No eres tú, no soy yo, es TikTok y Netflix




Por décadas las películas –principalmente provenientes de Hollywood– fueron las que nos enseñaron a amar. Pero la mentira del “y fueron felices para siempre”, ya nadie se la cree. En 2019, con la película Historia de un Matrimonio exploramos la dolorosa y compleja dinámica del divorcio; luego la serie Sex Education nos pegó una cachetada de realidad en cuanto a sexualidad; con La La Land aprendimos que amar a veces implica dejar ir al otro, y así tantos ejemplos. ¿Qué tan influyentes son estos nuevos referentes en nuestras relaciones románticas? Si el cine cambia, ¿nosotros también?

Según Carolina Ulloa (@terapiafamiliaryparejas), psicóloga especializada en apego y sexualidad, sí. Dice que los nuevos referentes que encontramos en películas y series han redirigido nuestra mirada en torno al amor. “La diversidad en cuanto a formas de amar y ser pareja que vemos en pantalla, han nutrido de diversidad también los antiguos conceptos de amor romántico y sexualidad”, dice. “Ahora se muestra lo que hay después del enamoramiento. Además, las temáticas son mucho más inclusivas en cuanto a las diversidades sexuales, por lo que representan a diversas experiencias y formas de vivir el amor. Eso nos puede hacer sentir representados en la pantalla, abrir nuestra mente y permitirnos actos o experiencias que (sin estos nuevos referentes) tal vez reprimíamos debido a que solíamos creer que estaba mal o era inadecuado”.

Hay quienes creen que los contenidos visuales son una oportunidad para hablar y formar identidades en los términos más amplios posibles. Como Alicia Otaegui, académica de Pedagogía de la Universidad Diego Portales, quien en un artículo sobre adolescencia y streaming destacó todos los contenidos relacionados al reconocimiento de las diversidades y la naturalización de las diferencias que se entregan desde una perspectiva de género, enfoque de derechos e inclusión. Allí la experta comentó que diferentes estudios han mostrado que las tecnologías de la información no se restringen únicamente a su uso. “Particularmente, los contenidos que se transmiten desde internet u otras fuentes digitales les han permitido a las niñas, niños y adolescentes desarrollar un sentido de pertenencia y crear una comunidad virtual donde han podido compartir sus experiencias, resolver inquietudes y entender que existen más personas que han pasado por los mismos aprendizajes, es decir; les ha permitido conocer un espacio libre para poder hablar acerca de sí mismos y sí mismas, contar acerca de sus vidas, lo que piensan, lo que sienten, temas que les preocupan, cómo se relacionan, etc.”, sostiene.

Ingrid Bachmann, doctora en periodismo de la Universidad de Texas y académica de la Universidad Católica, tiene una mirada diferente. La también especialista en género cuestiona qué tan influyentes son los referentes que vemos en pantalla. “Estos pueden influir en una etapa formativa, pero hasta cierto grado, porque no son los únicos referentes, también tenemos familias y redes de contacto”, dice. “No porque fui fanática de Crepúsculo –una saga de cinco películas de fantasía romántica–, por ejemplo, ese será mi único referente de cómo deben ser las parejas. Una cosa es que algo te entretenga, y otra es querer que tus relaciones de pareja sean así. Tenemos esa capacidad de disfrutar y entender que una cosa es la ficción, y otra cosa es la realidad”, dice.

Bachmann también ve con escepticismo la aparición de nuevos referentes. Dice que “hay nuevos, sí, y efectivamente ayudan a normalizar nuevos tipos de relación. Pero aunque hay cosas que han cambiado, hay otras que en realidad siguen estando igual. Vemos muchas películas en que una mujer se va porque quiere estar sola, por ejemplo, pero luego se arrepiente de lo que hizo y cree que su felicidad está al lado de un hombre. Si uno hila más fino, se da cuenta de que es lo mismo con otro nombre”. Y agrega: “Para eso es importante construir y formar un espíritu crítico, para no dar por sentado ciertas cosas y normalizar todo lo que se ve”.

“Si no es eso, no quiero nada”: las falsas expectativas en redes sociales

“Si no es eso no quiero nada”, “solo por ustedes sigo creyendo en el amor”, “la envidia que les tengo”. Estos son parte de los comentarios a una foto publicada en el Instagram del futbolista Lionel Messi. En ella aparece con su esposa, Antonella Rocuzzo, con un elegante vestido negro y ajustado. Él no se queda atrás con un traje echo a medida y los zapatos perfectamente lustrados. Ambos se miran. Ambos sonríen. La fotografía tiene casi seis millones de likes y los comentarios dejan en evidencia la admiración –que a ratos se tiñe de envidia– de sus seguidores. ¿Quién no ha querido ser ellos, aunque sea por un minuto?

Y es que, así como las series y películas han influido en nuestra forma de amar y relacionarnos, las redes sociales no se quedan atrás en lo que respecta al amor. “Se muestra mucha felicidad e idealización, que puede estar lejana a la realidad”, dice la psicóloga Carolina Ulloa. “Eso nos hace compararnos y sentir que nuestra relación no es tan buena como la de otras personas. Solemos creer que lo que vemos ahí es la norma, pero cada relación es única y no hay que perseguir estereotipos o ideales que son populares en pantallas, porque inevitablemente fallaremos y nos frustraremos”.

Además de –inevitablemente– compararnos con lo que vemos en pantalla, las redes sociales nos entregan un abanico de posibilidades sobre por qué nuestra relación no funcionó o con qué tipos de personas tenemos compatibilidad. Gracias a videos de TikTok o publicaciones de Instagram, conocemos a la perfección todos los tipos de apego, las principales red flags y cómo actuar en una primera cita.

Consumir constantemente ese contenido, según Carolina, definitivamente influye en cómo nos enfrentamos a nuestras relaciones amorosas. “Hay información útil que puede ayudar, pero es un arma de doble filo. Hay personas que intentar aplicar lo que sale ahí al ciento por ciento, y en la realidad es difícil llevar la teoría así tal cual”, dice. Aquí tenemos las típicas frases como, por ejemplo, “ahí no es” –para decir por qué una persona no es la correcta para ti–, que a muchas personas realmente les puede generar inseguridad y hacer creer que en verdad su pareja no las ama lo suficiente, solo porque no hace las cosas que han visto en redes sociales. Pero las personas y las parejas son distintas, se constituyen con sus propios códigos, acuerdos y límites. No todos deberían hacer lo mismo. Por eso la experta dice que hay que tener cuidado. “Podemos empezar a creer que nuestra relación tiene un problema, cuando quizás no y está todo bien”, concluye.

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