Los factores que marcan la elección del nuevo Papa

<link href="http://especiales.latercera.cl/especiales/2010/coberturasV7/v2/coberturasIndependientes.css" type="text/css" rel="stylesheet"> Los cardenales optaron por primera vez en la historia por un Papa latinoamericano, que además no tiene experiencia en la Curia y que es reconocido por su austeridad.




Papa extra europeo

Luego del cónclave de 2005, que eligió a Joseph Ratzinger, uno de los cardenales, al ser consultado sobre por qué no se eligió a un Papa latinoamericano, respondió: "Parece que todavía no ha llegado el momento". Ocho años después la ocasión llegó. El argentino Jorge Mario Bergoglio no sólo es el primer Pontífice proveniente de América Latina, la región con más católicos del mundo -crecieron en un siglo de 70 millones a más de 400 millones-, también es extraeuropeo y el primero del hemisferio sur. Con ello, según analistas vaticanos, los cardenales apuestan a responder a la nueva realidad de la Iglesia Católica, que concentra la mayoría de sus fieles fuera del continente europeo.

La opción de un Papa latinoamericano había surgido en las especulaciones previas al cónclave, pero encarnada en el arzobispo de Sao Paulo Odilo Sherer, quien además por su ascendencia alemana podía atraer el apoyo de los purpurados germanos, que también se mostraban proclives a un Papa latinoamericano. Sin embargo, Sherer, según destacados vaticanistas como Andrea Tornielli y Sandro Magister, era el candidato del decano del colegio cardenalicio Angelo Sodano y de sectores más vinculados a la Curia Romana que apostaban a aunar posiciones en torno a él. De acuerdo con el sitio Vatican Insider, Sherer comenzó a perder apoyo tras las primeras votaciones del cónclave, a medida que crecía la opción de Bergoglio.

Sin experiencia en la Curia

Durante las congregaciones generales previas al ingreso de los cardenales al cónclave, uno de los temas centrales que ocupó las discusiones fue la necesidad de una reforma a la Curia Romana. Los cardenales estadounidenses fueron los más activos en esa demanda e incluso actuaron como un bloque poderoso durante este proceso, al ser el segundo país con más cardenales (11), después de Italia. El arzobispo de Chicago, por ejemplo, señaló al National Catholic Reporter (NCR), que el Vaticano no puede seguir manteniendo su tradicional ritmo de la era glaciar, "hoy somos menos pacientes y el mundo se mueve más rápido de lo que lo hacía en el pasado".

Por eso, la apuesta era buscar a alguien que viniera de fuera de la Curia. Bergoglio fue el elegido. Si bien integra en su calidad de cardenal diversas congregaciones como la referida al Clero y la que ve la Disciplina de los Sacramentos, no ha tenido cargos en la Curia como si era el caso del cardenal brasileño Odilo Sherer, que trabajó con el cardenal Giovanni Battista Re, considerado uno de los referentes de los purpurados vinculados a la Curia, en la Congregación para los Obispos. Además, la polémica desatada en los últimos meses e incrementada tras la renuncia de Benedicto XVI por el caso "Vatileaks" habría influido en esa presión por una profunda reforma. La apuesta de acuerdo con el vaticanista del NCR, John Allen, es modernizar la administración de la Iglesia Católica, mejorar los sistemas de accountability y sobre todo mejorar la transparencia. En este punto los cardenales estadounidenses buscaron dar una fuerte señal con sus conferencias de prensa diarias durante el período de las congregaciones, las que finalmente fueron suspendidas a pedido del Vaticano.

El factor edad vs. estilo

Un Papa más joven, esa era la idea que circulaba entre quienes sugerían el perfil que debía tener el nuevo Papa a partir de los debates en las Congregaciones generales. La magnitud de las reformas que se debían enfrentar, asegura por ejemplo el sacerdote jesuita Thomas Reese y ex editor de las revista católica norteamericana América, obligaba a un hombre con más energía -Benedicto XVI renunció precisamente argumentando que no tenía la salud necesaria para seguir adelante. "Los cardenales parecen querer un Jesucristo con un MBA".

Sin embargo, pese a todo eso, los purpurados finalmente parecieron no tomar seriamente en cuenta el tema de la edad. Jorge Mario Bergoglio tiene 76 años, sólo dos menos de los que tenía el propio Ratzinger cuando fue elegido en 2005. Al final según el diario italiano La Repubblica los cardenales se concentraron más en la señal que podía dar el estilo del nuevo Papa a su edad. "Eligió el nombre por San Francisco de Asís, ocuparse de los pobres y de los humildes será su trabajo", dijo que el cardenal de Nueva York Timothy Dolan. Bergoglio es conocido por su estilo de vida sencillo, renunció a tener chofer y vive en un pequeño departamento y no en el palacio arzobispal de Buenos Aires.

Ex contendor de Ratzinger

En el cónclave de 2005 que llevó al papado a Joseph Ratzinger, Jorge Mario Bergoglio fue su contendor más fuerte, según coinciden los principales vaticanistas desde John Allen hasta los italianos Andrea Tornielli y Sandro Magister. La carta de Bergoglio había surgido luego que el cardenal emérito de Milán y también jesuita, Carlo María Martini dejara claro que por razones de salud él no estaba en condiciones de asumir el papado. Bergoglio, según una última versión planteada por el periodista de La Stampa Mario Tosatti, habría llegado a sumar 40 votos frente a los 72 de Ratzinger en la tercera votación. Sin embargo, en ese momento les habría pedido a sus patrocinadores que dejaran de votar por él, lo que permitió que el ex prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe fuera elegido por 84 votos de los 115 posibles.

En esta ocasión su nombre no había surgido inicialmente entre los favoritos principalmente por su edad y porque su rechazo en esa ocasión podía sugerir que tampoco aceptaría esta vez. Sin embargo, los cardenales optaron finalmente por su nombre.

En 2005, los purpurados estimaron que Ratzinger y Bergoglio eran los hombres más capacitados para el cargo. Con el primero ausente en esta ocasión, el cardenal argentino terminó concentrando las preferencias.

Los jesuitas en el Vaticano

Durante el pontificado de Juan Pablo II la Compañía de Jesús vio debilitada su influencia en círculos vaticanos. El Papa polaco intervino a la orden meses después de asumir y luego que el superior Pedro Arrupe sufriera un derrame cerebral. Designó como "delegado personal" al padre Paolo Dezza. El episodio, según el biógrafo de Juan Pablo II, George Weigel, "fue el mayor impacto relacionado con los jesuitas desde que en 1773 el papa Clemente XIV suprimiera la compañía".

A partir de ese momento la presencia de los jesuitas en la Curia Romana se redujo. En su lugar ascendieron congregaciones más nuevas como el Opus Dei o Schoenstatt.

Con la llegada de Benedicto XVI, sin embargo, el panorama comenzó paulatinamente a cambiar. Primero, Ratzinger designó a un sacerdote jesuita -Federico Lombardi- a cargo de la oficina de prensa vaticana en reemplazo del Opus Dei Joaquín Navarro Valls y luego -en la señal más clara del cambio- puso como secretario de la Congregación para la Doctrina de la Fe al jesuita español Luis Francisco Ladaria. El regreso de las jesuitas a la primera línea se concretó finalmente ayer con la elección del primer Papa de esa orden en la historia.

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