Ha llegado caja: conoce el mundo de las suscripciones

Foto: Kelly McClintock.

Son cajas que llegan a tu puerta con frecuencia sagrada y no siempre sabes lo que traen dentro. Pero esa sorpresa es justamente la gracia de este formato, que se ha popularizó durante la pandemia, y que se basa en la experiencia de desempacar y disfrutar de productos premium.




Hay personas que aman la experiencia de compra presencial, y les provoca placer vitrinear y pasear por tiendas. A otras les gusta recibir sus productos por delivery después de haberlos elegido y pagado online, una instancia que durante este periodo de encierro se potenció a niveles inéditos.

Para ellos, cuando llega un paquete esperado, la experiencia de desenvolver el producto —sobre todo si tiene un empaque impecable— puede llegar a ser eufórica. Si piensas que esto es una exageración, piensa en el último paquete que llegó a tu casa y recuerda cómo te sentiste.

Pero en paralelo a todo el comercio online que existe hace rato, hace algunos años apareció una rama más delicada y especializada: las cajas de suscripción. Se trata de una pequeña curatoría y selección de productos o artículos pensados para un cliente específico, que disfruta de un interés puntual o más amplio.

“Desde el punto de vista del cliente, son un modo económico y sencillo de comprobar la oferta de una empresa en particular”, explican en el sitio PackHelp.es, quienes se dedican a fabricar cajas para diversos emprendedores. En este mismo artículo especifican que “en lugar de tener que esquivar a los comerciales en las calles más concurridas de la ciudad, puedes sentarte en casa cómodamente y echar un vistazo a cientos de cajas con productos novedosos”.

Y es que este es un modelo de negocios muy bueno para emprendedores, ya que resulta ser una buena forma de manejar el stock y sostener una clientela constante. También puede ser un desafío grande, sobre todo si la caja corresponde a un modelo mensual o trimestral: las expectativas de los clientes serán cada vez más altas, por lo que existe una mayor exigencia.

En Chile, esta pequeña industria va en aumento y hay muchísimos proyectos interesantes en cuanto a cajas de suscripción. Conversamos con algunos emprendedores y gestores de este tipo de proyectos, donde el factor sorpresa es el que hace ganar más clientes.

“La Caja”, by SoyTe

No sería exagerado decir que Valentina Urzúa (@soytendencia) es una de las emprendedoras online más exitosas a nivel nacional. Su proyecto de título, Soy Tendencia, cobró tanta vida hace siete años, que además del sitio surgieron otras líneas de negocios que hoy tiene en su cartera profesional, como la tienda de ropa y accesorios, el juego Sexta Reina y La Caja, una de las pioneras en Chile en este formato —comenzó hace cuatro años— y que se ha convertido en un monstruo.

Lo denomino así porque se desata una verdadera locura entorno a La Caja by SoyTe. “Un profesor de la Universidad Adolfo Ibáñez me dijo ‘quiero estudiar lo que pasa con tus cajas, porque es una cosa muy extraña lo que se genera en tu seguidor o cliente’”, relata Urzúa. Y es que realmente se desata mucha ansiedad entre quienes quieren una de las 1.500 unidades que se ofrecen en cada edición.

“Se venden en 4 minutos", explica ella. "O sea, son seis transacciones por segundo, yo creo que eso no lo logra ni un retail”. Esta caja es especial porque su curatoría se hace de modo sorpresa, es como un auto regalo de navidad: pagas, no sabes lo que viene, y te emocionas tanto como al abrir los regalos debajo del árbol. “Lo comparo como cuando ibas a la feria en verano y estaban las sorpresas por 100 pesos: puede que te saliera cualquier cosa, pero la sensación de abrir algo y que fuera sorpresa era rico”, cuenta Valentina.

“Me pasaba que por mis redes sociales me llegaban regalos —hoy tiene más de 190 mil seguidores en Instagram—, y a la gente en los comentarios les sorprendía y me preguntaban dónde podían comprar estas cosas”, cuenta Urzúa. Precisamente ese es el corazón de La Caja: hacer sentir especial a la persona que la adquiere o a la que le regalan una, donde todo detalle está orquestados por la cabeza de Valentina y su equipo de diez personas, que trabajan con un margen de 5 meses pensando en cada caja, desde las propuestas de potenciales marcas invitadas y el testeo de los productos que vienen, hasta el packaging y la propuesta visual de cada una.

Si tenías la impresión de que es fácil para un producto entrar a trabajar con Soy Tendencia, no es tan sencillo, porque todo se hace con pinzas. “Se habla mucho con la marca que quiere estar en La Caja, porque es un nuevo lanzamiento, o porque se quiere posicionar, y de acuerdo a cada requerimiento de cada marca con su producto, se hace una campaña publicitaria”, dice Urzúa.

Cada marca entra como canje publicitario, donde ellos entregan los productos y retornan con diversas acciones de publicidad. A esto se suma el proceso de testeo del producto, para verificar si la experiencia está en línea con Soy Tendencia. “La gente cree que hacer una caja es muy fácil y es súper complejo el proceso que hay detrás”.

“Para mi es muy importante que todo lo que hacemos lo hagamos con sentido; no vender por vender”, dice Valentina. Por eso quieren mantener este modelo pequeño de 1.500 cajas, porque cuidan mucho la experiencia de cada cliente con La Caja. “Es entregar amor en forma de caja”. Actualmente su modelo está explorando el océano masculino a través de una caja especializada para ellos y también tiene a La Caja en Perú.

Esta popular Caja funciona vía suscripción y no es fácil tener cupo. Puedes suscribirte apretando aquí, pero en el sitio de Soy Tendencia hay una selección de cajas con nombres de planetas que podrían interesarte, como la que puedes ver a continuación, llamada Caja Urano.


“El Club”, de La Tejería

Hace algunos años que Javiera Hernández pausó su carrera como periodista para potenciar su veta de emprendedora. La Tejería es un espacio en el que las personas que aman tejer pueden encontrar todo: desde ovillos hasta cursos específicos de puntos, estilos o productos como carteras o alfombras. En plena pandemia, se gestó el proyecto de Club La Tejería.

“Nuestras ventas online de materiales para tejer aumentaron considerablemente, y también porque desde mediados de marzo que no hemos podido volver a hacer clases de tejido de forma presencial”, comenta Hernández, fundadora del proyecto.

El problema de las clases online es que debían ser pocos alumnos para que todos aprendieran bien. “Necesitábamos resolver el tema de llegar a un alcance mayor de alumnas sin tanto desgaste de horas en vivo para nosotras (las profesoras)”, dice. Así nació Club La Tejería, que funciona como una suscripción mensual donde cada mes te llega un nuevo desafío para tejer. Existen grados distintos como la básica “Lana”, un ebook que contiene todas las instrucciones para tejer un proyecto específico.

La intermedia es “Lanita”, donde ya eres alumna de La Tejería, y además del ebook “pasas a integrar un grupo online cerrado, donde compartimos videos tutoriales, una clase en vivo al mes, puedes subir tus dudas y avances, y compartir con otras tejedoras de todo el mundo”, explica Javiera.

La última categoría es “Lanera”, la caja experta y que se devoraría cualquier amante del tejido. Es igual a la opción intermedia, pero “incluye una caja diseñada con mucho cariño y con un kit de materiales para tejer ese proyecto del mes, además de un accesorio tejeril sorpresa y un regalo de una marca sorpresa”, comenta.

Todos los meses gestan alianzas con marcas nuevas. “Té, música, aromas y muchas otras cosas complementarias que no vamos a revelar para cuidar el efecto de la sorpresa”, dice la cabeza de La Tejería. Estas cajas Laneras tienen el bonus de que al mes siguiente no se repiten ni el accesorio tejeril ni la marca aliada.

“Es una experiencia única", agrega, "porque se trata de un proyecto para tejer que no volverá a estar disponible ni como patrón suelto, ni como kit, ni volveremos a enseñarlo en clase”.


CraftBOX

El recorrido continúa con CraftBOX, un emprendimiento que surgió en 2017 “desde mi convicción de que las manualidades son sanadoras, y también de mi experiencia de haber vivido fuera de Santiago y ver que en regiones hay muy pocas opciones de artículos de manualidades entretenidos”, comenta Silvia Tapia Bosman, su fundadora.

Por lo mismo, Silvia aclara que CraftBOX no es un kit, “sino una invitación a disfrutar la terapia que son las manualidades”, a través de diversas experiencias de aprendizaje donde se puede explorar, aprender y disfrutar en un pequeño proyecto.

Aquí no existe una curatoría de productos, y eso es algo distinto y entretenido. Básicamente, son “propuestas de proyectos escogidos por mí o por mi partner artístico y que cumplen algunas condiciones clave", comenta Silvia. Esto, a su vez, debe permitir “desarrollarse en distintos niveles de dificultad: para alguien que no sabe nada o alguien que tiene experiencia y lo quiere llevar al siguiente nivel”.

Lo genial de CraftBOX es que solo desarrollas un proyecto con el contenido de la caja. No necesitas nada más, ningún extra, motivo que muchas veces provoca que dejemos a medio hacer las manualidades que comenzamos.

La propuesta principal de este emprendimiento es que, más que el proyecto, esta caja pretende “entregar el bienestar que produce aprender y desarrollar tu creatividad”, dice su creadora. “El valor va más allá de los elementos físicos o materiales que contiene”.


El Club, de HelloWine

Esta es una de las suscripciones indicadas para todo los seguidores —o profetas— del mundo del vino, como también para aquellos que quieren empezar a conocerlo. “Mucha gente comentaba que se ‘ahogaba en un mar de etiquetas’ al tener que elegir uno, sobre todo las nuevas generaciones”, explica la CEO de HelloWine, Paz Muñoz.

Una de las comodidades de esta caja es que los vinos son de 375 cc, por lo que puedes tomarla gradualmente o compartir una copa con alguien. “La idea era enseñar sobre este mundo, que a veces se piensa que es muy complejo y que hay que ser un experto, cuando no es así. Le damos un aspecto educativo al vino”, dice Muñoz.

“Una caja de cata era el inicio de HelloWine, pero había mucho más potencial”, expresa, y justamente fue así como nació el Club, hoy uno de los proyectos más populares entre los viñateros y seguidores de esta marca. Trabajan con viñas pequeñas, independientes y también grandes, lo que le da transversalidad a estas cajas.

En cuanto al proceso de selección, Paz comenta que van “asociando distintas temáticas detrás de las cuales intentamos enseñar al respecto”. Ejemplo de ello son las cajas “Ensamblajes para deleitar”, “Uno de cada valle” o “18 en Colchagua”. En el ADN de HelloWine está inmersa la posibilidad de ir probando, innovando sabores y aprendiendo de los diversos tipos de vino.

Existen tres tipos de suscripciones. La primera —Light—, parte en $7.990 y es para quien está empezando en el mundo del vino, no toma mucho y/o vive solo: vienen dos botellas de 375 cc. La siguiente —Clásica—, a $11.990, es la más vendida y también puede ser para quienes están empezando pero toman un poco más o quieran probar más cepas, vinos y valles (vienen cuatro botellas). La tercera —Plus—, a $18.990, es para quien ya tiene un poco más de conocimiento y quiere probar vinos premium (aquí vienen 4 botellas y dos de ellas son de vinos exclusivos).

También tienen la posibilidad de suscripciones de regalo, donde puedes entregar una experiencia por 3, 6 o 12 meses a quién más quieras.

“Somos el único club de media botella, como le decimos nosotros a las de 375 cc, gran parte de las viñas embotelladas exclusivamente para nuestro Club”, comenta Paz Muñoz, y agrega que están constantemente haciendo el esfuerzo por tener precios accesibles para que más personas puedan sumarse al Club.

“Es el tamaño ideal para que no botes el vinito que sobre ni lo guardes en el refrigerador para que se ponga agrio”, algo muy positivo porque a más de alguno le duele cuando el vino se echa a perder.


Pasaporte Literario

El mundo de las cajas está en auge y propuestas como la de Pasaporte Literario están cautivando a todos los aficionados a la lectura. En enero de 2019, en Sevilla, España, Rosario Andisco y Alfonso Palacios tuvieron una interesante conversación con una librera que originó este proyecto. “Pensamos que sería muy entretenido e innovador recibir todos los meses en la puerta de tu casa una novedad literaria”, comentan.

Tras un exhaustivo proceso de investigación, se percataron de que no sólo podían ser libros los que estuviesen en esta caja. “Nos gusta mucho el arte, y los libros en sí tienen muchos puntos de encuentro con él”, relatan sus creadores. Por lo mismo, además de una novedad literaria, esta caja incluye una lámina de arte de un o una artista chileno. El tercer elemento tiene relación a una novedad del mundo del emprendimiento nacional, “algo hecho a mano, con una historia detrás, confeccionado por artesanos o artesanas y emprendedores o emprendedoras”, explican.

Esos son los tres ingredientes de esta receta a la que conocemos como Pasaporte Literario. El proceso de curatoría de esta caja es arduo, considerando que son tres elementos distintos pero que convergen en una propuesta. En cuanto a las recomendaciones literarias, alternan “autoras y autores, nacionales en su mayoría, pero también latinoamericanas, para que haya diferentes puntos de vistas y paridad en el transcurso del año”, dicen sus creadores. También alternan editoriales, aunque se pueden repetir algunas “siempre que consideramos que tienen una novedad imperdible que vale la pena compartir”.

El libro es una novedad literaria, eso quiere decir que sale en nuestra caja antes de estar disponible a la venta en cualquier canal de venta (librerías, venta directa de la editorial, etc.) La comunidad recibe una primicia que, además, viene dedicada por el autor o la autora al nombre de cada persona, en el caso de que sea nacional, y sino por el equipo editorial, “en pos de darle valor al trabajo del editor o editora, esencial en el proceso de publicación de un libro”, agregan.

Respecto a la lámina de arte, Alfonso y Rosario buscan “que la obra en general nos transmita algo, nos guste y emocione; es complicado porque el arte es subjetivo y muy de apreciación personal”. La idea es enviar cada mes diferentes técnicas y disciplinas en pos de que la colección sea variada. “Apuntamos a que dentro de esa variedad haya diversidad de gustos y que haya un balance entre artistas hombres y mujeres”. Está impresa en papeles libres de ácido y 100% algodón. Es un tiraje limitado (cantidad de ventas de ese mes) y viene seriado y firmado por su autor/a.

La curatoría sobre emprendimiento prepandemia era más fácil, porque Alfonso y Rosario podían ir a ver insitu a artesanos y emprendedores junto a sus trabajos. “Ahora, el contacto es a la distancia y cada vez es más complejo, porque la comunidad crece, por lo tanto, implica más tiempo y dedicación para llegar a concretar las cantidades que necesitamos”, explican.

Pasaporte Literario es una propuesta para todos los entusiastas de las artes. Algo que a sus creadores le fascina es “poder conocer a tanta gente que comparte el amor por nuestra cultura, el arte y los oficios”. Estos últimos meses, han estado organizando conversatorios con autores y autoras de los libros y las editoriales, para generar un vínculo entre la comunidad y las personas que hacen posible esta caja.


*Los precios de las cajas están actualizados al 15 de octubre de 2020. Sus valores y disponibilidad pueden cambiar.

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