No es solo copiar y pegar: cinco formas en que ChatGPT realmente puede ayudar en los estudios

Mientras en algunos colegios y universidades lo prohiben para evitar plagios, muchos académicos y especialistas sugieren integrarlo como apoyo escolar. Aquí algunos consejos de expertos en IA para sacarle verdadero provecho a esta herramienta.




Desde los albores de la computación doméstica, cada nueva herramienta que la tecnología digital despliega suele significar un desafiante escenario para los profesores. Desde los CD-ROM de la Enciclopedia Encarta —con la cual aprendimos el arte del copy-paste—, pasando por los resúmenes del Rincón del Vago hasta la infinitud de Wikipedia: todas estas creaciones han sido primeramente resistidas por los docentes, luego aceptadas y finalmente incorporadas en el ecosistema académico, tanto escolar como universitario.

Con ChatGPT esto está lejos de ser diferente, aunque ciertamente estamos hablando de una versión en esteroides de todas las herramientas anteriores mencionadas. No por nada, la revista Time se refirió a él como el “avance tecnológico más importante desde las redes sociales”.

Por si no lo sabes, ChatGPT es “un modelo de lenguaje de inteligencia artificial desarrollado por (la compañía) OpenAI, que se entrena para comprender y generar lenguaje natural. El modelo utiliza un enfoque llamado ‘Transformers’, que le permite comprender y generar texto en un nivel más profundo que otros modelos de lenguaje previos”, se autodefinió la misma plataforma consultada por La Tercera.

ChatGPT ya tiene más de 100 millones de usuarios en el mundo, muchos de los cuales lo ocupan para apoyar sus estudios o trabajos escolares. Foto: AP.

Muy en sencillo, es un chat al que cualquiera puede ingresar y pedirle que redacte todo tipo de textos, entregue información, haga reseñas o incluso cree columnas de lo que sea. Hasta se le puede pedir, si le provees la información correspondiente, que escriba canciones o poemas sobre cualquier persona o acontecimiento.

La pregunta cae como una fruta madura: ¿cómo afecta una herramienta como ChatGPT a los procesos educativos? En Estados Unidos, ante su masiva popularidad —a junio de 2023 ya tiene más de 100 millones de usuarios—, algunos colegios y universidades han bloqueado su acceso y prohibido su uso para tareas y trabajos. Un intento de tapar el sol con un dedo, puesto que en cualquier dispositivo con conexión a internet uno puede ingresar al sitio de OpenAI.

“Si no puedes contra ellos, úneteles”, dice el refrán. En este caso, como en tantos otros, esa parece ser la única alternativa para los profesores. Ahora bien, ¿cómo se le puede sacar un verdadero provecho educativo a esta herramienta y que no se traduzca en un vulgar copiar–y-pegar?

Puede ser un gran aliado

“ChatGPT puede ser una excelente herramienta para complementar los estudios”, asegura Thomas Maureira, experto en inteligencia artificial y jefe de tecnología en Racional. “Su capacidad para generar respuestas coherentes y contextualmente relevantes puede ayudar a los estudiantes a obtener información adicional y aclarar conceptos complejos”.

Cristian Sepúlveda, fundador de Ubiqq —empresa que entrega servicios de streaming e inteligencia artificial—, opina parecido. “Esta y otras tecnologías de IA son un gran diferenciador a la hora de estudiar, sobre todo para personas con alguna dificultad para ser parte de la educación tradicional”, dice. “ChatGPT, particularmente, tiene precargada mucha información que es suficiente para complementar la educación primaria y media”.

En la educación universitaria, eso sí, Sepúlveda cree que en áreas de estudio muy específicas el bot de OpenAI podría no tener buen rendimiento, dado su carácter generalista.

Al día de hoy ChatGPT es una herramienta que ya tiene una mayor capacidad que la mente humana en cuando a procesamiento de texto, agrega Juan Sebastián Jiménez, experto en herramientas de IA en Ubits. “Va por delante y sigue aprendiendo a velocidad exponencial”.

La clave, dice, es ser responsable y específico a la hora de preguntarle. “Si la pregunta no es buena, la respuesta tampoco lo será”, advierte.

Nosotros tenemos una pregunta buena y específica: ¿de qué maneras puede ChatGPT ser un aporte —y no una trampa— a la hora de estudiar?

Maureira, como si fuera un modelo de lenguaje artificial, responde con tres conceptos:

  • Ordenar apuntes: Los estudiantes pueden emplear ChatGPT para organizar y estructurar sus apuntes de manera más efectiva. Para eso deben ingresar la materia o contenido que se tenga escrito y pedirle a la IA que lo ordene. Así se pueden generar resúmenes claros y concisos, identificar temas clave y establecer conexiones entre los diferentes conceptos, lo que les ayudará a tener una visión general más clara de la materia.
  • Corregir redacción: ChatGPT puede funcionar como un corrector de estilo y gramática, ayudando a mejorar la calidad de la escritura. Al recibir sugerencias sobre la estructura de las oraciones, la elección de palabras y la coherencia del texto, pueden perfeccionar sus habilidades de redacción y comunicación escrita. Solo hace falta preguntarle: “¿Puedes identificar los errores ortográficos y gramáticos del siguiente texto?”.
  • Recopilar información: se puede aprovechar ChatGPT para obtener información adicional sobre un tema específico. Al formular preguntas, se pueden recibir respuestas relevantes y enriquecer su comprensión y conocimiento sobre el tema en cuestión. Esta función puede ser especialmente útil para investigaciones preliminares o para obtener diferentes perspectivas sobre un tema.

La misma plataforma, frente a esta pregunta, suma un par de conceptos más:

  • Generación de esquemas o mapas mentales: puedes describir a ChatGPT la estructura y las relaciones entre diferentes conceptos y pedirle que te ayude a generar un esquema o un mapa mental visual. Esto puede facilitar la visualización de la información y la comprensión de las conexiones entre los diferentes temas.
  • Preguntas de repaso: Hazle preguntas a ChatGPT sobre tus apuntes para repasar y consolidar tu conocimiento. El modelo puede proporcionar respuestas y aclaraciones adicionales que te ayuden a comprender mejor los conceptos y a identificar posibles lagunas en tu comprensión.

Aprendizaje activo

Una reciente nota de Forbes informa que las escuelas públicas de al menos cinco estados australianos han prohibido ChatGPT. Además, consigna el artículo, algunas universidades internacionales que han hecho lo mismo son la de Cambridge, el Imperial College de Londres, Sciences Po en París y la Universidad RV en Bengaluru, India.

El pasado mayo, el Ministerio de Educación de Chile lanzó la “Guía para docentes: Cómo usar Chat GPT para potenciar el aprendizaje activo”.

ChatGPT ya tiene su app oficial, con la cual incluso puedes preguntarle con tu propia voz.

Coincidiendo con ese enfoque, Jímenez cree que el mundo docente debe ver esta herramiento como un complemento y no como un enemigo. “Una buena manera es hacer trabajos y tareas que involucren su uso en el proceso: de esa manera se elimina el factor de riesgo de ser usado fraudulentamente”, propone.

Maureira propone tres directrices por donde debiese ir el trabajo entre profesorado y estudiantes y así sacarle un fructífero provecho:

  • Fomentar la creatividad y el pensamiento crítico: en lugar de simplemente buscar respuestas, los estudiantes deben ser animados a plantear preguntas desafiantes y utilizar ChatGPT como un recurso para explorar diferentes fuentes, perspectivas y enfoques.
  • Brindar pautas y sugerencias: los profesores pueden utilizar ChatGPT como una herramienta de retroalimentación para los estudiantes. Al revisar las respuestas generadas por el modelo, los profesores pueden proporcionar pautas y sugerencias adicionales para mejorar la calidad del trabajo de los estudiantes, ayudándoles a desarrollar habilidades de investigación y análisis crítico.
  • Enseñar a evaluar y verificar la información: es fundamental comprender que esta herramienta no reemplaza la consulta de fuentes académicas confiables, ni tampoco que deban ejercer el pensamiento crítico al utilizar los resultados proporcionados.

“Hay que tener ojo”, apunta Sepúlveda, ya que según él todas las herramientas de IA tienen un problema. “Se llama alucinación: a veces, si no tiene los datos certeros, puede inventarlos y entregarlos como verdaderos. Por eso, hasta el momento no se puede confiar ciegamente en lo que diga”.

Sepúlveda cree que la enseñanza debe evolucionar hacia la educación por proyectos. ¿Qué significa eso? Que a los estudiantes se les de un objetivo final, y para resolverlo tengan que integrar distintas áreas de conocimientos e información, como herramientas de IA, para recopilar información, estructurarla y así avanzar en completar una tarea.

“Si el trabajo se basa en que el alumno entregue un informe tipo resumen de datos, lo más probable es que se lo pida a ChatGPT, el cual lo hará completo y el alumno no aprenderá mucho”.

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