Columna de Javier Sajuria: Género e ideología



Un reciente artículo en el Financial Times expuso una tendencia creciente en varios países en que se estaría acrecentando la brecha ideológica entre hombres y mujeres, en particular en las generaciones más jóvenes. Según los datos presentados, después del surgimiento de los movimientos #MeToo en todo el mundo, estaríamos en presencia de mujeres jóvenes con ideas cada vez más progresistas, y de hombres jóvenes cada vez más conservadores. Si bien hay signos de esa diferencia en Chile, la realidad es aún más preocupante.

Partamos por plantear que este no es un fenómeno nuevo, aunque claramente hay una profundización en algunos países. Ya en los 90, los datos en Europa mostraban que las mujeres tenían posturas más progresistas y con mayor apoyo a políticas de los estados de bienestar. En ese entonces, se planteaba que esto se relacionaba con los patrones culturales que aún se le imponen a las mujeres como la carga emocional de mantener una familia. En una sociedad con una creciente cantidad de madres solteras, la teoría planteaba que las mujeres buscaban un Estado que las protegiera. Así, en la medida que la población se volvía más vieja (y sus hijos crecían), se equiparaban en sus posiciones.

Sin embargo, el aumento en esta brecha entre hombres y mujeres jóvenes en los últimos años no puede atribuirse solo a la maternidad y sus implicancias. Es más probable revisarlo a la luz de los avances en igualdad de derechos y en mecanismos de protección de los mismos en distintas partes del mundo. En Chile, por ejemplo, es razonable pensar que los cambios en los protocolos de abuso sexual en las universidades expliquen una proporción de esta brecha. En instituciones donde los hombres tenían un privilegio en base a prácticas sexistas, es probable que medidas que las impidan tengan efectos disímiles entre los que pierden estatus (hombres) y quienes lo ganan (mujeres).

Cuando analizamos los datos disponibles en Chile, vemos un poco de esa tendencia. En la encuesta de Espacio Público de noviembre de 2023 aparecen una serie de preguntas sobre propuestas que pueden considerarse “feministas”, como la promoción de cuotas de género o la creación de un sistema nacional de cuidados. Si bien hay una mayoría de acuerdo con estas ideas, la brecha entre hombres y mujeres es más grande entre las personas más jóvenes. Pero lo más interesante es cuando expandimos ese análisis a través del tiempo. Las encuestas CEP desde 1995 también muestran que esa brecha suele ser más grande entre hombres y mujeres cuando se trata de identificarse con alguna fuerza política. Sin embargo, la tendencia más importante es que la mayoría -hombres y mujeres jóvenes- se identifican cada vez menos.

Las implicancias de estos resultados son importantes para comprender fenómenos como la polarización y la radicalización de generaciones más jóvenes. Por el lado de la polarización, estamos en presencia de una serie de temas en que hombres y mujeres parecen tener mayores divergencias en la juventud. Por otro lado, hombres jóvenes más conservadores y poco identificados con el resto de la sociedad suelen relacionarse con mayor radicalización y violencia de género. El desafío, principalmente para hombres de generaciones más viejas, es promover un ambiente de igualdad de derechos como una ventaja para todos y no una amenaza para algunos.

Por Javier Sajuria, profesor de Ciencia Política, Queen Mary University

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