Obispo de Aysén abre la puerta a eventual llegada de Cristián Precht

CLINICA ALEMANA

Diferentes reacciones generó ayer el término de la condena por abusos del ex vicario de la Solidaridad.




"Toda persona de buena voluntad es bienvenida a Aysén. Nadie es tan perfecto ni tan santo. Todos tenemos algún grado de pecado y de santidad (...). Aquí hay mucha gente que es acogida y que quiere venir a rehacer su vida o a darle un nuevo rumbo. Llámese como se llame, sea Cristián Precht o quien sea".

Así se refirió ayer el obispo vicario apostólico de Aysén, Luis Infanti, a la posibilidad de que el sacerdote Cristián Precht se traslade hasta su región, producto de que concluyó la condena canónica que lo suspendió del ejercicio pastoral por cinco años.

El controvertido caso del ex vicario de la Solidaridad vivió ayer un hito, luego de que finalizara la sanción impuesta en 2012 por "conductas abusivas con menores y mayores de edad", según determinó la investigación del Vaticano. En ese lapso, el presbítero fue suspendido del ejercicio público del ministerio sacerdotal. El mismo que ayer, a sus 77 años, ya podía retomar.

Respecto de ese tema, el diálogo con el prelado Infanti, de la diócesis ubicada en la XI Región, no es azaroso. No se trata del único religioso que está por darle una mano a Precht, ni tampoco lo invita directamente, consciente de que el emblemático sacerdote está incardinado a la Arquidiócesis de Santiago, cuyo titular es el Cardenal Ricardo Ezzati. Pero su futuro es una interrogante que se ha comentado en diversos estamentos de la Iglesia Católica. Y la posibilidad de ir a Aysén, tras antiguos contactos con aquella destinación, aunque casi un rumor a cuentagotas, ya había sido mencionada.

En mayo pasado El Mostrador publicó un brevísimo diálogo que tuvo con Precht a través de WhatsApp, en el cual al religioso se le preguntó por hacer misas en Aysén: "No lo tengo claro todavía, es una posibilidad, porque allá hay muy poco clero", respondió.

La misma alternativa ha sido esbozada por la periodista Andrea Lagos, en su libro "Las culpas del vicario", sobre Precht (ver nota secundaria). Ella ha dicho: "Sé que él quiere volver (a hacer misa), ir a Aysén".

El obispo Infanti, sin embargo, es claro: "Si él quiere venir a Aysén, puede hacerlo, pero no depende de mí. Y, que yo sepa, hasta fin de año no va a venir acá".

También agregó que "me alegra que haya terminado su sanción y vuelva a asumir plenamente su servicio sacerdotal", aclarando que la intención del sacerdote de emigrar a su región ya había sido manifestada antes de la condena: "La idea de servir a las iglesias más necesitadas no viene de ahora. Ya antes él vino aquí a dar retiros espirituales y charlas. No es por la sanción que se interese por Aysén, para escaparse de otra parte".

Críticas

En otros círculos, el término de la condena y el tiempo que duró recibió fuertes críticas. Lorena Pizarro, presidenta de la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos, ente que se vinculó a la Vicaría de la Solidaridad, fue tajante: "Cuando hay acusaciones tan graves como estas hay que ser rigurosos. Cinco años no sanan ningún dolor y más bien reflejan la conducta de la Iglesia en el abuso de sacerdotes contra menores".

Una reacción similar fue la de Alicia Lira, presidenta de la Agrupación de Familiares de Ejecutados Políticos: "La condena no fue justa. Debió haber estado en la cárcel, porque es muy grave el delito que comete. Él se aprovechó de las condiciones de desolación y ausencia de las víctimas".

Otras personas ligadas al mundo religioso declinaron pronunciarse.

José Andrés Murillo, uno de los tres principales denunciantes del sacerdote Fernando Karadima, ex párroco de El Bosque, calificó la situación como "inaceptable". "Es una irresponsabilidad tremenda de la Iglesia; confunde misericordia con impunidad", dijo Murillo.

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