Una revancha que espera 28 años

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Una victoria de Universidad de Chile ante Cobresal podría sentenciar el destino de los mineros, en caso de que triunfe Wanderers. En enero de 1989, los de la Tercera Región mandaron a la U al descenso por única vez en su historia.




La tarde del 15 de enero de 1989, Universidad de Chile vivía el momento más duro de su historia. El pitazo final del árbitro Iván Guerrero desataba el comienzo de una pesadilla para los azules, quienes acababan de empatar 2-2 con Cobresal, sentenciando el primer y, hasta ahora, único descenso de su existencia.

Las 15.079 personas que llegaron al Estadio Nacional no podían creer lo que veían. En la cancha, el volante minero Franklin Lobos y el azul Marcelo Silva intercambiaban camisetas. Ambos, invadidos por una pena negra. "Nos caían las lágrimas. La U estaba muy mal económicamente también. De hecho, cuando cambié camiseta con Marcelo, me di cuenta de que la mía estaba nueva, mientras que la de él estaba deshilachada. Y cuando hay malos dirigentes, los que pagan el pato son los jugadores. Por suerte, la hinchada se dio cuenta de que la culpa no era sólo de ellos y supo perdonar a los muchachos", explica Lobos.

Esta noche, en el mismo escenario, la historia puede repetirse, pero de forma inversa. Un triunfo azul les pondría la lápida a los mineros, quienes podrían perder la categoría si mañana Santiago Wanderers vence a Audax Italiano en La Florida.

Lobos, uno de los 33 sobrevivientes de la mina San José, está en una posición difícil. Hincha azul desde la cuna y gran ídolo de los albinaranjas, está con sentimientos encontrados. "Es súper complicado, quiero mucho a Cobresal y prefiero que se salven; viví los mejores años de mi vida ahí y sería muy traicionero decir que quiero que la U gane, más allá de que ellos se portaron súper bien conmigo cuando pasó lo del accidente (en la mina). Aunque igual sería penca que Cobresal le ganara a la U y después terminara bajando", reflexiona.

Esa tarde de verano, Lobos, sufría: "Fue un momento muy especial para mí y también para el Flaco (Vladimir) Bigorra, formado y símbolo de la U. Pero éramos profesionales y teníamos que ganarle, a pesar de que por dentro lo único que queríamos era que se salvara. Nos dolió hasta el alma".

La última fecha del Torneo Nacional de 1988, que terminó en enero del año siguiente, tuvo un desenlace sorpresivo, ya que Unión Española y O'Higgins figuraban un punto por debajo de los estudiantiles al comienzo de la jornada. Ambos jugaban de visita, frente a Universidad Católica y Huachipato, respectivamente, y los dos obtendrían victorias por 3-1, lo que obligaba al equipo dirigido por Manuel Pellegrini (de peor diferencia de gol) a derrotar al cuadro de la Tercera Región.

Dos goles de Sergio Salgado ponían todo cuesta arriba para los azules, quienes con bastante amor propio lograron empatar, con tantos de Álvaro Vergara y Jorge Pérez. Sin embargo, el postrer esfuerzo fue insuficiente y el descenso se hizo realidad.

"Nunca pensamos ni comentamos en el camarín la posibilidad de descender. Ni siquiera estábamos preocupados por el tema", cuenta Héctor Hoffens, quien agrega: "Manuel (Pellegrini) me sacó en el entretiempo y yo estaba muy quemado, porque me dijo que no estaba bien".

El ex atacante también cree que rondó el hombre del maletín: "Se dieron resultados muy extraños, pero eso ya es una anécdota a estas alturas".

Juan Rivera, defensa de Cobresal en esa tarde, recuerda una particular anécdota: "Los jugadores de la U me pedían que los tocara en el área, sobre todo (Cristián) Olguín, para que cobraran penal. 'Estai loco, no puedo hacer eso', les decía".

El camarín era un funeral. "Estuvimos mucho rato adentro. Los hinchas estaban pegados a las ventanas y se desahogaron con los compañeros", cuenta el azul Roberto Reynero.

"Pensábamos que podíamos ganarles y lamentablemente bajamos a Segunda División. Para bien o para mal, Cobresal siempre se ha cruzado en el destino de la U. Ahora hay una revancha de lo que pasó el 89 y también está el 94, cuando la U salió campeón después de 25 años con el gol del Pato Mardones, de penal".

Precisamente, aunque es otra historia, ese encuentro tuvo a Rivera como protagonista al cometer una discutible infracción sobre Marcelo Salas dentro del área. "Hasta el día de hoy me preguntan si fue penal, y claramente no fue", recuerda el zaguero, quien relata que cinco años antes, en la tarde de enero del 89, debió salir arrancando del Estadio Nacional: "Tuvimos que irnos por la puerta de la maratón, porque nos querían linchar".

El debut de Pellegrini

Manuel Pellegrini se hizo cargo del primer equipo de Universidad de Chile en julio de 1988, el club donde jugó toda su carrera. El ingeniero hacía sus primeras armas en la dirección técnica e, incluso, no dudó en viajar a Europa a perfeccionarse. Durante su ausencia, los azules no conocieron la victoria.

"Fue un error del técnico y de nosotros también, por no saber asimilar la situación. Mostramos un bajo nivel individual y también colectivo. Más encima, estábamos en una crisis deportiva y económica. Muchos no sabían que llevábamos cuatro meses sin cobrar el sueldo y esa situación a algunos les afectó mucho más", apunta el ex lateral Reynero.

Y a pesar de haber goleado 3-0 al Colo Colo de Arturo Salah, los azules igualmente terminaron perdiendo la categoría.

Luego del descenso, el cuadro laico sufrió un descabezamiento, que incluyó la salida del presidente Waldo Greene y del propio Pellegrini. Algunos jugadores se quedaron en el club y de la mano de Leonel Sánchez y Luis Ibarra consiguieron el retorno a Primera el año siguiente.

Pellegrini luego transitaría por otros clubes nacionales, para después alcanzar su consagración en el extranjero, donde triunfó en Ecuador, Argentina, España e Inglaterra. Sin embargo, el descenso de la U permanece como un punto negro en su currículum.

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