Santiago: "Me gusta tu city, ¿cachái?"

Nos subimos a uno de los más exitosos productos turísticos de la capital para saber qué imágen de Santiago se les muestra a los visitantes.




A más de alguno se le subió el ego cuando, en enero de este año, el New York Times señaló a Santiago como el primer destino a visitar durante el 2011, "una ciudad que acoge la cultura", decía el artículo. "No entiendo a muchos santiaguinos que cuando tienen días libres se van para el sur o la playa. Yo llevo dos años viviendo en la ciudad y cada vez que puedo, pedaleo por el centro, La Vega y el Santa Lucía. Es una ciudad atractiva y muy abordable", dice Alicia Camino, una madrileña que resume lo que muchos extranjeros piensan de esta particular urbe.

Y desde octubre de 2007, buses rojos de dos pisos circulan por algunos de los puntos turísticos más reconocidos de la ciudad. El servicio se llama Turistik (www.turistik.cl), ha llevado a 100.000 pasajeros durante este período y la gracia es que se puede abordar y descender cuantas veces quiera, lo que permite recorrer al propio ritmo sus 13 paradas ($ 18.000). Es martes, hay sol, 20°C y los cerezos anuncian la primavera. La cordillera nevada corona uno de esos días en los que dan ganas de faltar al trabajo y turistear por la ciudad. Así es que subimos al bus en Bellavista, específicamente en el Patio Bellavista y sus 90 comercios, uno de los sitios preferidos por turistas y que contrasta con la típica arquitectura y estética del barrio. Aunque hay algunos que se aventuran a salir de Pío Nono para perderse por sus callecitas y fotografiar los cada vez más recurrentes, coloridos y alegres grafitis de sus paredes. "¡Escudo muy buena!", dice Paul, un inglés que sube al bus con alegría cervecera cuando avanzamos hacia el museo de Bellas Artes, cuyo entorno no luce una de sus mejores caras por estos días, debido a arreglos en la calle José Miguel de la Barra y el Parque Forestal. Sin duda que el eje Bellas Artes-Forestal-Merced-Lastarria es de los preferidos por los visitantes (ferias, paseos, tiendas, cafés y bares) y al mediodía de un martes cualquiera, el Emporio La Rosa y sus comensales -en la confluencia de Merced con Monjitas- podrían perfectamente pasar por una terraza de Madrid o Berlín (no es que sea la intención).

Luego el bus baja por Monjitas y algunos turistas, la mayoría de ellos brasileños, fotografían los grises edificios céntricos, mientras una voz en off en el bus explica que nos acercamos a la Plaza de Armas "el verdadero corazón de Santiago". Lo bueno de esta perspectiva es que al tener segundo piso permite ver cosas que por lo general no se perciben (piezas de hoteles de mala muerte, techos de paraderos y un sinfín de detallitos) y así llegamos a la plaza donde unos estudiantes con carteles reclaman frente a la municipalidad. "Estamos muy contentas de haber venido en esta época a la ciudad. Encontramos muy interesante lo que sucede con los estudiantes", comenta Iracema y Carol, un par de turistas brasileñas que, por la calle Puente, caminan al epicentro gastronómico de Santiago, el eje Mercado Central-La Vega (otra de las estaciones de Turistik). Antes, pasamos a probar uno de los clásicos nacionales, una empanada de pino en Zunino (Puente con San Pablo, $ 700), elegida la segunda mejor empanada de la capital por el Círculo de Cronistas Gastronómicos.

Los vendedores de pescados y mariscos vocean sus productos, las brasileñas se ríen y preguntan por piures y otras rarezas (según sus realidades). Cruzamos a La Vega que brilla en primavera. Una intensa sesión de aromaterapia y colores, donde turistas, especialmente europeos, gozan profundamente. "No vemos este lindo desorden y espontaneidad en nuestros países", dicen unos turistas suizos que huelen manzanas y acarician gatos al sol.

Luego, el recorrido del bus se dirige hacia La Moneda y la Plaza de la Constitución, mencionando apenas hechos históricos recientes (se echa de menos una estación en el atractivo eje Matucana-Quinta Normal-Barrio Yungay), para después tomar la Alameda, donde los visitantes disparan sobre los lienzos que exigen mejor educación en el frontis de la Universidad de Chile. Y luego Providencia, El Golf (zona que responde al deplorable mote de Sanhattan), Parque Arauco y Alonso de Córdova, que exhibe aquella imagen que da vueltas por el mundo de un país en desarrollo que construye gigantes rascacielos y que compra en Louis Vuitton.

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