Columna de Jaime Abedrapo: Avances del consumo de drogas en Chile, una triste realidad

narcotráfico


El fuerte incremento de la producción de drogas en la última década en la región, principalmente de cocaína y marihuana, está afectando gravemente a todos los países del hemisferio sur de las Américas.

Al respecto, Chile no solo se consolida como un país de tránsito, sino que se confirma como el tercer consumidor (porcentualmente) de cocaína y marihuana en el continente, después de Estados Unidos y Uruguay. De hecho, nuestros niños, niñas y adolescentes están en el primer lugar entre todos los países de las Américas en el consumo de marihuana (26,8%), cocaína (2,9%), pasta base (1,7%) según el Informe mundial sobre Drogas de Naciones Unidas del 2021.

Entonces, estamos siendo testigos de la penetración del narcotráfico en Chile como un problema gravitante que incrementa el malestar de los ciudadanos en temas de seguridad ciudadana y también -severamente- en la salud pública. Las manifestaciones de estas problemáticas se aprecian en el incremento de la criminalidad en diferentes localidades (barrios), en la corrupción de funcionarios, entre otras evidencias que están afectando la gobernabilidad del país y la calidad de nuestra democracia.

Tanto el Plan Nacional contra el Narcotráfico 2014-2020, la Estrategia Nacional de Drogas 2021-2030, y los Programas Microtráfico Cero y Frontera Segura, parecen insuficientes al objeto de mitigar la tendencia que se evidencia en materia de consumo de drogas en el país. Situación que está relacionada con el aumento en las bandas criminales y la notoria instalación del crimen organizado en el Chile actual. Un estudio de la UDP -publicado por Ciper Chile en 2021- nos reveló que en una década las “zonas ocupadas” por bandas y organizaciones dedicadas al narcotráfico se han duplicado. Solo en la Región Metropolitana pasaron de 80 a 174.

Ante este escenario, parece pertinente actuar sobre el plan anual de asistencia técnica en materias de prevención y tratamiento de drogas, ello a fin de fortalecer la labor que se desarrolla desde las políticas públicas y sociales; difundir los estudios cualitativos respecto a la situación del consumo de drogas en nuestro país para concientizar a la ciudadanía respecto a ese flagelo, para con ello reimpulsar una estrategia de prevención dirigida a adolescentes y a la comunidad en general.

En consecuencia, urge involucrar a la sociedad en su conjunto en esta problemática, ya que se requiere de actores públicos y privados, a la familia sin duda alguna, y la comunidad toda (colegios, barrios, municipios). Esta, según las tendencias observadas, podría ser la alternativa a seguir frente a uno de los principales flagelos que hoy padecemos como sociedad: el aumento vertiginoso en el consumo de drogas, cuya manifestación más visible en el corto plazo estaría en el aumento de los niveles de violencia en el ámbito delictual.

Por Jaime Abedrapo, director del Centro de Derecho Público y Sociedad, PUBLICUSS, Universidad San Sebastián

Comenta

Los comentarios en esta sección son exclusivos para suscriptores. Suscríbete aquí.