Muchos viajeros optan por el intercambio de casas

Esta modalidad permite ahorrar, facilita la comodidad de un hogar y permite una inmersión auténtica en el país visitado.




Las personas que suelen intercambiar sus hogares para las vacaciones tienen en el portal intercambiocasas.com un total de 24.000 ofertas procedentes de 110 países y el número aumenta mes a mes", asegura Violeta Díaz, la representante de esta web, la versión española de Interexchange.com, que se edita en seis idiomas diferentes.

La mayoría de las casas ofertadas provienen de un perfil de clase media-alta y sus destinos pueden ser tanto en Europa, como en América Latina, Estados Unidos o Australia, desde una isla caribeña a un departamento en Washington a 100 metros de la Casa Blanca, una luna de miel en Bariloche o una isla griega, a gusto del consumidor.

Por 75 euros (56.700 pesos) al año como suscripción, el candidato a intercambiar su vivienda puede tener acceso a visitar en este portal todas las casas ofertadas y subir a la página su oferta, con varias fotos y un texto de las bondades de la casa y de su entorno. Un buscador permite que el interesado encuentre las casas de los países elegidos, al igual que puede encontrar aquellos candidatos deseosos de viajar a su zona, con la información de las fechas.

Esta modalidad de viajes, "garantiza un ahorro de, al menos, el 50% del presupuesto vacacional, facilita el confort de un verdadero hogar y permite una inmersión inmediata y auténtica en el país visitado", asegura Violeta Díaz.

Los clientes pueden optar por intercambiar su casa simultáneamente o no, a gusto del consumidor, ya que también hay abonados que ofrecen su segunda vivienda y no tiene problema en cederla en cualquier época del año, aunque ellos mantengan un periodo fijo de vacaciones.

INTERCAMBIO
Unos clientes españoles que acaban de iniciar su experiencia con dos intercambios, Manuel Jáñez y su novia Beatriz, definen esta experiencia como "fantástica". Con vivienda en la localidad española de Ponferrada (León), esta pareja vivió el pasado verano boreal, durante diez días, en la localidad de Piteglio, en la Toscana italiana, y cedieron su casa por una semana a un matrimonio con una magnífica mansión en Pinamar (Argentina).

"Navegando por internet, me encontré con esta posibilidad de vacaciones y animé a mi novia, que es menos amigas de estas locuras, pero las acepta. Subimos nuestro departamento en este portal con escepticismo porque, la verdad, pensábamos nadie iba a querer venir a un departamento bonito, pero de sólo 50 metros cuadrados en Ponferrada, con el pedazo de casas que asoman a este web", cuenta Manuel, de 31 años, subdirector de una Caja de Ahorros.

"Nuestra sorpresa fue que rápidamente empezamos a recibir correos electrónicos de personas interesadas, y, en concreto, de Neda y Hugo, un matrimonio con una casa impresionante en la zona argentina de Pinamar, una especie de Marbella española" reseña, aún entusiasmado por esta experiencia, Manuel Jáñez.

Otra sorpresa para Manuel fue que el matrimonio argentino cerró por correo electrónico los días de estancia, "pero no nos llamaron hasta el día previsto para entrar en el departamento; la verdad es que nosotros alucinábamos y pensábamos que era una broma y que no vendrían, pero allí estaban el día señalado, con unas maletas enormes, en un auto arrendado".

INVITADOS
Hugo y Neda, ingeniero aeronáutico y profesora de literatura respectivamente, son un matrimonio con cinco hijos ya independientes que "en la década de los 90 recorrimos Europa y Estados Unidos con nuestra familia para aplacar así nuestra ansia aventurera por el sistema de Tiempos Compartidos de la cadena Interval y RCI", aseguran.

Este matrimonio asegura que, en la madurez, cambiaron su manera de viajar y repartían su tiempo entre su casa de argentina Pinamar en invierno y su estancia en Boston, con su hija mayor y sus dos nietos, hasta que descubrieron Intercambio-Casa ¡"y conseguimos que una de nuestras hijas pudiera pasar su luna de miel en Bariloche!".

Cuando Neda y Hugi llegaron a Ponferrada, Manuel ya les tenía preparados mapas, guías de la zona, el nombre de los mejores restaurantes y un surtido de productos de la tierra para degustar, como regalo de bienvenida. Tras presentarles a su familia, arreglar la casa con esmero y comprar sábanas y toallas nuevas, "como cuando te viene invitados", la pareja se instaló en casa de sus padres.

"Tú les cuentas antes del intercambio cómo es tu casa, en una zona rodeada de montañas, en la ruta del Camino de Santiago, a dos horas de la playa y a una del aeropuerto y con un Monasterio Templario, pero también que tiene 50 metros cuadrados, pero no les importó porque querían visitar Galicia, Asturias, Barcelona y París y mi departamento estaba un cruce de sus caminos", explica un entusiasmado Manuel.

VIAJEROS
Manuel ha descubierto que las personas interesadas en el intercambio de viviendas son gente muy viajada, fuera del circuito hotelero y que más que el tema del ahorro, buscan un lugar donde cocinar su propia comida y disfrutar del calor del hogar. "Queremos que nos sorprenda", podría ser la filosofía de este tipo de gente, constata Manuel.

Manuel reflexiona sobre su experiencia en la Toscana italiana el pasado verano, en una casita baja de un pueblo de apenas 500 habitantes, Piteglio, con un pequeño jardín y una terraza, en donde se integró tanto que terminó jugando a las cartas con los ancianos del lugar. "Nuestros anfitriones, un estudioso de la simbología y una periodista, nos fueron a buscar, nos invitaron a comer, nos explicaron las delicias del lugar y nos dejaron instalados en una casa impoluta. ¡Todo perfecto!", asegura Manuel.

Para esta pareja española, "se crean unos vínculos extraños entre los anfitriones y los invitados al dejarles tu casa. Ya sé que hay gente incapaz de eso, lo respeto, pero yo, que odio los viajes organizados, he encontrado en estos dos intercambios una nueva manera lúdica y divertida de viajar".

Discrepa Manuel, sin embargo, sobre el asunto del ahorro. "Si me voy el próximo año a Argentina, a casa de Neda y Hugo, no me voy a quedar todo el mes sin salir, sino que planificaré conocer Buenos Aires, ir a la Patagonia, etc., así que lo que te ahorras en vivienda, te lo gastas por otro lado", reseña este viajero, que plantifica su luna de miel en aquel país.

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