Tras masacre en Las Vegas, debate sobre control de armas apunta al Congreso

Las Vegas

Luego de lo ocurrido en Las Vegas, donde 59 personas murieron, resurgió una vez más el debate sobre las armas. Desde junio de 2016 se han registrado 521 ataques masivos.




"Respaldo una prohibición en armas de asalto y apoyo que exista un período de espera un poco más extenso para comprar un arma", escribió Donald Trump en su libro The America We Deserve, en 2000. En ese mismo texto, criticó a los republicanos que "caminan por la línea de la Asociación Nacional del Rifle (NRA) y rehusan restricciones limitadas" en las leyes de arma de fuego. Incluso, en 2012, Trump citó el llamado del Presidente Barack Obama a tener una mayor regulación en la compra de armas luego del tiroteo de Sandy Hook en 2012 en Newton, Connecticut, donde murieron 26 personas, entre ellos 20 niños.

Sin embargo, cuando vio la opción de ser candidato republicano, su visión sobre las armas cambió radicalmente. En abril de 2015, sólo dos meses antes de que ingresara a la carrera presidencial, el empresario dijo en el foro de la NRA que "amaba" a la asociación y la Segunda Enmienda. Prometió entonces que si llegaba a la Casa Blanca, la "Segunda Enmienda será totalmente protegida". Al mandatario lo han llamado el "hombre de la NRA" y según la BBC, la asociación gastó US$ 32 millones en apoyarlo en su carrera por el Salón Oval. Además, en abril, y en un hecho sin precedentes, Trump apareció en un evento de la NRA.

Pero ahora, tras el tiroteo en el festival de música country en Las Vegas, que el domingo dejó al menos 59 muertos y más de 500 heridos -convirtiéndose en la mayor matanza en la historia del país-, el debate sobre el control de armas ha vuelto a resurgir en Estados Unidos. Y las críticas hacia los republicanos que se oponen a la regulación han abundado.

El senador demócrata Chris Murphy, de Connecticut, lanzó duros dardos a los republicanos y afirmó que se debe reforzar el control. "Es sencillamente exasperante que mis colegas en el Congreso tengan tanto miedo a la industria de las armas que pretendan que no hay ninguna solución política a esta epidemia" señaló ayer. "Es hora que el Congreso se mueva y haga algo", agregó.

Por su parte, la líder de la minoría de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, envió una carta al titular de esa Cámara, el republicano Paul Ryan, para solicitarle la creación de una comisión sobre la violencia provocada por las armas de fuego.

Ahora, todos los ojos están puestos en el Congreso. El editorial del diario The New York Times señaló ayer que desde junio de 2016 ha habido 521 ataques masivos y "cero acción del Congreso". Pero, según el Times, "nada va a cambiar".

El Presidente afirmó ayer que hablará al país respecto a "leyes sobre armas con el paso del tiempo". El lunes, la Casa Blanca dijo que era "prematuro" debatir ese tema ahora.

Punto de quiebre

Sin embargo, el Congreso ha rechazado casi todos los intentos de controlar la compraventa armas desde 2012. Mientras muchos pensaron que la matanza de Sandy Hook sería el punto de quiebre y se podría aprobar una regulación más estricta -luego de que el entonces Presidente Barack Obama llorara frente a los estadounidenses por la masacre- eso no ocurrió.

En ese momento se produjo un acuerdo bipartidista entre un senador demócrata y otro republicano, quienes intentaron llegar a un punto medio, donde se reportaran todas las ventas de armas, entre otras medidas. Pero no fue aprobado.

Según la revista Newsweek, decenas de enmiendas y proyectos de ley han sido introducidos desde ese ataque. La mayoría de esos cambios sólo tenían pequeñas modificaciones, como cambiar la manera en que se informan estadísticas o aumentar el chequeo previo antes de que una persona pueda comprar un arma.

Pero desde 2010, la Cámara Baja ha estado en manos de los republicanos. De las medidas que propusieron los demócratas, ninguna fue aprobada. Según un análisis de Open Secrets, desde enero de este año hasta finales de junio, la NRA ha gastado más en lobby que en 2016. El grupo ha desembolsado US$ 3,2 millones, mientras que el año pasado gastó US$ 3,18 millones.

Actualmente, el Congreso está debatiendo dos leyes para disminuir las restricciones de armas. Según la cadena NBC, un proyecto de ley haría que los permisos para transportar armas ocultas fueran válidas a través de los estados, frustrando a las regiones que han optado por promulgar leyes de armas más estrictas. El otro proyecto permitiría la compra de silenciadores, algo que los defensores de las armas estiman que limitaría el daño auditivo a quienes cazan y a los tiradores recreativos. A su vez, los opositores señalan que esto podría hacer más difícil para la policía localizar pistoleros durante un tiroteo.

Según un sondeo de la U. de Quinnipiac realizado en junio, un 94% de los estadounidenses apoya la idea de que las compras de armas estén sujetas a verificaciones, incluido el 92% de quienes viven con una pistola.

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