Columna de Cristián Valenzuela: Morir a los 5 años

Foto: Referencial /AGENCIAUNO

Ningún niño de 5 años debería morir en estas trágicas circunstancias y la comuna de residencia, la condición social o los privilegios de una familia no deberían ser el único seguro de vida frente a la violencia y la delincuencia que desbordan nuestra realidad nacional. Y en este contexto, el Estado cumple un rol fundamental, un rol que lamentablemente no está cumpliendo.


A las 8.30 de la noche, en la comuna de Padre Hurtado, fue asesinado a balazos un pequeño de cinco años. Probablemente, si es que iba a la escuela, el menor estaba en kínder y le quedaban pocas semanas para terminar el año. Quizás en estos días participaría del acto final de año y celebraría, junto a sus compañeros, su paso a primero básico. Mi hija tiene 5 años y hoy en la mañana tuvo su acto de cierre de año. Anoche a las 8.30 dormía tranquila en su cama, nerviosa por la presentación de hoy y expectante por lo que depara el próximo año.

Al igual que el menor asesinado, vivimos en el sector sur de Santiago, en comunas donde antes los chilenos podían vivir, dormir y caminar tranquilos en sus barrios, sin el miedo permanente a ser asaltados o incluso asesinados. Hoy, en cambio, 9 de cada 10 chilenos cree que la delincuencia está aumentando; el número de delitos crece exponencialmente; y el crimen organizado y el narcotráfico se apropia de nuestros barrios, plazas y calles.

Ningún niño de 5 años debería morir en estas trágicas circunstancias y la comuna de residencia, la condición social o los privilegios de una familia no deberían ser el único seguro de vida frente a la violencia y la delincuencia que desbordan nuestra realidad nacional. Y en este contexto, el Estado cumple un rol fundamental, un rol que lamentablemente no está cumpliendo.

Por eso repugna que el Presidente de la República este tan desconectado de la realidad que vive el resto del país. Sus fotos matutinas subiendo el cerro, trotando por el Calle Calle o asistiendo alegremente a eventos deportivos no se condicen con la tragedia de inseguridad que viven millones de chilenos. Él es, por mandato constitucional, el principal responsable de la crisis de inseguridad que viven los chilenos y quien tiene, en sus manos, el conjunto de herramientas, soluciones y recursos para hacer frente a esta crisis.

Yo prefiero que, en vez de perder el tiempo andando en bicicleta para mostrar su compromiso con el medioambiente o la salud mental, se suba más temprano al auto que le pagamos todos los chilenos y llegue a trabajar con más urgencia para resolver los problemas graves que tienen los chilenos.

No más comisiones, no más comités, no más proyectos simbólicos. Lo que Chile necesita es un Presidente y un equipo de Ministros, sentado en La Moneda, coordinando las acciones policiales, jurídicas y judiciales para salir a combatir el narcotráfico y la delincuencia con toda la fuerza posible. En vez de criticar a los alcaldes que sí están haciendo la pega; en vez de cuestionar a la oposición que demanda por respuestas; en vez de tratar de unir infructuosamente el pacto fiscal con las reformas de la delincuencia; lo que se requiere es un gobierno que gobierno y que cumpla con el mandato ciudadano que ganó legítimamente en las urnas.

No queremos más niños asesinados por la delincuencia y el principal responsable en Chile para evitarlo, es el propio Presidente.

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