¿Quién es Weider Silveiro?

Weider-silveiro

Su última colección, que pudimos ver en el Mercedes Benz Fashion Week, pone el foco en la comunidad LGBT que además vive en las calles. Un giro diferente de uno de los diseñadores brasileños más populares de ese país, al que suelen comparar con el estilo de Balenciaga.




La abuela del diseñador Weider Silveiro era costurera, así es que desde muy pequeño se vio rodeado de metros de telas y diferentes instrumentos de confección. "Cuando era niño dibujaba, siempre estaba dibujando ropa, siluetas femeninas y accesorios. Estaba enamorado del universo y de todas las cosas que involucraban la ropa y técnicas de costura. El diseño de moda es mi vida. Amo la moda y no me veo haciendo otra cosa", afirma. En su juventud trabajó como vendedor en una multitienda, para luego estudiar diseño de moda en la Universidad Federal de Ceará, en Fortaleza, hasta que tres años después llegó a Sao Paulo y trabajó con Walter Rodríguez, un conocido diseñador de ese país. Ese fue el punto de partida. Luego pasó a formar parte de 'Casa de Criadores', una gran red de diseñadores brasileños, y al mismo tiempo vinieron sus primeras incursiones en los desfiles de moda al participar del Dragão Fashion en Fortaleza.

¿En qué te inspiras al momento de diseñar?

Para mí todo puede ser una inspiración. Amo la música, el arte y el cine, también a diseñadores del pasado como Cristóbal Balenciaga y Christian Dior. Hoy la calle me inspira mucho. Ver a las personas en ella, hombres y mujeres; la verdad es que todo me inspira demasiado.

¿Cuál es el mayor desafío de crear 'para mujeres'?

Para mí es más fácil diseñar para mujeres que para hombres. Amo la figura, los distintos tipos de cuerpos, las siluetas (…) El universo femenino me encanta mucho, pero creo que el desafío está en desarrollar ropa contemporánea, cómoda y al mismo tiempo seductora y para una mujer fuerte.

Para quienes no conocen Casa de Criadores, ¿qué significa formar parte de ella?

Para mí es un orgullo. Casa de Criadores es un espacio muy fresco y una plataforma de moda muy libre. En ella puedo hacer todas las cosas que deseo, si quiero hablar de política puedo hacerlo. Mi última colección fue una protesta y en otras plataformas en Brasil no habría sido posible por el momento político que estamos viviendo, que es muy represivo. Comencé hace doce años así que soy algo viejo ahí, debido a que es un espacio que destaca a los nuevos diseñadores. ¡Me encantaría ser un diseñador joven! (ríe) Pero creo que mis ideas son nuevas.

¿Qué diseñadores llaman tu atención?

Amo a Balenciaga, amo a Demna Gvasalia…

Tienes incluso un estilo muy similar…

¡Sí! (ríe). En Brasil incluso varias personas dicen que mi ropa es una copia de Demna y la verdad es que hice esa ropa mucho antes que él. Pero ellos no lo saben. Para mí está bien, los periodistas saben sobre mi trabajo y me entienden. También me gusta mucho Phoebe Philo, pienso que sus diseños son muy chic y me puse muy triste de que haya dejado Celine. Amo a Virgil Abloh, de Off White.

CUANDO LA ROPA ES EL HOGAR

La última colección de Weider, presentada hace dos meses en Brasil y hace unos días en el Mercedes Benz Fashion Week, tiene como base de inspiración el mundo LGBT sin hogar. "Para mí es un problema social y mi labor es poner luz sobre ello", explica el diseñador al hablar sobre la temática. Una protesta poética, sin tener que ser agresiva y que se caracteriza por un mix de prendas, texturas y colores, donde reinan los bolsillos y las telas son en su mayoría plásticas, como si hubiesen sido sacadas de la basura e intervenidas hasta cambiar por completo. Un estilo que se aleja un poco del trabajo que Weider viene presentando hace alrededor de quince años: muy minimalista, de colores básicos y sin un exceso de texturas e información.

Leí una entrevista en la que afirmabas que Brasil casi no tiene una cultura de moda pero sí de ropa. ¿Qué significa eso?

Para mí son dos conceptos diferentes. Puedes comprar algo para ponerte encima y protegerte de las condiciones climáticas y de tu alrededor, nada más. Para mí la moda es un montaje colectivo de un determinado momento, por eso es diferente de la ropa. Compramos ropa para protegernos y no necesariamente está ligada a algo, ni tampoco responde a un inconsciente colectivo. La moda abraza todos los sectores: automovilístico, decoración y, por supuesto, la ropa.

¿Crees que esta cultura de ropa y no de moda es algo que puede aplicarse a toda Latinoamérica?

Creo que sí, porque si nos comparamos con Europa, por ejemplo, somos más nuevos. La economía también es muy diferente. Las personas prefieren comer, tener salud y después de todo eso piensan en la moda, pero creo que países como Chile están cambiando esa mentalidad.

¿Piensas que el 'fast fashion' le ha hecho daño a la industria?

Quizás. Creo que el fast fashion no tiene que ver con la moda, sino que con la ropa. Es una industria que no es creativa, sino que productiva. Pero en este momento, en este mundo se hace necesaria por varios factores, como el precio. Personalmente no creo en ropa muy barata, para mí hay algo malo en esa producción, porque es excesivamente rápida para ser hecha correctamente por un ser humano, y no creo en cuentos de hadas.

Recientemente se ha cuestionado mucho la creatividad a la hora de diseñar debido a las acusaciones de plagio -por ejemplo, el caso de Jeremy Scott y Edda Gimnes o el de Balmain y Mugler-, ¿piensas que la industria de la moda vive una crisis de nuevas ideas?

No lo creo, lo que sí pienso es que todas las prendas, formas y siluetas ya fueron creadas. Es por ello que necesitamos prestar atención a lo que está sucediendo. Para mí no es un problema que mi ropa luzca similar a Balenciaga, creo que algunas personas pueden tener ideas similares. Aunque eso no quita que sí exista la copia. En Balmain vi diseños muy parecidos que ya había visto en Thierry Mugler. No es un problema cuando es una inspiración, pero hay diseños que ya ni siquiera son una referencia y eso es una falta de respeto.

¿Qué les aconsejarías a los nuevos diseñadores?

Que presten atención. Presten atención a las personas, al momento, a la política, la economía, las calles y el planeta. Y siempre recuerden que la moda no deja de ser una industria y es algo que debe ser visto como cualquier otro trabajo. En Brasil todos los nuevos diseñadores quieren ser famosos, yo pienso que debes hacer tu trabajo de la mejor forma posible y el reconocimiento vendrá con ello. No tienes que entrar a esta industria pensando en que serás famoso sino en que darás lo mejor de ti mismo.

Comenta

Por favor, inicia sesión en La Tercera para acceder a los comentarios.