Salud Mental en Chile; un desafío creciente

depresión


La tensión e incertidumbre de las crisis social, sanitaria y económica han tenido efectos significativos en la salud mental de los chilenos, que, en casos extremos, podrían incluso terminar en patologías. Lamentablemente no sabemos con certeza su alcance, pues no existe un indicador que cuantifique este efecto. Para tener un diagnóstico preciso es necesario medir de manera sistemática nuestro estado de salud mental y su evolución.

El Termómetro de la Salud Mental ACHS-UC que lanzamos recientemente con el Centro de Encuestas y Estudios Longitudinales de la Universidad Católica, busca ser un aporte en esta dimensión. Se trata del primer estudio longitudinal basado en tests internacionales (GHQ-12, UWES-3 y CoPsoQ miden sintomatología, engagement y riesgos psicosociales, respectivamente), los que mediante una encuesta realizada a una muestra aleatoria representativa de la población nacional urbana de entre 21 y 68 años, permite generar resultados y conclusiones válidas para la toma de decisiones.

Este termómetro define una línea de base, donde algunos resultados son llamativos: un 13,8% de las personas entre 21 y 68 años del país indican tener síntomas que se asocian a la presencia de problemas de salud mental, siendo esta cifra mayor para mujeres (16% vs 11,6% hombres) y para jóvenes de entre 25-35 años (16,6% vs 12% en los otros tramos de edad). Asimismo, dificultades financieras se asocian a una probabilidad 5 veces mayor de contar con estos síntomas (28% vs 5,8%), y a menor nivel educacional, mayor prevalencia de síntomas (17,4% personas con educación media completa vs 9,7% universitaria).

Respecto al mundo laboral, un 66,1% de las personas ocupadas en el país indican que nunca o casi nunca existe un mal ambiente en su área de trabajo, y sólo un 2,6% no está satisfecho con su puesto de trabajo. Asimismo, un 24% de los encuestados mejoró la percepción respecto de su rol personal (se sienten jugando un papel más útil en la vida) y un 32,5% mejoró la confianza en sí mismo.

Son resultados consistentes con posturas científicas de la psiquiatría y psicología: precarias condiciones socioeconómicas pueden tener impactos negativos en la salud mental; mientras posiciones de responsabilidad y un trabajo estable son factores protectores.

Una comprensión acabada y basada en la evidencia no sólo permitirá aunar esfuerzos con otros actores del sistema de salud, sino también analizar mejoras a las políticas públicas y proponer formas en que el mundo de la empresa puede contribuir a afrontar esta problemática social.

El “termómetro” nos indica directrices para ello, como son el desarrollo de herramientas para una mejor conciliación trabajo y vida personal, con foco en la participación laboral femenina, o bien, la necesidad de una mejor educación financiera, entre otras prioridades.

Invitamos a analizar los datos de esta encuesta, que, persiguiendo el bien público, disponibilizaremos a nivel de microdatos para que juntos podamos abordar este desafío.

* Gerente General Asociación Chilena de Seguridad

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