Este año los periodistas fueron casi tan protagonistas como los candidatos. Como no participé en los debates, estoy más drástica desde la posición de telespectadora. Hubo un tono que se elevó un nivel respecto de los periodistas. Las preguntas venían desde un espacio de superioridad moral, que no me parece que sea educado. Es un complejo que tenemos todos, que el entrevistado no nos pase por arriba. También es complicado, porque los políticos en campaña nunca dicen mucho. Hay una mezcla entre eso y conductores que están más duros para sacar respuestas en sus entrevistas.

Con mucho mérito, he logrado hacer una carrera coherente con mi personalidad. Al principio me costaba aceptar que tener un talento para comunicar fuera una profesión. Nunca he hecho cosas que transgredan mi personalidad. Cuando estuve como conductora del noticiario central me sentía incomoda, porque todo era más rígido. Entonces decidí pasar al horario de la mañana, donde todo es más relajado. He aprendido que es súper importante buscar un espacio y encontrar tu punto.

En mi infancia fui muy intensa y atormentada. Pasé por todas las cosas que puede sufrir una niña que no era simple. Pensé que era adoptada, luego era gordita y tuve que adelgazar. Fui súper líder en el colegio, me iba bien, pero me portaba mal. Era cuestionadora y rebelde con las reglas. Siento que la infancia sin sufrimiento hace adultos más blanditos. Lo que pasé cuando niña me dio fortaleza y una comprensión un poco más profunda del ser humano. El sufrimiento es parte de la vida y te hace explorar un mundo paralelo.

Podría tener una pyme para animar fiestas de adultos. Tú me pones música, una pista y te armo la fiesta. Me encanta bailar, con mis amigos nunca falta la ocasión para hacerlo.

A Cony Santamaría, a la Carola Urrejola y a mí nos decían que éramos muy puntudas. Cuando hacíamos Protagonistas en Canal 13 nos comentaron que el programa se iba a terminar porque los políticos no querían ir a la entrevista con nosotras. Era fuerte ver a tres mujeres preguntando, pero creo que era un buen producto. Cuando se acabó estaba feliz de no tener que trabajar los domingos, pero nosotros queríamos mucho ese programa.

Quiero ser alcaldesa de Providencia. El problema es que quiero ser independiente, sin militar ni ser apoyada por algún conglomerado político. Creo mucho en la organización comunal, la delincuencia no se combate solamente con el aumento del contingente de la seguridad. Los lazos comunales son fundamentales para enfrentar los temas como la calidad de vida o la defensa del patrimonio. Me da susto, pero cuando me retire de la televisión podría hacerlo. Dejemos todo esto para más adelante, para el futuro.

Mi hobbie es no hacer nada. Tuve un año especialmente duro, estoy muy estresada. Mi mejor momento es cuando voy a una cama que tengo en el jardín bajo un nogal y me quedo mirando las hojas. Duermo siesta, me llevo el computador y leo los diarios ahí mismo. Trato de pasar el fin de semana siempre bajo ese nogal.

Un conductor de noticias no puede ser rostro de una marca. La credibilidad es un factor clave. Lo que te da independencia es no asociarte a marcas que puedan tener un conflicto y que te puedan llevar a la autocensura.

No soy vanidosa, me siento tranquila. Cuando más chica tenía más rollos con la ropa que usaba. En las noticias me gusta ser más formal, es un juego para mí. Ninguno de esos vestidos los uso para la calle. En la vida no uso tacos y ando más informal.

Nunca pensé en ser periodista. Cuando salí del colegio entré a Historia en la Universidad Católica y a los tres años me empecé a secar. Era una carrera de mucha soledad y de mucho encierro. Supe que había la posibilidad de estudiar dos carreras paralelas y me tincó entrar a Periodismo. Desde las primeras semanas sentí que eso era lo mío. De todas maneras, me encanta la historia. Sentarme a estudiar en silencio es algo que me relaja y que necesito.