La artillería de moda de Melania, Ivanka y Hillary

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El 8 de noviembre no solo se abrió un nuevo capítulo de la historia contemporánea estadounidense con la elección de Donald Trump como Presidente. Además, se cerró el duelo entre las mujeres protagonistas de esta elección y que en cada aparición pública aprovecharon de comunicar, polemizar e incluso vender. Una campaña en la que también hubo ganadores y perdedores. Una trama que tendrá nuevos y sabrosos capítulos.




Paula 1213. Sábado 19 de noviembre de 2016.

Melania Trump: una declaración sin palabras

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En el día de las elecciones, Melania Trump optó por el blanco para ir a votar y también para acompañar a su marido en el discurso de victoria. Mientras durante el día llevó un vestido de Michael Kors y un abrigo camel de Balmain sobre los hombros, como suele hacerlo, en su noche triunfal vistió un traje de una pieza, con un hombro descubierto, de Ralph Lauren. Su apropiación del blanco no pasó inadvertida: ese fue el color usado en la campaña de apoyo a Hillary Clinton a través del hashtag #WearWhiteToVote. Pero, además, fue el emblemático diseñador norteamericano Ralph Lauren el elegido por Clinton para buena parte de sus últimos hitos de campaña.

Y es que Melania ha demostrado que sabe perfectamente cómo comunicar y polemizar a través del vestuario, sin decir una palabra. Aunque suele recurrir a la sobriedad de los tonos neutros (blanco, negro y camel) y etiquetas como Dior y Roksanda, el mejor ejemplo de su astucia, y arrojo, ha sido hasta ahora una blusa. Una respuesta estilo Melania al Washington Post, luego de que este publicara una grabación de Trump en 2005, meses después de su matrimonio, donde el republicano hablaba vulgarmente sobre las mujeres y se refería al órgano sexual femenino como "pussy". Tras emitir un escueto comentario que lo liberaba de culpas, la ex modelo apareció en el segundo debate presidencial con una blusa rosada fuerte, de Gucci, con un lazo al cuello llamado "pussy bow". Para reforzar el apoyo a su marido, y desafiar a los medios opositores, en el tercer debate se le vio con un enterito negro y discreto, con el mismo lazo desafiante. Un diseño de Ralph Lauren, cuyo nombre suena fuerte como asesor para la etapa de primera dama que iniciará el próximo 20 de enero.

Ivanka Trump: una estrategia de negocios

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Antes de que su padre derrotara a Hillary Clinton, la empresaria ya había ganado. La hija mayor de Donald Trump usó la campaña presidencial para publicitar, con ella como modelo, su marca de joyas, ropa y accesorios The Ivanka Trump Collection. El primer hito se produjo durante la Convención Nacional Republicana, en julio pasado (foto). En su discurso en apoyo a su padre, subió al escenario con un vestido de 138 dólares. Fue cosa de que compartiera un link en Twitter para que el diseño rosa pálido se agotara en cuestión de horas.

La marca, que lanzó en 2007, se vende en tiendas de retail como Nordstrom, Bloomingdale's, Macy's y Amazon, y tiene la web www.ivankatrump.com en que, se supone, es ella misma la que entrega tips de estilo de vida a mujeres profesionales, a quienes van dirigidos los productos que su empresa difunde con el hashtag #womenwhowork.

En octubre, la revista de negocios Fast Company publicó un artículo que informaba que durante la campaña la web aumentó su tráfico, como también las ventas. Ese mismo éxito la expuso: tras el capítulo de la grabación del Washington Post, en Twitter circuló el hashtag #GrabYourWalle, que llamaba a boicotear la marca. The New York Times, por su parte, publicó un artículo titulado What Ivanka Can't Sell (Lo que Ivanka no puede vender), estableciendo una contradicción entre el feminismo al que recurre el marketing de su empresa y las palabras de su padre respecto de las mujeres, como también las acusaciones de abuso sexual en su contra. Habrá que esperar qué rol tendrá Ivanka durante el gobierno del nuevo Presidente y qué estrategia adoptará su marca ahora que la Casa Blanca será algo así como su hogar.

Hillary Clinton: el ejército de Anna Wintour

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De la misma manera en que un buen número de medios de comunicación se cuadró apoyándola, un ejército de diseñadores liderados por la directora de Vogue USA, Anna Wintour, se puso a disposición de la candidata demócrata. El objetivo no solo fue que se viera bien y acorde a su perfil político, sino también activa, dadas las especulaciones respecto de su salud. Wintour, demócrata hasta la médula, encargada de recaudar fondos para la pasada campaña de Obama y quien logró, a través de eso y otros honores, tener un lugar estratégico como gestora en el Museo Metropolitano de Nueva York, llegó incluso a vestir una polera de Marc Jacobs con la cara de Hillary impresa. Una pieza completamente fuera de tono con su historial de estilo, que fue parte de la colección Made for History que ella misma impulsó para recaudar dinero y en la que colaboraron también Tory Burch, Maxwell Osborne y Dao Yi Chow.

Fue también Wintour la organizadora de una cena de recaudación de fondos en la casa de Vera Wang, a la que acudieron otros de los diseñadores que se cuadraron con la derrotada candidata: Michael Kors, Jason Wu y Georgina Champan (Marchesa). Esas y otras marcas trabajaron con Clinton durante la campaña, que usó principalmente pantalones y trajes sastres monocromáticos.

Mención aparte merece Ralph Lauren, quien vistió a Hillary durante los tres debates: trajes rojo, azul y blanco, respectivamente. Los colores de la bandera estadounidense. Del mismo diseñador fue el conjunto crema que eligió para ir a las urnas, el pasado 8 de noviembre. Al día siguiente, para el discurso en que formalizaba públicamente la derrota, optó por un mix de carbón oscuro en el pantalón y la chaqueta, y esta con la solapas moradas, al igual que la blusa. Otro simbolismo: el morado se logra mezclando el rojo (republicano) y el azul (demócrata). ¿Su forma de llamar a la unidad?

En sentido común, y editorial, indican que Anna Wintour debiese llevar a Melania e Ivanka, juntas o por separado, en la portada y páginas interiores de <em>Vogue USA</em>. Habrá que ver si ambas pasan por alto el apoyo irrestricto que la editora tuvo hacia Michelle Obama y Hillary Clinton o se firma un tratado de paz que convenga a todas las partes.

Michelle Obama: la moda diplomática

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En la que fue su última cena de Estado, en octubre, Michelle Obama usó un vestido de Atelier Versace para recibir en la Casa Blanca al Primer Ministro

italiano Matteo Renzi y a su mujer, Agnese Landini (en la foto). El diseño, "especialmente glamuroso", como comentaron varios medios estadounidenses, fue el elegido para recibir a la contraparte de un país cultural y económicamente próximo a la moda. Porque aunque lo más comentado durante sus ocho años como primera dama fue su vocación por combinar las piezas de grandes diseñadores de la talla de Vera Wang y Carolina Herrera con las de marcas más accesibles como Talbots, Ann Taylor e incluso Asos, y a la vez impulsar nuevos talentos americanos como extranjeros, Michelle también empleó la indumentaria como lenguaje diplomático.

Para la mayor parte de las cenas oficiales, y al visitar a las autoridades de otros países, mostró diseños que comunicaran los alcances del intercambio entre culturas. Carolina Herrera, de ascendencia francesa, para pisar Francia; Marchesa para Reino Unido; Tadashi Soji para Japón; Vera Wang para China; Bibhu Mohapatra para la India, entre muchos otros ejemplos.

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