Pasta base: adictos la usan 21 días al mes y gastan hasta 100% de ingresos

Estudio de Senda plantea que ocho de cada diez consumidores son hombres y sólo la mitad de ellos dice haber asistido a tratamientos.




Que es omnipresente en los sectores donde viven y que les sirve para paliar el dolor del abandono familiar y la soledad. Esa es parte de la realidad que declaran muchos de los adictos a la pasta base de cocaína, de acuerdo al primer estudio realizado por el Servicio Nacional para la Prevención y Rehabilitación del Consumo de Drogas y Alcohol (Senda),para impulsar políticas que reduzcan la prevalencia del consumo de esta sustancia.

La investigación realizada sobre la ingesta del estupefaciente en la Región Metropolitana muestra el perfil de sus consumidores: el 87% son hombres y 13% mujeres. La edad promedio del adicto es de 37 años, es decir, población en pleno período laboral. En el caso de este grupo, un 51% es trabajador independiente y otros se desempeñan como obreros o no poseen ninguna actividad formal (ver infografía).

El análisis -realizado a partir de entrevistas a personas  en esta condición- plantea que se iniciaron en el consumo a través de otras drogas en su adolescencia. De ellas, el alcohol es el producto que encabeza la lista, seguido por la marihuana. Otro dato indica que para obtener dinero y adquirir así la pasta base, es habitual la comisión de delitos: ocho de cada diez consumidores ha participado en hurtos; 23% ha traficado y 22% ha robado en casas.

Además, los ingresos que perciben los afectados son ampliamente destinados a esta sustancia. Según el estudio, cuatro de cada 10 adictos invierte el 100% de sus recursos en la compra del producto. El resto gasta la mitad de sus ingresos en el consumo, lo que los lleva a mantener una situación, económicamente, inestable.

Esto les permite a los afectados-señala el análisis- surtirse de la droga que, en promedio, utilizan 21 días de cada mes, y que ingieren a través de pipas o bien de lo que fueron antenas de televisión.

La ingesta, en tanto, es alta: 12,9 dosis por día, lo que provoca duros efectos en la salud de los adictos: angustia, alucinaciones, enfermedades crónicas -como hipertensión-, trastornos mentales -como la depresión- y una desvinculación con su entorno.

Lidia Amarales, directora de Senda, explica que la población consumidora "está marcada por el maltrato, el abandono y/o la disfuncionalidad de sus familia de origen. La vulnerabilidad no parte de ser consumidores de pasta base, es una consecuencia del ambiente social que poseen". Añade que estas personas, en su mayoría, viven en poblaciones de escasos ingresos, "con poca cohesión y eso impulsa al abandono de la educación y a desempeñarse como trabajadores informales". Un punto que llamó la atención de los investigadores es que el 37% de las mujeres que consumen pasta base experimentaron violencia sexual en años previos a usar la sustancia.

EFECTOS

La edad de inicio de los adictos a la pasta base es a los 23 años. Antes de eso, han recurrido a otros productos, como el alcohol, que es la principal  "puerta de entrada" a las drogas. La presencia de este último estupefaciente los sigue a lo largo de su adicción como complemento. Así, la pasta es acompañada con alcohol en el 62% de los consumidores, y de marihuana en 38% de ellos.

Eduardo Valenzuela, decano de Ciencias Sociales de la U. Católica -quien fue parte de la investigación- afirma que es complejo el tratamiento de los adictos: "Es una población oculta, no está registrada en ninguna parte, no se acerca a los hospitales, oficinas públicas ni contesta encuestas. Por esa razón, es difícil pesquisarlos. Viven al margen de las instituciones".

Esta población tiene un alto riesgo de ser victimizada, pues -agrega Valenzuela- son "abusados", con el fin de darles u obtener dinero para poder comprar la droga.

El análisis también detectó que existe una "falta de seguimiento apropiado por parte de las instituciones". Esto se agrava, además, al considerar  que sólo la mitad (55%) de los dependientes a la pasta base declara haber asistido a un tratamiento.

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