Los tensos días de la comunidad de Vilcún

A un año del atentado del matrimonio Luchsinger Mackay, la zona donde ocurrió el asesinato está expectante y habituada a un creciente control policial.




"Tanquilos, sin miedo", resume Celestino Huaiquinao, residente de la comunidad José Huenchumil Quintupil, la sensación del ambiente actualmente en ese sector de Vilcún, a la salida de Temuco, IX Región.

Allí, en la localidad de General López, se viven horas especiales. Mañana se cumple el primer año del atentado incendiario que le costó la vida al matrimonio de Werner Luchsinger y Vivian Mackay, en Granja Lumahue. En esa comunidad nació y se crió el machi Celestino Córdova, hasta ahora el único detenido por el crimen y cuyo juicio se inicia el próximo 3 de febrero. Su vocero, Juan Aillapán, es claro: "Déjennos tranquilos, aquí vivimos en paz y jamás hemos tenido problemas".

Pocos kilómetros más al interior, rodeada de árboles, está la comunidad Chicahual Córdova, donde vivía Celestino. Ana, su hermana, indica que "nadie nos ha molestado, estamos haciendo vida normal, como siempre".

La vigilancia policial, sin embargo, es estricta. Y notoria. Entrando por General López, 25 km al norponiente de Temuco, aparece el primer retén-container de Carabineros. El cabo segundo Miguel Molina explica que "de día la cosa se ve tranquila; nuestro trabajo pasa principalmente por fiscalizaciones vehiculares".

Cuatro kilómetros más al sur se ubica el fundo Traipo, predio que colinda con Lumahue. En sus inmediaciones vive Yanet Salazar: "Nosotros dormimos a saltos y preocupados, porque en cualquier momento pasa algo. Pero ahora, con la protección policial, estamos más tranquilos".

Ella se refiere al contingente de 128 carabineros que acaba de ser destinado en forma especial a ese sector. De hecho, el 90% de las medidas de protección en la zona se concentran en Vilcún.

Un par de kilómetros al poniente, por la Ruta 5 Sur, está el acceso a Granja Lumahue, la que es custodiada por policías y de cuya casa patronal sólo quedan un par de paredes en pie. A su lado está el fundo Palermo. Uno de sus 400 trabajadores, que laboran en el cultivo de arándanos, es Manuel Cofré: "Aquí algunos están preocupados y los mapuches hablan en su lengua, pero no comentan nada más".

Uberlinda Gutiérrez, residente del mismo sector, señala que "acá todo cambió; antes pasaban pocos vehículos y ahora se sienten autos y camionetas todo el día. Uno igual se encierra temprano y con la oreja parada cuando se siente mucho movimiento o el helicóptero dando vueltas".

Andrés Molina, intendente de La Araucanía, destaca la "mayor presencia policial y coordinación con las familias afectadas. Se han hecho reuniones de trabajo y hoy estamos mucho más preparados y coordinados para actuar frente a un hecho delictual".

Emilio Taladriz, presidente de la multigremial de La Araucanía, dice que "fue un año difícil y malo; hay muchos comuneros en contra de la violencia, pero que están amenazados y tienen miedo de decirlo públicamente".

Agrega que "también esperábamos que a esta altura ya estuvieran detenidos todos los autores del atentado (a los Luchsinger)".

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