El retiro de Angela Merkel



Los anuncios de la Canciller alemana Angela Merkel de que dejará la presidencia de su partido, la CDU, y que no postulará a la reelección como jefa de gobierno en los comicios de 2021, marcan el inicio del fin de una etapa clave no sólo para Alemania sino para toda la Unión Europea. Merkel que llegó al poder en 2005 tras derrotar al entonces canciller socialdemócrata Gerhard Schröder se mantendrá en el cargo 16 años -de cumplir su actual periodo. Sólo Helmut Kohl permaneció tanto tiempo como jefe de gobierno, pero al contrario de él -que se retiró tras perder las elecciones de 1998-, Merkel optó por dar un paso al costado antes de enfrentarse a una eventual derrota en las urnas.

La decisión responde al complejo momento que atraviesa la CDU, que ha enfrentado severas derrotas en los últimos comicios en Alemania y, si bien sigue siendo la primera fuerza política del país -junto a sus aliados de la CSU de Baviera-, según los últimos sondeos su apoyo cayó a un 26%, muy lejos del 47% que llegó a tener hace sólo cinco años. Un retroceso que ha venido de la mano del ascenso del partido nacionalista Alternativa para Alemania convertido hoy en la segunda fuerza política del país, desplazando a los socialdemócratas de la histórica SPD. Por ello, la salida de Merkel dejará un vacío político en Alemania cuyo efecto hoy resulta difícil de prever.

Pero más allá de las consecuencias internas en Alemania, el repliegue de Merkel de la primera línea política también representa un duro golpe a nivel internacional. La Canciller no sólo ha sido una figura clave para mantener la estabilidad de la Unión Europea tras la severa crisis económica de comienzo de la década, sino además asumió un liderazgo regional en tiempos convulsionados. En momentos en que el proyecto europeo enfrenta uno de sus mayores desafíos con la salida de Reino Unido -prevista para marzo de 2019-, y las tensiones económicas en la zona euro, el retiro de uno de los principales pilares de la unidad europea abre un escenario incierto para el bloque.

Angela Merkel jugó un rol decisivo a nivel internacional en los 13 años que lleva en el poder. En medio de las tensiones generadas por la ola de inmigrantes en Europa, las presiones populistas tanto de izquierda como derecha a nivel global y el surgimiento de líderes autócratas con escaso compromiso democrático en distintas regiones del planeta, la Canciller alemana supo encarnar un tipo de liderazgo democrático, marcado por la ética de la responsabilidad y la seriedad política, que hoy es cada vez más escaso.

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