Delimitación de Campos de Hielo Sur



Cada cierto tiempo se nos recuerda que nuestro territorio está formado por extensas zonas cubiertas de hielo, que dan vida a glaciares y ventisqueros que desembocan en lagos o en el mar. A su inmensidad se agrega la importancia que poseen como reserva mundial de agua dulce, un bien cada vez más escaso. De ese recuerdo también surge que es en esa zona de nuestra Patagonia donde aún perdura el único punto no resuelto definitivamente, entre Chile y Argentina, a la hora de demarcar nuestra extensa frontera.

Hace ya casi tres décadas ambos Estados, de común acuerdo, supieron solucionar prácticamente todas las diferencias. Ocurrido aquello se inauguró la etapa más virtuosa de la relación bilateral, la cual se ha mantenido y acrecentado, más allá del signo político que durante este largo periodo han tenido los gobiernos en uno u otro lado de Los Andes. No es entonces de extrañar que el verbo rector haya sido la construcción de acuerdos en distintas áreas que han contribuido a una integración genuina y de efectos concretos.

Lo virtuoso no significa, sin embargo, la inexistencia de momentos complejos, como aquel episodio de la suspensión unilateral del envío de gas natural, no obstante su amparo en contratos perfeccionados, hecho que en todo caso logró ser superado y con los años se ha vuelto a recibir o entregar gas según las circunstancias de mercado. En otras áreas han sido tiempos de avances sin retrocesos, mejora de pasos fronterizos, integración aduanera y aumento progresivo del flujo turístico, por dar algunos ejemplos.

Lo ocurrido en defensa es particularmente sintomático, pues de la antigua hipótesis de conflicto se ha transitado a la confianza; ahí están los ejercicios anuales combinados entre ambas FFAA, la existencia de una unidad conjunta de fuerzas de paz (Brigada Cruz del Sur), la permanente tarea de desminado que tanto el Ejército como la Armada vienen desarrollando desde hace años en diversas zonas que otrora fueran objeto de instalación de minas.

Esta breve reseña del estado de la relación bilateral puede ayudar a comprender lo pertinente de que ambos gobiernos -quizás como nunca presididos por dos mandatarios cercanos- pudieran enfocarse en agilizar una solución bilateral, sin terceros de por medio, que evite recordar cada cierto tiempo que aún existe un tema pendiente.

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