Ciclismo indoor: todo lo que necesitas para pedalear sin salir de casa

Foto: Zwift.

En vez de detener el pedaleo, la pandemia lo potenció gracias a sistemas que permiten cambiar las calles y rutas por el living o el balcón. Aunque parece aburrido, la realidad virtual ofrece también un escape.




“Soy un ciclista real, no uno virtual”. La frase parece sacada de una obra de ciencia ficción, pero sucede que la dijo Peter Sagan, ciclista de ruta eslovaco, de carne y hueso, uno de los mejores del mundo. Lo hizo para resistirse a las carreras virtuales que, desde el año pasado y debido a la pandemia, se han llevado a cabo para mantener la competencia profesional a flote en medio de las restricciones sanitarias.

El ciclista real Peter Sagan. (Foto: Christophe Petit-Tesson/Pool via AP).

El tradicional Tour de Flandes, que se disputa en Bélgica, se realizó el año pasado con las calles vacías: sin competidores presentes, ni gente vitoreando ni fotógrafos registrando la carrera. Los ciclistas, esa vez, compitieron desde sus casas —o algún otro lugar elegido por sus equipos—, a través de un simulador virtual al que estuvieron todos conectados y que emuló la ruta y la experiencia de la carrera. El triunfo se lo llevó el dueño de casa, Greg Van Avermaet.

Y el Giro de Italia 2021 —una de las competencias más importantes del mundo— también planea tener una patita en el mundo virtual, lo que demuestra que la postura de Sagan respecto a la vistualidad es más una disidencia personal que un discurso oficial.

Pero no sólo en el mundo profesional el pedaleo telemático se expande como un virus. Entre los aficionados del ciclismo en ruta, la modalidad indoor se ha posicionado como una manera muy eficiente de entrenar e incluso de competir. Una tendencia con hartos años de existencia pero que tomó fuerza en los últimos años y alcanzó un peak durante la pandemia.

Contra la lluvia, el frío, las restricciones y “a dos metros de tu ducha”

La deportista y comunicadora Karin Yanine recuerda entre risas lo que era levantarse a las 5 de la mañana para unirse a un pelotón en las afueras de Santiago —porque en las calles de la capital “no se puede”— y practicar así el ciclismo en ruta. “A veces había que prepararse 24 horas antes, por ejemplo, para ir a Puerto Varas a competir. Echar la bici al avión y todo el cuento”.

Si bien aún compite de forma presencial, ahora solo lo hace de vez en cuando. Pero lo que no deja de hacer diariamente es subirse a su bicicleta y pedalear por un par de horas, aunque sin avanzar un solo centímetro. ¿Cómo lo hace? En términos simples, a través de un sistema que le permite mantener la bicicleta fija mientras pedalea contra una resistencia y así simular la intensidad del pedaleo en ruta.

“Esta es la única forma de entrenar sin parar y no tener que ir o a la carretera o a Farellones. Porque en Santiago, con el tráfico y los semáforos, no alcanzas a activar tu frecuencia cardíaca. Con este sistema puedes pedalear a dos metros de tu ducha”, explica Yanine, quien de paso resalta la seguridad que ofrece esta modalidad respecto a la presencial: “No te va a pasar una micro por la cabeza”.

Aunque se apura en aclarar que “otra cosa es con guitarra”, Carlos Íñiguez, arquitecto y miembro del ECUCH, el equipo de ciclismo de la comunidad de la Universidad de Chile, también destaca el ahorro de tiempo que significa pedalear indoor. “Cuando se sale de la oficina a las 7 de la tarde, la única opción es esta”, asegura. “Este es un deporte que requiere mucho tiempo. La salida dominical puede durar cuatro horas, a lo que se suma la bebida con los amigos, porque también se trata de eso”, agrega. “De compartir”.


Íñiguez, quien tiene su bicicleta fija en el balcón de su departamento, dice que entrenar sin salir de la casa permite capear otros factores que pueden ser más hostiles un día de semana tras el trabajo, como el frío, la lluvia o la misma oscuridad de la noche.

El equipo

Parecen otros tiempos, pero el ciclismo indoor en un comienzo era principalmente un recurso pensado para la recuperación de los deportistas luego de una lesión, o como un complemento para trabajos específicos de entrenamiento y calentamiento previo a una competencia.

Hoy, la masificación del pedaleo en casa tiene asociado un mercado específico, con distintos niveles de sofisticación, pensados para iniciados, intermedios y profesionales, pero también para quienes tienen la plata suficiente para saltarse los niveles de expertise. En ese sentido, la oferta de productos para el ciclismo indoor es cada vez mayor y variada. Acá presentamos algunos.

Rodillos

Es el dispositivo que mantiene a la bicicleta fija, con un sistema de rodamiento que ofrece niveles de resistencia al pedaleo. Hay de distintos tipos, dependiendo de la mecánica que utiliza.

De resistencia magnética

La bicicleta queda fija en su rueda trasera por medio de una estructura a la cual va encajada. En ella, el giro del rodillo y un rodamiento encuentran resistencia —la que es ajustable— de forma magnética. Hay una amplia variedad de marcas extranjeras, siendo BKOOL, Wahoo y Tacx las más populares.

Ercoline, de Karine Yanine, es la única empresa local que fabrica rodillos de resistencia magnética. Se trata de una estructura sólida de acero, con terminación de pintura al horno, antideslizante, capaz de resistir hasta 150 kilos y adecuada tanto para bicicletas de ruta como de montaña. Por lo general, eso sí, suis rodillos están hechos para bicicletas de ruta o ruedas lisas, y para aros entre 26 y 29.

“Es súper fácil de instalar, usar y guardar”, dice Yanine. “Quería que todo fuera súper simple y no se necesitara ocupar ninguna herramienta más que las manos”. El valor de este rodillo es de $150.000, precio que incluye el despacho e instalación en Santiago, además del soporte de la rueda delantera —artículo que se suele vender por separado—, para mantener elevada y fija a la bicicleta sin necesidad de recurrir a viejos trucos, como el uso de libros.

De rulos

Según los entendidos, es el sistema más tradicional. Es un soporte de una pieza, que cuenta con tres cilindros, sobre los cuales la bicicleta debe hacer equilibrio al andar. La rueda trasera va montada sobre dos “rulos” que se encuentran más próximos, mientras que la delantera en el más separado de ellos. Requiere de mayores habilidades, por lo que no se recomienda para principiantes.

De transmisión directa

Para este tipo de rodillos, es necesario sacar la rueda trasera de la bicicleta, ya que el sistema posee un cassette que cuenta con sus propios piñones, a los cuales debe quedar montada la cadena y la piñonera. Este sistema ofrece una sensación más real de pedaleo a la vez que emite menos ruido que las otras variedades. Son, también, harto más caros.


Sensores

Más sofisticada se pone la cosa cuando se quiere medir el rendimiento de la actividad que se hace cada vez que te subes a la bicicleta en casa. Para ello, puedes contar con dispositivos electrónicos capaces de medir tu frecuencia cardíaca, la velocidad, la cadencia a la que se pedalea y, más importante aún —pero menos común, según los especialistas—, la potencia (medida en watts). Hay sensores para medir cada uno de estos factores, que pueden ir conectados al cuerpo del ciclista o a la bicicleta.

La prestigiosa marca estadounidense Garmin, fabricante de relojes inteligentes y GPS, desarrolla también este tipo de sensores inalámbricos, siendo de las más demandadas por profesionales y aficionados.

Sensor de cadencia Garmin 2


Software

En teoría, basta cualquier tipo de rodillo para entrenar en casa. Pero “nada más fome que pedalear en un rodillo”, dice Diego Henríquez, quien hace nueve años se subió a una bicicleta con el objetivo de bajar de peso y al poco tiempo ya integraba un club de ciclistas de montaña con el que aún compite en modalidad cross country maratón y olímpico.

El año pasado, a Henríquez no le quedó otra que subirse al rodillo para seguir pedaleando. Aunque no a cualquiera: en la última década, a los diversos sistemas se les sumó una nueva tecnología, un software que les permite entrar a una realidad virtual donde los ciclistas pasan a ser avatares, recorriendo circuitos y sus entornos en la medida en que pedalean.

Si bien hay distintos tipos de software, el más popular de todos es Zwift, un programa de entrenamiento físico de carrera y ciclismo en línea, multijugador, y que permite a los usuarios interactuar, entrenar y competir en un mundo virtual. Así fue como se llevaron adelante las competencias profesionales, como la de Flandes 2020. Incluso en Chile, hace unos meses, se llevó a cabo la primera competencia virtual que se desarrolló en dos fechas, una de 52,1 kms y, la otra, de 40.

“Es el juego para ciclistas más rico que hay, simula todo: la pendiente del terreno, tu potencia en forma automática, y hace que el entrenamiento y la pedaleada sea lo más parecido a hacerlo afuera. Vas pedaleando y según por donde pases el rodillo va ajustando la resistencia solo”, comenta Diego Henríquez, quien se pasó pegado a la realidad virtual pedaleando durante meses en su departamento.

“Es buenísimo. Gastas calorías como loco, mucho más que en la calle, ya que el pedaleo es constante, no hay autos, perros ni repartidores. No se para de pedalear”.

Zwift tiene un pago mensual de cerca de 15 mil pesos, aunque ofrece un periodo de prueba gratuito de siete días. No es necesario tener un rodillo inteligente para poder entrar en este mundo virtual: solo basta con tener sensores compatibles con los softwares, aunque la experiencia se hace mucho más realista si se cuenta con uno de estos.

Recomendaciones

Tanto Karine Yanine como Carlos Íñiguez y Diego Henríquez coinciden en que no es lo mismo pedalear indoor que en ruta, pero están de acuerdo en que es una muy buena alternativa para entrenarse cuando las condiciones en el exterior son adversas. Para Yanine no sólo se trata de un ejercicio físico, sino que también implica un desafío mental en el que se pone a prueba la voluntad, la tolerancia y la perseverancia. La recompensa es que se liberan endorfinas, dopaminas, oxitocinas y la serotonina —“el cuarteto de la felicidad”, como dice ella—, por lo que “te sientes contenta y estás mejor para enfrentarte a tu trabajo, a tus responsabilidades y a la vida”. En ese sentido, llama a “no mirar en menos al rodillo”.

Al igual que Peter Sagan, Diego Henríquez considera que pedalear solo en el rodillo es una lata. En su caso, la realidad virtual de Zwift es lo que le da verdadera entretención al tema. Eso sí, sostiene que equiparse con todo lo necesario para llevar el ciclismo indoor a ese nivel es “caro”, por lo que piensa que “no es algo para iniciarse”. Hay que preocuparse, además, de que todos los elementos sean compatibles entre sí. Por ejemplo, el rodillo Ercoline, de Yanine, cuenta con la aplicación Zpower, que es compatible con Zwift.

Para quienes deseen entrar en este mundo, Henríquez recomienda partir con calma: “que no anden más de una hora, pero que lo hagan seguido; no que se suban una vez a la semana, que sean cuatro”. Asimismo, dice, es importante consumir mucha agua, porque “se suda cinco veces más que en la calle”.

Otro punto que destaca Henríquez es que los rodillos suelen ser ruidosos, en especial los que no son de transmisión directa, por lo que si se vive en departamento “es importante no molestar tanto a los vecinos. Yo a veces estaba a las 6 de la mañana en la terraza y me terminaron retando”. Finalmente, recomienda cada cierto tiempo cambiar de lugar la bicicleta, para no caer en el aburrimiento y terminar por dejar la actividad.

Si se necesitan rutinas de entrenamiento, puedes revisar las que propone Karine Yanine, quien está permanentemente actualizando sus redes, así como en YouTube puedes encontrar una infinidad de videos con programas que te pueden dar una mano.


*Los precios de los productos en este artículo están actualizados al 6 de septiembre de 2021. Los valores y disponibilidad pueden cambiar.

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