Columna de Max Colodro: La sociedad del miedo



La encuesta CEP difundida esta semana devela un país casi irreconocible, donde el 66% de los ciudadanos considera que se necesita un gobierno firme, “en vez de tanta preocupación por los derechos de las personas.” Hace menos de cuatro años, en el contexto del estallido social, el respaldo a esa afirmación llegaba sólo a un 32%. En paralelo, un 79% señala que la obediencia y el respeto por la autoridad son los valores más importantes que los niños debieran aprender. A lo que se agrega que un 50% está de acuerdo con que “se deben suprimir libertades públicas y privadas para controlar la delincuencia”. Delincuencia que, dicho sea de paso, tiene como causa principal a la inmigración irregular para un 49% de la población. No resulta extraño, entonces, que la valoración del rol de las FF.AA. y de las policías haya subido de manera significativa en el mismo período, en un Chile donde el 75% de la gente tiene temor a ser víctima de una balacera o un secuestro.

¿No era esta la sociedad de los derechos y las demandas sociales? En la encuesta CEP realizada a pocas semanas del estallido social, un 55% declaraba su apoyo a las movilizaciones y el 57% era contrario a que Carabineros hiciera uso de la fuerza para responder a un manifestante violento. Ahora, en cambio, la gente quiere un “gobierno firme” y está incluso dispuesta a que se supriman libertades para vivir con mayor seguridad. En simple, las personas, sobre todo en ciertos territorios, han descubierto de manera dolorosa las consecuencias del debilitamiento del Estado de Derecho y del progresivo deterioro del orden público. Eso a lo que un vasto sector político apostó con el objetivo de tumbar a un gobierno elegido democráticamente, y para imponer una agenda de cambios políticos que los chilenos no habían validado en las urnas. Finalmente, cuando tuvieron la posibilidad de sancionar con su voto la propuesta constitucional que consagraba esos cambios, la rechazaron por amplia mayoría.

La gente vive hoy con la inseguridad y el miedo pegado a la piel, dispuesta a sacrificar libertades y derechos para poder caminar por las calles con un poco de tranquilidad. Para no bajarse con temor de la micro o del automóvil, para poder salir a pasear con sus mascotas con algo de paz. Porque eso es lo que se ha perdido de manera cruenta en los últimos años, y la decisión política de validar la violencia y romantizar la destrucción del espacio público aportó decisivamente a deteriorar la calidad de vida de millones. Esto y no otra cosa es lo que ilustran los sorprendentes datos de la encuesta CEP.

Los responsables de haber hecho un gran aporte a la sociedad del miedo hoy guardan silencio y miran para el techo. Pero no les ha salido gratis: su derrota política está siendo monumental, una tremenda lección histórica, y las cifras conocidas esta semana vuelven a ilustrar lo difícil que será dejarla atrás.

Por Max Colodro, filósofo y analista político

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