El riesgo de desfonde en la izquierda ante nuevo acuerdo constituyente

Aunque el pacto sellado anoche tiene los votos para ser aprobado en el Senado, las dudas están en la Cámara, donde los extremos del arco político reaccionaron con distancia. Sin embargo, la mayor pesadumbre predominaba en la izquierda. Incluso, diputados oficialistas admitían que algunos integrantes de sus bancadas podrían descolgarse para rechazar o al menos tratar de corregir algunos puntos del acuerdo.


Antes de que se diera a conocer el acuerdo por el nuevo proceso constituyente, el lunes en la noche, el diputado Juan Antonio Coloma (UDI), quien fue uno de los negociadores de su partido, sostuvo una reunión telemática con los miembros de su bancada para informar sus detalles.

Hasta ese minuto, dentro la UDI existían dudas acerca de cómo terminarían las tratativas, más aún porque el Partido Republicano, que compite con el gremialismo en un mismo espacio electoral, y otras fuerzas, como el Partido de la Gente (PDG), tenían serias objeciones a reabrir el debate constitucional tras el plebiscito del 4 septiembre.

Sin embargo, en la conversación, las dudas que había entre diputados UDI -donde existe un espacio de voces disidentes- terminaron despejándose. Incluso, muchos señalaban que el nuevo pacto era un triunfo para el sector.

“Hay un acuerdo favorable para darle a Chile una nueva y buena Constitución”, comentó Coloma.

En el Partido Republicano -que mantiene su rechazo al acuerdo- había sorpresa por los contenidos del pacto, ya que, por ejemplo, las bases institucionales iban en línea con varios postulados de la colectividad. En todo caso, su bancada de parlamentarios se reunió este martes para analizar el texto junto a su líder fundacional, José Antonio Kast, quien concurrió al Congreso.

“Las necesidades de Chile van en otro sentido. Cuando un barco se está hundiendo es más importante tapar los hoyos que cambiar el motor”, comentó el diputado Stephan Schubert (republicano).

No obstante, la sensación en la izquierda era completamente distinta.

Si bien los negociadores del acuerdo estaban conscientes de que los dos extremos del arco político (izquierda-derecha) eran los más reaccionarios a pactar, la impresión que transmitían parlamentarios oficialistas es que se cedió demasiado o, derechamente, se negoció mal, especialmente en lo referido al sistema electoral de la instancia que será elegida.

Por ejemplo, la Región Metropolitana, que concentra la mitad de la población y donde la izquierda tiene mayor peso electoral, solo elegirá cinco representantes, los mismos que la Región de La Araucanía, donde la derecha históricamente ha sido mayoría, pero que ha aumentado su dominio en los últimos años a raíz del conflicto mapuche.

Ello tenía el agravante de que la comisión de expertos, que fue el punto que cedió el oficialismo, tampoco agradaba en los partidos de gobierno que fuera designado por el Congreso.

“El acuerdo es necesario, pero tiene el sabor de la derrota del 4S. Valoro que sea un órgano 100% electo y con paridad, pero lamento los elementos que restringen el debate democrático por intransigencia de la derecha. Aunque lo peor sería regalar el proceso y renunciar a disputarlo”, escribió en redes sociales la diputada del Frente Amplio Emilia Schneider (Comunes).

“El mecanismo por el cual se elige al Senado deja a zonas altamente pobladas, como la Región Metropolitana, subrepresentadas”, añadió el diputado Andrés Giordano (indep-RD), quien admitió su preocupación por los bordes y por el hecho de que el “proceso sea bastante más tutelado”.

Diputados de la bancada del PC-FREVS-Acción Humanista-Independientes, en tanto, consultados por La Tercera, optaron mayoritariamente por el silencio. No obstante, en privado admitían una profunda desilusión y culpaban a la presión de La Moneda, que los obligó a ceder.

“Tal vez es un acuerdo que no cumple con las expectativas que nos hubiera gustado, pero al mismo tiempo hay que ser realistas”, señaló el diputado Tomás Hirsch (Acción Humanista), quien fue uno de los negociadores.

El problema es que en la medida en que se vayan conociendo las implicancias del acuerdo, no todas explícitas (por ejemplo, el efecto electoral), existe el riesgo de que el acuerdo se desfonde por la izquierda, advierte una voz influyente del oficialismo en la Cámara. Ello podría traducirse en votos de rechazo o bien en la presentación de indicaciones para intentar al menos corregir algunos temas.

Para que el pacto pase íntegramente por la Cámara se requiere de 89 apoyos en cada una de las votaciones que se soliciten. Ese piso no está garantizado en cada una de esas si es que se desmarca un grupo importante de Apruebo Dignidad, además de los ecologistas, ciertos independientes y tal vez una socialista (Emilia Nuyado, quien igualmente está ausente por razones de salud).

“Puedo señalar con toda seguridad que el pueblo soberano va a volver a rechazar este acuerdo antidemocrático”, expresó la diputada Pamela Jiles (indep.).

Su par independiente René Alinco definió el nuevo pacto como una “mentira más”.

“Va a haber una manipulación de 24 expertos escogidos a dedo, que serán los que redactarán nuestra Constitución”, dijo la diputada ecologista Viviana Delgado, mientras que su par de partido Félix González señaló que el resultado de la negociación demuestra que “la derecha sabe de matemáticas y la izquierda, no”.

En ese escenario, los legisladores del PDG, del Partido Republicano, algunos RN y ex-RN (como Camila Flores, Francesca Muñoz y Sara Concha), que mantienen sus reparos al acuerdo, pasarían a ser decisivos.

En el Senado, en tanto, el cuadro era más auspicioso para el acuerdo, ya que gran parte de los negociadores eran parte de esta rama legislativa.

De hecho, aun cuando haya disidencias en todos los comités, la mayoría de la UDI, de RN, de Evópoli, del PS, del PPD, del PC, de la DC, del Partido Demócrata, de RD y de la FREVS (en que en total suman 47 senadores) superarían con creces el piso de 29 votos necesarios para aprobar el acuerdo.

Hoy, en la Cámara Alta, los principales detractores del acuerdo son el senador republicano Rojo Edwards y su par independiente Juan Castro (asociado a la bancada RN). En la UDI, en tanto, dentro de los senadores que votarán en contra está José Miguel Durana, mientras que David Sandoval está en duda.

“Seguramente lo voy a votar en contra. Aquí nos van a meter de nuevo en un forro gigantesco”, manifestó Juan Castro.

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