El segundo aire de Mariana y Soledad

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Foto: Mario Téllez

Las exministras -que informaron esta semana que sus movimientos tendrán una coordinación política- coinciden en defender el modelo concertacionista, critican al gobierno y a la oposición por sus propuestas populistas, cuestionan el aporte del Frente Amplio y miran con recelo el actuar de su expartido, la Democracia Cristiana.


Esta semana anunciaron una coordinación de las agrupaciones políticas que lideran: Progresismo con Progreso y Comunidad en Movimiento. Tras el lanzamiento de la nueva fórmula -donde se hicieron acompañar de varias figuras que fueron parte de los gobiernos de la Concertación-, las exministras y exdemocratacristianas Mariana Aylwin y Soledad Alvear hablaron con La Tercera, y entregaron sus críticas definiciones sobre el escenario actual y sus expectativas del futuro. En el análisis, varios salieron trasquilados.

¿Cuál es el objetivo de esta unidad?

SA: Crear una coordinación política entre ambos movimientos, para incidir en las políticas públicas, trabajando propuestas. Queremos una política con contenidos a fin de enfrentar los populismos y posiciones extremas, de derecha y de izquierda. No queremos privilegiar primero el poder y luego las propuestas, sino que tener propuestas y convencer.

MA: No queremos poner la carreta delante de los bueyes. No tiene sentido buscar espacios de poder si no tenemos claridad sobre qué alternativa le estamos ofreciendo a la gente.

Según ustedes, ¿ni gobierno ni oposición se están haciendo cargo de los contenidos?

SA: No. Uno no ve esa proyección del país del futuro, qué queremos hacer frente a los desafíos globales. Esos temas de fondo no se están discutiendo, ni por el gobierno ni por la oposición. Estamos en un debate de cosas chicas.

MA: Al final lo que uno ve es un picoteo y una política que responde mucho más a las encuestas que a convicciones o a estudios técnicos. Lo que uno ve es improvisación por parte del gobierno y de la oposición. Estamos con una agenda desordenada, no sabemos hacia dónde queremos ir. Lo que veo son efectos de políticas mal hechas, improvisadas, sin sustento técnico, politizadas, por intentar responder a las encuestas.

Entonces, ¿les gustaría reeditar la Concertación?

SA: La fórmula que debemos buscar es el diálogo, el respeto a las opiniones de otros. Tener una mirada de largo plazo, pero dentro de una amistad cívica, lograr consensos y acuerdos. Valoro mucho lo que fue la Concertación en ese sentido, que además tuvo proyectos colectivos y por eso nos mantuvimos unidos, a diferencia de lo que vino después que son proyectos individuales.

MA: Agregaría que la Concertación cumplió un ciclo exitoso, por cierto con déficit, pero fueron los 20 mejores años de la política moderna. Sin embargo, los problemas hoy son muy distintos y, por lo tanto, no se trata de reeditar la Concertación, pero sí rescatar aquello que hizo que la Concertación tuviera éxito: un proyecto país lo más ampliamente compartido, buscar la unidad nacional y eso fue gradualidad, fue un método, una manera de hacer las cosas, respeto al Estado de derecho.

Ustedes estuvieron en el gobierno, en el poder, ¿hacen algún mea culpa de por qué el centro político y las posturas moderadas han perdido respaldo electoral?

SA: El foco del centro, de esa gran representación, se fue perdiendo. En lo que fue el gobierno de la ex Nueva Mayoría eso empezó a radicalizarse y efectivamente se perdió el horizonte, por eso que con Mariana tomamos decisiones difíciles en su momento. Queremos recoger el anhelo amplio de quienes no quieren respuestas irresponsables ni polarizadas.

MA: El centro como tal perdió identidad, se sumó a un gobierno de la Nueva Mayoría sin identidad. Si tú tienes un discurso de izquierda, la gente prefiere votar por el original y no por el sucedáneo. Eso pasó, y quienes actuamos en política tenemos que hacer un mea culpa en ese sentido. Cuando un porcentaje importante de dirigentes de la Concertación y de la DC se suma a las mismas críticas que hacía el Partido Comunista y el Frente Amplio a los gobiernos de la Concertación, se pierde credibilidad. Si repetimos las consignas más ideológicas de la extrema izquierda, es obvio que se terminan horadando las posibilidades de que las posturas sensatas, de gradualismo, el sentido común, logren atractivo para la gente.

Como exdemocratacristianas, ¿cuál es su evaluación del actuar de la DC y de la mesa de Fuad Chahin, que se ha ganado varias críticas por pactar con el gobierno?

SA: Habrá que ver qué pasa, porque las declaraciones son importantes, pero tienen que ser coherentes con la realidad y si volvemos a tener dos coaliciones para enfrentar las municipales, francamente no se ha aprendido nada. Además, se habrá hecho algo que para nosotras en política es grave: privilegiar el pragmatismo y las cuotas de poder por sobre los principios, los fundamentos y las propuestas.

MA: Uno se alegra cuando ve a la DC en una línea dialogante, que era lo que nosotros proponíamos, pero el movimiento se prueba andando y falta un trecho por recorrer y saber qué es lo que va a hacer la DC, pero todo indica que en la DC va a primar el criterio de ganar espacios de poder, es probable que las decisiones que tome el partido sean muy lejanas de lo que nosotros pensamos.

¿Se podrían aliar a partidos que se denominan de centro como Evópoli o Ciudadanos?

MA: Lo primero es que la DC le regaló el electorado de centro a RN, a Evópoli, y esos fueron los partidos que crecieron, esa era crónica de una muerte anunciada. Claro, es interesante que dentro de la derecha haya movimientos que se corren hacia el centro, pero también, ellos están en una alianza política y para nosotros el tema de cómo se van a conformar esas alianzas es algo que nos importa mucho para ver cómo actuaremos en el futuro.

SA: Es clave ver en qué posición, cuáles son las propuestas y los contenidos de esos movimientos y cómo realmente se comportan frente a decisiones futuras. No vamos a estar ni con Chile Vamos ni con la ex Nueva Mayoría.

¿Qué les parece que en la centroizquierda no haya una figura que supere a Michelle Bachelet en las encuestas?

SA: Tenemos una falta de liderazgos muy importante. Pensamos que si ponemos primero propuestas vamos a ser capaces de poder ir logrando una adhesión de muchas personas que representan al mundo independiente y que no comulga con la derecha ni la izquierda.

MA: Hay una crisis de liderazgos y básicamente es porque el mundo político ha renunciado a jugarse por convicciones, entonces actúa conforme a las redes sociales, a las encuestas. Hoy no hay políticos en Chile que sean capaces de conducir y eso es lo que uno echa de menos, políticos como Ricardo Lagos, Eduardo Frei, como mi padre, que eran capaces de pararse frente a una asamblea y decir: "Perdón, esto no es así". Hoy día la gente cree que porque es inteligente y tiene buenas ideas puede ser candidato y eso tiene que ver con esta falta de contenidos, porque al final los proyectos son colectivos y no personales.

Pero, hay figuras nuevas en política...

MA: Son figuras interesantes, por ejemplo, Óscar Landerretche es una persona muy inteligente, de otra generación, ojalá surjan más figuras así, pero hagan un recorrido, digan lo que piensan, hagan planteamientos, tengan proyectos con otros.

SA: Para conducir un país se requiere liderazgo, contenido y un proyecto colectivo.

¿Y cómo ven al Frente Amplio? ¿Tienen capacidad de gobernar?

SA: No he visto contenido ni propuestas del Frente Amplio en torno a cómo se quiere construir un país. No me gusta criticar con nombres y apellidos, pero el populismo de izquierda y de derecha a mí me preocupa.

MA: Agregaría que, salvo excepciones, es una conducción del reclamo, del descontento, del cuestionamiento, pero no ves propuestas viables y que sean real solución a los problemas de los chilenos. Es más, muchas de sus propuestas no solo son inviables, sino que parecen responder a fines de los años 60. Están en una crítica al modelo y uno no sabe bien cuál es el modelo que quieren construir. Y lo que es más riesgoso es que también a estos jóvenes que nacieron en democracia les faltan convicciones democráticas. El presentar leyes que son inconstitucionales, el pensar que se pueden acusar a ministros sin sustento jurídico... A uno le gustaría que estos jóvenes tuvieran una actitud mucho más propositiva y optimista respecto del futuro que la que tienen.

¿Qué les parece el protagonismo de una comunista como Camila Vallejo, quien ha liderado el proyecto de 40 horas?

SA: Pensar en 40 o 41 horas es maravilloso, pero ambas propuestas que se van a debatir en el Congreso (de Vallejo y el gobierno) no tienen estudios técnicos que las respalden y eso me parece realmente irresponsable.

¿Es populismo?

SA: Es populismo y es responder a la política de las encuestas.

MA: Es muy fácil ser popular planteando: "disminuyamos las horas de trabajo y mantengamos las remuneraciones". Con todo, yo quiero rescatar tanto en Camila Vallejo como en Karol Cariola el hecho de que dentro del PC, con ambigüedades, han sido las únicas disponibles a reconocer que en Venezuela hay un problema, bien tarde, pero eso es valorable.

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