El modelo virtuoso de La Pincoya

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Desde hace dos años, un grupo de estudiantes de distintas carreras y universidades de la Corporación Formando Chile hace un preuniversitario gratuito a alumnos en La Pincoya, población cuyos colegios municipales y subvencionados alcanzan un promedio PSU más bajo que el regional y donde las tasas de delincuencia están por las nubes. 12 alumnos que han participado en él lograron entrar a la universidad. Aquí, cómo funciona.




Paula.cl

Todo partió de una buena idea, en 2010. Un grupo de cuatro amigos que habían sido compañeros en el colegio Cumbres, entre los que estaban los hermanos, inició un curso de reforzamiento en matemática y lenguaje en un colegio de La Pincoya: el Santa Teresa de Jésus. En pocas semanas ya eran 16 voluntarios –todos estudiantes universitarios, de carreras como Ingeniería o Historia– que trabajaron como mentores con 60 alumnos del colegio, en la nivelación de esas materias, así como también en la planificación y formación de hábitos de estudios.

"Construyendo viviendas sociales en La Pincoya, nos dimos cuenta de que la gente que vivía ahí tenía un tremendo potencial para resolver sus problemas y necesidades. Esto nos motivó a generar una plataforma educacional que le permitiera a cada alumno desarrollarse al máximo", dice Benjamín Vodanovic.

Tan exitosa resultó la iniciativa –la mitad de los niños que participaron subieron en promedio 2 décimas en esas materias— que no han parado de crecer: ya tienen un equipo profesional, 105 voluntarios, trabajan en cinco colegios de Huechuraba y uno de Recoleta, y 174 estudiantes, entre tercero básico y

segundo medio, participan de la iniciativa. Además, en 2014, comenzaron a hacer una suerte de preuniversitario de lenguaje, que pronto se amplió a matemáticas, cuyo nombre es Escuela de Formación para el Ingreso a la Educación Superior o Efies.

"En las poblaciones está lleno de jóvenes con mucho talento que se están perdiendo porque nadie les ha hablado de la educación superior y nosotros estamos convencidos de que es el camino que tienen que tomar. El promedio ponderado de La Pincoya en colegios municipales y subvencionados estaba por debajo del promedio nacional y se encontraba entre los 457 y los 492 puntos. Es decir, había una necesidad clara y no nos podemos hacer los desentendidos frente a esto", afirma el director ejecutivo de la fundación, Benjamín Rodríguez.

El modelo de trabajo del preuniversitario es muy personalizado: las clases se hacen los sábados en la mañana en grupos de cinco alumnos con un mentor que trabaja desde el compromiso de los alumnos con el estudio; mantiene contacto con ellos durante toda la semana, a través de mensajes o llamadas, para recordarles que tienen que hacer las guías y también para ayudarlos. Además, existe la posibilidad de asistir a un reforzamiento extra durante la semana.

Para el 2017, con nuevos asesores de la corporación Formando Chile, como Tomás Recart de Enseña Chile y Tomás Despouy de Fundación Panal, se implementaron mejoras en el preuniversitario: contrataron profesores remunerados que destacan en sus áreas, conservando la personalización a cargo de voluntarios que hacen el seguimiento y aumentaron los cupos a 100 alumnos de distintas comunas.

"Los profes catetean sin parar, así sabían cómo íbamos avanzando y qué dificultades teníamos", dice Sandra Fernández, quien asistió al preuniversitario en 2015 y en 2016 estudió una carrera técnica de desarrollo de interfaz para sitios web.

Como Sandra, cuatro de los 12 alumnos que participaron el primer año en el preuniversitario entraron a estudiar a una universidad o a un centro de formación técnica. Y en 2016 aumentaron los números: ocho de los 9 alumnos ingresaron a la educación superior. Fernando Catalán es uno de ellos y el que obtuvo

el puntaje PSU más alto: 590 puntos en lenguaje y 629 en matemáticas. Entró a estudiar Ingeniería Civil en Minas en la Universidad Católica de Valparaíso, carrera que será costeada con el programa de gratuidad del gobierno.

"Un amigo me contó de este preuniversitario; me dijo que era gratuito y que los profes eran súper simpáticos, por eso fui a probar", dice Fernando. Asistió dos años: tercero y cuarto medio. Con esto, será el primer miembro de su familia en convertirse en un profesional: su padre es conserje y su madre a veces trabaja como chofer. Fernando asegura ahora: "Este es el preuniversitario más bacán de Chile".·

  • En la foto principal, de izquierda a derecha: Denissa Puma, Arquitectura en la Utem; Matías Oyarce, Diseño Gráfico en la Universidad Finis Terrae; Macarena Salazar, Educación Diferencial en la Universidad Diego Portales; Pablo Ponce, Ingeniería en Minas en el Inacap; Sandra Fernández, Desarrollador Front-End en Laboratoria.

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