Distinto a lo que se creía hasta ahora, no es nuestro cerebro el que determina si somos zurdos o diestros, sino que nuestra médula espinal, ese largo cordón blanco ubicado en el canal vertebral.

A esa conclusión llegó un grupo de investigadores liderados por los académicos Sebastian Ocklenburg, Judith Schmitz, y H. C. Onur Güntürkün de la Universidad Ruhr de Bochum, junto a otros científicos de los Países Bajos y Sudáfrica.

Los biopsicólogos demostraron que la actividad genética en la médula espinal ya es asimétrica en el vientre materno. La dominancia de la mano izquierda o derecha podría ser rastreada a esa misma asimetría.

"Estos resultados cambian fundamentalmente nuestro entendimiento de las causas de la asimetría de los hemisferios", fue una de las conclusiones a las que llegaron los autores.

Una preferencia desde el vientre

Hasta hoy se asumía que las diferencias en la actividad genética de los distintos hemisferios podrían ser responsables por la mano dominante de una persona. Esto, porque la preferencia por ocupar la mano izquierda o derecha se desarrolla en el vientre materno a las 8 semana de embarazo. Desde la semana 13, los fetos ya prefieren chupar su pulgar derecho o el izquierdo.

Sin embargo, los investigadores analizaron la expresión genética en la médula espinal durante la semana 8 y 12 del embarazo y detectaron marcadas diferencias entre zurdos y diestros durante la octava semana, precisamente en aquellos segmentos de la médula espinal que contrala los movimientos de los brazos y las piernas.

Pero los científicos fueron más allá y rastrearon las causas de esas diferencias en la actividad genética. Los factores epigenéticos parecen estar en la raíz del problema, reflejando influencias ambientales.

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