Columna de Cristián Valenzuela: Pedro Pool



“El día que yo sea Presidente de la República no te la vas a llevar pelada. Traidores con Chile, los vamos a fusilar, que es lo que se merecen”, amenazó el empresario Pedro Pool en uno de sus programas de YouTube, a lo que agregó una serie de epítetos e insolencias irreproducibles. Lo hacía en referencia a las declaraciones de Evelyn Matthei el fin de semana, donde daba cuenta de su preocupación por el proceso constitucional. Podemos estar a favor o en desacuerdo con la alcaldesa, pero lo que no podemos hacer es aceptar que alguien denoste, insulte y amenace de una manera tan violenta a alguien por pensar distinto.

El señor Pool es un ex militante del fallido partido Amplitud. En su única incursión electoral, en 2016, obtuvo 248 votos como candidato a Concejal en Osorno y en el último año, ha transitado aceleradamente hacia un camino sin retorno al extremismo y la extravagancia. Con camisa florida, una barba descuidada y un discurso altisonante, se ha sumado a las marchas de grupos extremos buscando apuntalar su candidatura presidencial para el 2026 y ha ido construyendo un discurso antisistema y violento para los estándares de la política.

Evelyn Matthei ha sido diputada, senadora, ministra y actualmente alcaldesa. En sus distintas ocupaciones, a lo largo de su extensa carrera, ha mostrado preparación, capacidad y experiencia, no solo para ocupar los cargos públicos sino también para ejercerlos con autoridad y efectividad. Además, ha demostrado una y otra vez, su profundo compromiso con Chile y una vocación de servicio público verdadera. Más allá de las diferencias que uno puede tener con la alcaldesa Matthei, no podemos quedarnos indiferentes a este nivel de críticas e insultos, ni darle espacio a personajes que solo contribuyen a fomentar el odio y la violencia en el espacio público y político.

La indiferencia de la ciudadanía con la clase política es evidente y muchas veces se transforma en indignación y frustración. Es un sentimiento que se ha profundizado en la última década y, salvo contadas excepciones, la clase política no lo ha sabido canalizar ni procesar. Pero eso no justifica la aparición de estos personajes en la esfera pública que, con la pretensión de representar a la ciudadanía, pueden darse el lujo de ocupar un micrófono y disparar insultos y amenazas sin consecuencias.

Las redes sociales y las plataformas digitales son una oportunidad tremenda para promover y fortalecer la libertad de expresión y re-conectar a las autoridades políticas con los ciudadanos. Sin embargo, como todo, esa libertad debe ejercerse con responsabilidad, prudencia y respeto.

Me encantaría no tener que escribir del señor Pool, para no contribuir a aumentar involuntariamente su audiencia. Pero en ciertas ocasiones, es indispensable levantar la voz y cuestionar este tipo de actitudes y declaraciones, para demarcar una línea clara entre aquello que es aceptable y aquello que es condenable. En este caso, no solo es absolutamente condenable sino injusto con la figura y trayectoria de Evelyn Matthei.

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