Columna de Julio Borges: El crimen de Ronald Ojeda y la conexión con Miraflores

Ronald Ojeda Moreno.


El asesinato del teniente venezolano Ronald Ojeda ha causado una indignación sin precedentes en el pueblo venezolano. Se trata de otra muerte de misterio, violación de derechos humanos y crimen organizado que conecta de alguna manera con la dictadura de Nicolás Maduro.

El teniente Ojeda era miembro de la juventud militar, esa que Nicolás Maduro tanto desprecia por su resistencia a la dosis revolucionaria, exiliado en Chile luego de haber huido de la dictadura; fue secuestrado en condiciones de misterio, raptado en un vehículo a medianoche por cinco individuos. Desde esa noche, el joven militar de 32 años desapareció; hasta que tristemente fuimos informado del hallazgo de su cadáver.

Entró al ejército con apenas 17 años, lleno de sueños y con un corazón derretido por la pasión de defender a su país. Creía mucho en la historia del ejército bolivariano, pero de ese ejército, que la historia le asignaba el honor de ser heredero de las luchas del Libertador Simón Bolívar, en la práctica no quedaba nada. El madurismo lo había convertido en relato de papel, pues por dentro solo reinaba corrupción, crimen organizado y adoctrinamiento.

Sobre su muerte, aún hay más preguntas que respuestas. ¿La manera en que se secuestró al militar no obedece a un patrón de inteligencia militar? ¿Por qué Maduro decidió expulsarlo de las filas del ejército un mes antes de su secuestro? Pero más allá de todo eso, ¿hay una conexión entre Maduro y los sicarios del Tren de Aragua? Son preguntas que las autoridades chilenas tienen que hacerse y que no son descartables de entrada.

Sin embargo, preocupa que el gobierno de Chile con este caso no vea el bosque completo y se queden única y exclusivamente contemplando un árbol. Si Maduro o alguno de sus esbirros planificaron este macabro plan, no solo asesinaron a una persona asilada en Chile, cuestión muy grave para la reputación de ese país como protector de los derechos humanos, sino que incursionaron en su territorio; y esto se trataría de un atentado contra la soberanía y la seguridad nacional de Chile. A todo el Estado chileno debería movilizarle este crimen, pues le debería recordar el asesinato del líder opositor Orlando Letelier, en Washington, por parte del dictador Pinochet.

A mi no me sorprendería que Maduro o alguien de su círculo ordenara esta ejecución, sobre todo porque el régimen en este momento está ante un escenario en el que pretende aferrarse al poder a toda costa. Maduro tiene que hacer cosas a atroces para imponerse en las elecciones de este año. Su popularidad generosamente llega al 15% (según varias encuestas); razón por la cual ya no le basta con dividir, perseguir, inhabilitar y secuestrar a la oposición política, sabe que el país está decidido a votar masivamente para cambiar este sistema, bajo el liderazgo de María Corina Machado. Precisamente por eso tiene que hacer cosas verdaderamente atroces para preservar el poder, sin importar que esto engruese su historial de crímenes de lesa humanidad.

Por Julio Borges, abogado y político venezolano.

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