Columna de Andrés Benítez: Niemann y Pereira, ahora ricos, pero también famosos

Joaquín Niemann y Mito Pereira.


Cuando en agosto del 2022 Joaquín Neimann fichó por la liga árabe LIV Golf, por un contrato que le aseguraba 100 millones de dólares, la decisión del golfista fue muy controversial. De alguna manera, significaba abandonar los campeonatos de elite, el PGA Tour, donde era considerado una estrella emergente, por una suerte de circuito de exhibición con más pirotecnia que deporte. En suma, era renunciar a tener una carrera deportiva seria, cuestión que provocó una gran decepción en muchos fans. Claro nadie dudaba de que la oferta económica era irresistible -todo tiene su precio-, pero renunciar a la épica siempre es poco atractivo. En suma, si antes iba a ser una grande… ahora sería rico.

Y la cosa es que Niemann efectivamente desapareció del radar deportivo, ya que los torneos LIV no eran trasmitidos por plataforma alguna y, además, no conseguían interés alguno. Sí tuvo dos apariciones importantes, en el máster de Agusta y el PGA Championship, torneos en los que pudo seguir jugando porque estaba clasificado desde antes de irse al LIV. Pero en ambos tuvo actuaciones más bien pobres, especialmente en el PGA donde ni siquiera paso el corte de la cancha. En suma, todo indicaba que su nivel estaba decayendo en forma importante y su figura sólo motivaba a algunos fanáticos.

Mito Pereira, por su parte, quien también siguió los pasos de Niemann, no tuvo mejor suerte. En Augusta quedó en el lugar 45, en tanto en el PGA Champioship se ubicó 18, lo que no suena mal, pero hay que recordar el año anterior estuvo liderando el torneo hasta el último hoyo, terminando en tercer lugar. Nunca un chileno había estado tan cerca de ganar el máster de golf.

Bueno, este oscuro panorama deportivo -no así financiero-, se terminó ayer para ambos, cuando el PGA Tour anunció que a partir del 2024 se fusionaría con la liga LIV, una decisión que está causando mucho revuelo, pero en que en el fondo permite el regreso de los chilenos y otros a los grandes torneos. Y con los bolsillos llenos. Este punto no es menor porque no son pocos los jugadores que rechazaron grandes ofertas para irse al LIV, ante la amenaza de no volver a jugar en PGA, y hoy se ven traicionados por los dirigentes.

Para muchos, la apuesta de Niemann fue siempre obvia. La idea de que los infinitos recursos de la liga LIV, financiada por Arabia Saudita, terminarían arrasando con el PGA tour, no debiera sorprender. Hoy, el chileno se queda con sus 100 millones de dólares y regresa a los grandes torneos. Hoy sí puede ser rico y famoso.

De todas formas, la polémica tiene para rato. La prensa ha sido muy dura con la idea de fusionar las ligas. “El dinero ganó nuevamente”, titulan los grandes medios del mundo, algo que es bastante obvio -siempre ha sido así-, pero el fondo de la crítica tiene que ver con el argumento moral que usó el PGA para denostar a la LIV, aduciendo que se trataba de comprar un deporte para una operación de limpieza de imagen por parte de un país que ni siquiera respeta los derechos humanos. Y eso es verdad. Pero, el problema de usar un argumento moral para denostar a otro, es que cuando uno se arrepiente, queda atrapado en un dilema mayor.

La lección es una: si la plata manda, entonces las discusiones siempre deben mantenerse en el plano de los negocios. Y en ese mundo, nada importa demasiado y es normal que fieros competidores se unan. Porque, al final, todo tiene su precio. Y los negocios son negocios.

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