El caso Anna Cook a través los ojos de Tatiana Baeza-Fariña

La dramaturga y directora teatral Tatiana Baeza-Fariña conoció el caso de Anna Cook por una amiga cercana. La conmovió tanto su relato que decidió escribir una obra de teatro sobre ella en la que, en sus palabras, invita a que las audiencias se indignen y se movilicen frente a la inoperancia del sistema de justicia en crímenes de lesboodio. En esta entrevista habla de aquello, pero también del reciente estreno del podcast ¿Quién mató a Anna Cook?, del periodista Rodrigo Fluxá. “Es de un sensacionalismo enorme”, dice.




La dramaturga y directora teatral Tatiana Baeza-Fariña lleva ese apellido compuesto en memoria de su tía, Tatiana Fariña, militante de las Juventudes Comunistas que, según versiones de la prensa en 1985, murió al explosionar una bomba que ella misma portaba. Sin embargo, según sus familiares, fue detenida y asesinada por agentes del Estado debido a su militancia política. Llevan 37 años esperando justicia y aún no se ha logrado determinar la verdadera causa de la muerte de su tía.

Quizás esa historia es lo que la conecta tanto con el caso de Anna Cook: la desesperante búsqueda de una familia por justicia.  Anna Cook, una joven lesbiana cuya muerte en 2017, en su versión oficial, se le atribuye a un abuso de sustancias, pero que sus familiares y amigos insisten fue por asesinato. Tatiana supo del caso por una amiga de Anna, y la conmovió tanto su relato que decidió escribir una obra de teatro sobre ella. “Cuando se rompa el silencio, en memoria de la DJ Anna Cook”  es un concierto póstumo que “invita a que las audiencias se indignen y se movilicen frente a la inoperancia del sistema de justicia y sus instituciones, en crímenes de lesboodio”.

Paradójicamente, el estreno de la obra coincidió con el del podcast ¿Quién mató a Anna Cook? del periodista Rodrigo Fluxá, el cual plantea una mirada minuciosa y detallada de la realidad de Anna y de todos los que la rodeaban; un relato que se aleja de la teoría de asesinato por lesbodio y que se acerca más a retratar un ambiente de excesos.  El encuentro de estas dos miradas sobre el caso de Anna ha desatado una polémica interesante: ¿hay una falta de perspectiva de género en la justicia o la opinión pública está cegada por una causa política? Aquí, Tatiana responde al respecto.

¿Por qué una obra de teatro del caso de Anna Cook?

Yo me inicié en la dramaturgia cuando me di cuenta que nadie estaba escribiendo de lesbianas y de impunidad. Entonces escribí mi primera obra, Las convocadas que trataba la realidad de los lesbocidios. Ahí comencé un camino de teatro lésbico junto a Teatro La Crisis. Escribir se ha transformado desde entonces en un manifiesto constante de lo que significa ser una lesbiana de mi época, con las alegrías propias de la juventud y el miedo de la muerte al acecho. En ese sentido escribo de la luz y sombra que caracteriza a una generación, una sensación de seguridad y libertad que se ve derrumbada cada vez que matan a otra mujer lesbiana, cada vez que esa muerte queda impune.

Prefiero referirme como lesboodio, antes que lesbofobia, porque la verdad es que no nos temen, nos desprecian, y es importante hacer esa distinción.

¿Cómo se vive esa lesbofobia en Chile?

Prefiero referirme como lesboodio, porque la verdad es que no nos temen, nos desprecian, y es importante hacer esa distinción. A pesar de lo que tendemos a creer, al día de hoy los crímenes de odio siguen en aumento. Como mujer lesbiana, continúa siendo peligroso caminar de la mano en la calle. Todavía se reciben gritos en la calle, te echan de lugares, te escupen, te envían amenazas. Pasar por eso puede ser muy silencioso, por eso me parece importante seguir hablándolo. Hay muchas mujeres que pavimentaron el camino para que hoy pueda decir “soy lesbiana” y no irme a la cárcel por eso. Pero debemos pavimentar el camino para que las futuras generaciones digan “soy lesbiana” y no las maten por eso. Y peor aún, para que luego de matarlas relativicen los hechos.

¿Qué te pareció la investigación del podcast ¿Quién mató a Anna Cook?

Me parece que el podcast es todo lo que está mal para hablar de estos casos. No solo porque desde su concepción es deshonesto, sino porque no acepta un “no” como respuesta (¿A qué nos recuerda eso?). Creo que lo que hace es de un sensacionalismo enorme. Retrata el caso de Anna con una perspectiva del “true crime” que invita a las audiencias a especular, adivinar quién, cómo y por qué, como si fuera un juego de pistas. Esa es la insensibilidad que le caracteriza y carece de cualquier ética periodística.

De partida, el mismo título es sensacionalista, tomar una frase que tiene un componente de búsqueda de justicia y manejarla a su antojo para instalar su versión es a lo menos un acto de apropiación de una lucha que no le pertenece. Y digo “su versión”, porque apelar a la búsqueda de una falsa objetividad, que por lo demás está plagada de mentiras, solo sirve a un grupo, y que son justamente los presuntos culpables. No les interesa buscar la verdad, no les interesa ayudar a Anna, el objetivo final es buscar audiencias que entretener. Tampoco debería sorprendernos: a los hombres heterocis con plata le encanta contar historias que no les pertenecen, quizás porque en su mundo no hay injusticias de las cuales indignarse así que se toman el permiso de relativizar las de quienes sí padecen día a día la falta de justica.

“Anna Cook no era un emblema, era una persona. Y ya no está”, dice una columna reciente de la periodista Isabel Plant. Qué opinas de esa mirada que piensa que la lucha feminista y LGTBIQ+ está cegando el caso.

Lo que hace al validar el podcast es negar que se debe utilizar una perspectiva feminista para hablar de estos casos, una perspectiva que por supuesto es y debe ser partisana. El no entender eso es utilizar las mismas herramientas que sustentan falacias discursivas como “ni feminista ni machista, igualista”, “ni golpe ni pronunciamiento, régimen”, esos son los cimientos del podcast, esos son los discursos de la falsa objetividad de la que se vanagloria el podcast. Para empezar, al patriarcado no solo le basta construir la imagen inalcanzable de mujer ideal en vida, sino que además espera que se le deba la imagen de víctima ideal en muerte. Creo que esa es la partida de todo el problema. Anna no era una víctima ideal para este sistema, porque era lesbiana, porque su familia no es dueña del país y porque era artista.

¿Pero no crees que el movimiento ha vuelto un ícono a Anna?

No creo que el movimiento esté “volviendo un ícono” a Anna, por el contrario, cuando hablamos del caso de Anna le ponemos un espejo a un sistema que permite que estos crímenes sigan ocurriendo una y otra vez. No hablamos desde la excepcionalidad, lo que le pasó a Anna ha sucedido antes, ha sucedido después, y algún día nos podría pasar a nosotras. Creo que el movimiento lo que busca es hacer justicia, y en eso la memoria cumple un rol fundamental. Nadie busca “santificar” a Anna, creo que a esta altura ya deberíamos saber que no importa si es que consumía o no consumía o cómo era su vida personal, eso solo le pertenece a su familia, amigos y conocidos, como sociedad no nos interesa, porque nadie se merece que la golpeen, la violen y la maten, sin importar si había bebido o no, sin importar el “largo de la falda”.

Cuando comienzan a publicarse esos aspectos de la vida de una mujer, lo único que se hace es relativizar los hechos que sí sabemos y sí son importantes: Anna era lesbiana, no se suicidó, no tuvo una sobredosis, no tenía epilepsia ni depresión, y aún así fue ingresada sin signos vitales como una NN al hospital. Aún así encontraron ADN masculino y la justicia se niega a tomar en cuenta su orientación sexual como un precedente en la investigación. Aún así los únicos que saben lo que pasó han cambiado una y otra vez su versión. La investigación es incongruente y determinar la verdad de lo que pasó le compete al equipo jurídico, a los peritos y al Ministerio Público. A nosotras nos compete seguir gritando, no permitir el olvido y luchar para que lo que le sucedió a Anna no vuelva a ocurrir nunca más, el resto es sensacionalismo morboso.

¿Qué esperas que pase en relación al caso en los próximos meses?

Espero que se sepa la verdad y que los culpables paguen. Espero que se termine el pacto de silencio. Hay gente que estuvo ahí y no habla. Espero justicia. Esa esperanza es lo único que nos mantiene de pie.

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