistema de Xbox, Windows posee una gran integración con todo lo que tenga que ver con gaming. Por un lado, tenemos una nueva versión del protocolo multimedia DirectX (12), que mejora la experiencia de correr y ver videojuegos, incluso con trazado de rayos, y las tasas de refresco para pantallas ahora contemplan un rango de los 60 a los 120+ Hz. Y por el otro lado, tenemos rango dinámico alto (o HDR) automático y modos de optimización y tecnología DirectStorage, la que permite cargar juegos más rápido. Además, al ingresar a Windows 11 el sistema ofrece un mes gratis para probar la suscripción a Game Pass. Qué mejor.

La nueva Windows Store, muy cómoda, espaciosa y de fácil uso.

Veredicto Práctico

En general, y luego de semanas de uso, me gusta el nuevo Windows. No es perfecto en algunas de sus innovaciones, aunque su asimilación también es cosa de costumbre y usabilidad. De todas formas, estamos hablando de un sistema operativo maduro y renovado, que ha limpiado todas sus inconsistencias para desplegar un espacio de trabajo fluido, limpio y amistoso. Es rápido, intuitivo y funciona muy bien como sistema de escritorio y también en su versión para tablets.

Sin embargo, al mismo tiempo estamos hablando de una actualización que va a obligar a muchos usuarios a cambiar necesariamente sus computadores por unos más nuevos y potentes para poder acceder al sistema. Es notorio, también, el empuje que realiza Windows 11 a utilizar el ecosistema de productos y servicios de Microsoft, una oferta que no necesariamente es mejor que la que ofrecen Apple, Google o Samsung, por mencionar algunos. En general, eso sí, la mayoría de las novedades son buenas y bienvenidas mejoras, que van a ayudar que el sistema operativo más usado en el mundo sea más amigable, sencillo y atractivo.

Nota: ⭐⭐⭐⭐★


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