Ola de influenza en mayores: ¿Por qué es una de las peores en ocho años?




Ha pasado más de un mes desde que el sistema de salud se vio colapsado por el brote virus sincicial que afectó a niños y niñas. Sin embargo, la situación epidemiológica del país sigue crítica por las enfermedades respiratorias de invierno. Esta vez, los y las afectadas son las personas mayores que, por estos días, están viviendo una de las olas de influenza más graves de los últimos ocho años.

Así lo reportó Rafael González, académico del Centro de Nanotecnología Aplicada de la Universidad Mayor, quien proporcionó a diario El Mercurio un análisis propio sobre las estadísticas de defunciones en mayores de 65, vinculadas al brote. De acuerdo a lo informado, se están produciendo 178 muertes semanales por influenza en este grupo, transformándose 2023 en el segundo peor de los últimos 8 años.

Esto coincide con el último informe epidemiológico (n°28) publicado por el Ministerio de Salud donde se indica que un 37% de los casos de influenza e infecciones respiratorias agudas graves (IRAG) se presentaron principalmente en los mayores de 60 años, seguidos del grupo de menores de 2 años con un 32% y luego de 2 a 4 años con 10%.

El presidente de la Sociedad de Geriatría y Gerontología de Chile y geriatra de Clínica Las Condes, Gerardo Fasce, sostiene que si bien aún no se ha reportado un colapso en el sistema, sí ha existido un aumento en las consultas por parte de esta población durante las últimas semanas.

Sin embargo, explica que, en los medios, no se ha conversado lo suficiente sobre esta crisis por la marginación social que existe hacia la tercera y cuarta edad del país. “Lamentablemente, el tema del envejecimiento en Chile es poco atractivo y en general no recibe mucha atención. Existe una mirada discriminatoria y negativa hacia la vejez que nos lleva a evitar hablar o escuchar sobre esta etapa. En esa línea, no se abordan los problemas epidemiológicos que requieren de políticas públicas adecuadas, y esto es algo que debemos evitar, ya que no contribuye al bienestar de nuestra sociedad”, dice.

Si bien la influenza puede ser un simple resfrío para la gran mayoría de quienes la contraen, esta patología puede ser más compleja en las personas mayores. No solo porque puede evolucionar rápidamente a un cuadro grave por el debilitamiento que presenta el sistema inmune durante esta etapa, sino por las múltiples comorbilidades que pueden complicarse con la gripe. “Además, el diagnóstico mismo se vuelve un poco más complicado porque muchos no presentan los síntomas habituales y eso lleva a consultas más tardías. Hay que pensar que la fiebre o tos son mecanismos de defensa y advertencias que nos ayudan a detectar y abordar los problemas de manera temprana, entonces si eso no está, se dificulta la atención”, dice el dr. Fasce.

Es por eso que la principal medida de prevención de la influenza es la vacunación anual, gratuita para todas las personas consideradas de riesgo en el país. Sin embargo, este año, solo un 62% de los mayores de 65 se ha inoculado en contra de esta patología, una cifra que es catalogada como baja por parte de los especialistas, sobre todo considerando que estamos en un momento, post pandemia, con una mayor cantidad de virus respiratorios en circulación. “Hay un claro retraso en la administración de la vacuna, lo que genera una mayor población susceptible a cuadros graves que requieren hospitalización o determinen mortalidad. Para mejorar eso en las campañas de vacunación de los próximos años, hay que pensar en facilitar el acceso a personas con dependencia severa, ya sea en domicilios o en ELEAM (establecimientos de larga estadía para adultos mayores). Además, ante las múltiples dosis de vacuna para SARS-COV2, se debe considerar la posibilidad de olvidos o confusión por parte de quienes tienen deterioro cognitivo”, analiza la médico internista y geriatra del Hospital del Salvador, Soledad Ugarte Cisternas.

“Hay desconocimiento sobre el hecho de que la vacuna no previene la enfermedad en sí misma, sino más bien busca prevenir las complicaciones. Además, se cree que es efectiva contra todos los cuadros respiratorios, y eso no es así. Si alguien se enferma a pesar de estar vacunado, se cree que esta inmunización no fue efectiva, cuando en realidad podría estar relacionado con un virus diferente”, agrega el dr. Gerardo Fasce.

¿Qué hacer frente a esta enfermedad?

Primero que todo, lo más importante es acudir al centro de salud más cercano para vacunarse. “Esta vacunación, anual, no sólo ayuda a evitar las formas graves de la enfermedad. Hay que recordar que cada hit infeccioso en una persona mayor, sobre todo si es frágil, puede marcar un declive funcional que atente contra la calidad de vida del paciente y de sus cuidadores”, explica la dra. Ugarte y agrega que, además, se deberían mantener medidas para prevenir contagios como uso de mascarillas, ventilación de espacios cerrados, adecuada higiene de manos y precoz aislamiento de casos cercanos.

Como las personas mayores no siempre presentan los clásicos síntomas de la influenza, el dr. Gerardo Fasce sugiere que cuidadores y cuidadoras estén atentos para ver si es que existen cambios de comportamiento en el día a día. De notar algo diferente, hay que consultar lo antes posible en un Cesfam o SAPU, además de asegurar a la persona con abundantes líquidos y control de signos vitales. “Pero no necesariamente ir a la urgencia de inmediato. Si no existe compromiso respiratorio o un cuadro relevante, hay que tratar de no saturar la urgencia porque, además, lo más probable es que la persona se vaya para la casa con un cuadro infeccioso por contagio”, concluye.

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