Más allá del Bitcoin

Ocho años han transcurrido desde que la primera criptomoneda, el Bitcoin, saltó de la teoría a la realidad, pero la revolución tecnológica que implican las divisas digitales dio espacio para la creación de otras 1.358 divisas a la fecha, cada una con sus características particulares, y también su precio de mercado propio.

Así, y gracias a un 2017 especialmente importante para las criptomonedas -donde el propio Bitcoin llegó a crecer sobre los US$ 18.000 los últimos días, con una ganancia superior al 1.500% a lo largo del año- hay otros nombres que ya marcan tendencia por sobre sus competidores.

En total, el mercado de monedas digitales alcanza más de US$ 537.173 millones a la fecha, del cual Bitcoin representa cerca del 55%, si bien el crecimiento exponencial de las criptomonedas obliga hacer una actualización diaria del panorama del mercado.

En particular, el Ethereum, creado entre 2014 y 2015, considerado por algunos expertos del área como un Bitcoin 2.0, ha generado una explosión de demanda en 2017 que elevó su precio por sobre el 8.000% a la fecha, pasando de US$ 8,17 el primer día del año a poco más de US$ 695 la unidad.

De hecho, en Chile este fenómeno fue captado tempranamente por Martín Jofré y Rafael Meruane, quienes fundaron CryptoMKT en noviembre de 2016, creando "el primer mercado en Latinoamérica en el cual las personas podían comprar y vender Ethereum", según lo planteó Jofré.

Además, tras captar 37 clientes el primer mes de funcionamiento, el abogado calcula que en solo "13 meses de operaciones superamos los 24.000 usuarios, duplicando la cantidad de usuarios cada tres meses". Además, Jofré sostuvo que solo en el mercado Chileno han transado "más de US$ 29 millones", y comentó que desde julio de 2017 operan en Argentina, donde ya transan US$ 2,3 millones en sus primeros cinco meses, y recientemente incorporaron el mercado de España.

¿Pero porqué Ethereum? De acuerdo a Jofré, porque a diferencia a Bitcoin, que hoy "sería como un celular Nokia antiguo, que funciona bien, pero no tiene muchas funciones", Ethereum es más "como un Iphone, que además de llamar incorpora aplicaciones que se pueden programar en la misma red".

En ese sentido, Jofré indicó que "la valorización de cada moneda se basa en parte en la especulación, pero también por el uso real que tiene".

Asimismo, Pablo Chávez, gerente general de SurBTC, otro actor relevante en el mercado nacional de criptomonedas, que alcanza más de 10.000 usuarios activos y montos transados a nivel regional superiores a los US$ 3.000 millones, destacó también el Ether, dado el "potencial enorme que tiene por la posibilidad de implementar contratos inteligentes (smart contracts)".

Chávez también destacó Ripple, una criptomoneda lanzada en 2012 y que actualmente se cotiza por US$ 0,86, si bien el alto volumen existente de estas monedas en el mercado (38.739 millones de unidades) lleva a que su valorización como moneda digital sume US$ 30,7 millones a la fecha. Solo entre el primero de enero y el 14 de diciembre creció casi un 13.500%.

"Tanto Litecoin y Ripple están principalmente enfocadas en las transacciones de dinero alrededor del mundo. Muchos bancos se han interesado en Ripple y la están testeando", remarcó Chávez.

Con todo, Harold López, académico DCS de la U. de Chile, explicó que "lo que nos deja como lección este 2017 -sin duda, el año de las criptomonedas- es que probablemente estas monedas se conviertan en la principal forma de realizar transacciones en el futuro". Sin embargo, advirtió que "no sabemos si se seguirán utilizando estas mismas monedas, u otras aún por inventar".

Uno de los principales riesgos para las monedas, más allá de su evolución tecnológica natural y competencia, se encuentra en los "aspectos regulatorios, como ya hemos visto con la prohibición en China", explicó Federico Morello, socio de PwC Chile, agregando además que "también puede ocurrir la aparición de monedas virtuales respaldadas por Bancos Centrales".

Con todo, Jofré de CryptoMKT aseguró que "la prohibición es compleja, porque el sistema es descentralizado. Sería difícil de aplicar en la práctica. Pero más allá de eso, hay consenso que esta tecnología es un aporte. Una ola de prohibición sería como tratar de evitar el uso del correo electrónico en los noventa, sería completamente retrógrado"