Bernardo Larraín: “La derecha tiene que hacer sus planteamientos sin ningún complejo ni inhibición”

Bernardo Larraín.

El presidente de Pivotes aborda los desafíos de la discusión constitucional y hace un llamado a hacer un pacto tributario entre los sectores políticos.


Con atención ha estado mirando por estos días el expresidente de la Sofofa, Bernardo Larraín Matte, el debate constitucional y político que se ha dado en el país. En su nuevo rol como presidente de la fundación Pivotes, espera influir en la discusión pública conectando a la sociedad civil con los liderazgos políticos en temas como modernización del Estado, educación, desarrollo sostenible y formalidad del empleo.

¿Cómo influirán en el debate público?

Pivotes nace para conectar propuestas de política pública con la ciudadanía y el sistema político. El diagnóstico es que hay muchos centros de pensamiento, con muy buen trabajo técnico, pero esas propuestas de política pública para aceptar diversos desafíos al final no están conectándose con el sentido común ciudadano. No están llegando al sistema político. La forma incidir es distinta y por eso nace Pivotes. Toda organización que aspire a incidir en el debate público tiene que básicamente asumir que debe conectarse con las personas en sus planteamientos.

¿Qué expectativas tienen de la propuesta de nueva Constitución?

Vemos una Constitución como eso, como una habilitación como un facilitador, un texto que puede romper ciertas inercias. El primer desafío es modernizar el Estado, y en particular el desafío de modernizar el empleo público y el servicio civil. Todos los días vemos cómo las designaciones en el Estado de Chile se hacen más por cercanía política al gobierno de turno, que por competencia técnica para ejercer este rol. Nunca del sistema político van a hacer una iniciativa que quiera modernizar el empleo público y limitar el espacio para designaciones por confianza. Por eso, como no va a nacer del sistema político, la Constitución puede contribuir. El borrador que se conoció de la Comisión de Expertos, en parte lo toma en el sentido de establecer que la administración pública y los empleos públicos estén regulados por un estatuto administrativo único que considere su condición de profesional y técnica que debe ser la administración pública. Dice que tiene que haber un criterio meritocrático. Eso es un buen avance, lo que le falta en esa materia al borrador que ya conocimos, es que sea mucho más explícito en separar lo que es el gobierno, que por supuesto tiene que tener un Presidente de la República funcionarios de confianza, pero el número de funcionarios tiene que estar mucho más limitado.

Bernardo Larraín.

La Comisión de Expertos también zanjó que cesarán en el cargo parlamentarios que renuncien o sean expulsados de sus partidos. Y fijó un porcentaje de votación mínima para que los partidos puedan tener representación parlamentaria. ¿Cómo han visto ese debate?

Hay un avance en el borrador de los expertos en el sistema político. El 5% de umbral mínimo es fundamental para que disminuya la fragmentación. También creo importante, aunque parezca impopular, darle más poder a los partidos políticos para que si es que un diputado o senador que se eligió por un partido político, si renuncia a ese partido, que pierda su escaño parlamentario. Esas son cosas positivas. Pero así como hay un avance, falta mucho. No dice nada el borrador de los técnicos del sistema electoral. Es fundamental y ahí hay que meterle mucho más carne. En todas estas materias, estructura del Estado, sistema político hay un riesgo de que de la refundación maximalista que tenía el texto rechazado, que incluso llegó al extremo de eliminar el Senado, pasemos a un minimalismo inocuo, una Constitución demasiado genérica que no rompe inercias en aquellas materias que la política no va a cambiar. No implica pretender que la Constitución sea una política pública, porque no lo es. Una política pública debe ser discutida en el Parlamento, no puede estar en el fondo petrificada en la Constitución. Pero sí se puede avanzar más tanto en el sistema político como en la estructura de gobierno.

¿Qué debería hacer la clase política en los debates que vienen?

Un buen ejemplo es el llamado pacto tributario, sobre la reforma tributaria que se rechazó. Esa reforma que se rechazó, que tenía serios problemas de diseño, ahora transformémosla en un pacto tributario de verdad, un pacto fiscal. Para que realmente sea creíble el concepto de pacto, tiene que partir por decir cómo estamos usando recursos fiscales. Más allá del cálculo electoral, si estamos hablando de pacto fiscal de verdad no se puede pretender que un pacto fiscal se construya en cuatro semanas. Los últimos 10 años hemos reformado cada dos años el sistema tributario. Si no logramos ahora un pacto transversal con apoyo masivo, aunque tome un poquito más de tiempo, vamos a estar de nuevo en dos años más discutiendo la nueva reforma tributaria.

Ustedes han sido más identificados con la derecha. ¿Qué espera de ese sector?

Al final el pacto tributario, el pacto constitucional, el de pensiones, van a tener mucha más solidez si es que los sectores políticos como la centro derecha-hacen sus planteamientos en forma transparente y sin ninguna inhibición y sin ningún complejo. La centro-derecha tiene que tener estructuras ambiciosas. No tiene que entrar a la cancha a ofrecer mitigaciones para evitar lo que siempre se ha dicho que sería un mal mayor. Tiene que decir que el sistema tributario para el siglo XXI en Chile debe tener ciertos pilares. Lo mismo que hicieron para el sistema de pensiones. Aunque eso parezca polarizar la discusión, porque hay una distancia entre el planteamiento de la derecha y el gobierno, yo creo que es mucho más sano porque a partir de ahí de que cada sector político ponga sus planteamientos ambiciosos, innovadores en la mesa, se logra construir un pacto mucho más sólido.

¿La derecha debe perder el miedo?

Claro, la derecha tiene que ser un actor que haga sus planteamientos sin ningún complejo ni inhibición, tanto en el proceso constitucional como en el pacto tributario, como en la reforma de pensiones. Ahora, ¿eso implica que después no se tiene que tener la disposición para dialogar y llegar a un punto medio? Por supuesto que no implica eso. Hay que llegar a un acuerdo. Pero qué mejor que la construcción de ese acuerdo parta de planteamientos transparentes, nítidos y sin complejos ni inhibiciones de distintos sectores políticos. La política chilena desde un tiempo a esta parte está demasiado constreñida por lo que alguien define sería lo políticamente viable.

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