Lluvia de críticas contra Peña Nieto por viaje en medio de crisis por asesinato de 43 estudiantes

El Presidente dijo que habría sido una "irresponsabilidad" no viajar a la cumbre del Apec en Beijing. Además tiene programado ir a una reunión en Australia. Manifestantes y familiares de los estudiantes asesinados tomaron el control y cerraron por unas horas el aeropuerto de la ciudad turística de Acapulco.




Las críticas a la gestión del Presidente de México, Enrique Peña Nieto, se redoblaron después que decidiese mantener su viaje a la cumbre del Apec en Beijing, China, pese a la conmoción en que se encuentra su país por la matanza de los 43 estudiantes en la localidad de Iguala, en estado de Guerrero. Eso sin contar el escándalo que viene a golpear a la esposa de Peña Nieto, Angélica Rivera por la compra de una millonaria casa.

"No atender un evento como éste sería actuar con irresponsabilidad", dijo el jefe de Estado mexicano durante una escala en Anchorage (Alaska, EE.UU.) camino a China. Sostuvo que no podía faltar a  un evento como la cumbre del Foro de Cooperación Económica Asia  Pacífico (Apec), que representa al 40% de la población mundial,  más de la mitad del PIB mundial y casi la mitad del comercio del planeta.

Pero no fue entendido de esa forma por los familiares y compañeros de los jóvenes cuyos restos permanecen desaparecidos desde el 26 de septiembre. El viaje "es una burla, demuestra su falta de calidad jugando con los sentimientos y la dignidad de 43 estudiantes", dijo a la agencia France Presse Juan González, alumno de la escuela para profesores rurales de Ayotzinapa, a la que pertenecían los asesinados.

Los jóvenes fueron brutalmente atacados por policías locales y entregados a sicarios miembros de un grupo de narcotraficantes que los  habrían asesinado, incinerado y arrojado los restos a un río.

Incluso Amnistía Internacional reprochó al Presidente que su viaje  demuestra "poco interés en hacer frente a la grave situación de derechos humanos en México". Peña Nieto tiene incluso previsto proseguir su viaje para asistir los días 15 y 16  en Brisbane (Australia) a la cumbre del G20.

De todas formas, Peña Nieto fue el último de los gobernantes que llegó a Beijing, algo que le impidió estar en la reunión convocada por Obama en la embajada de Estados Unidos en la capital china para analizar la marcha del acuerdo de Alianza Transpacífico, en cuyas negociaciones participa México junto con otros 11 países.

El enojo de la población con la clase política a raíz de este caso tuvo uno de sus puntos más altos la noche del sábado cuando un pequeño grupo radical atacó el emblemático Palacio Nacional, en el corazón de la capital mexicana, tras una manifestación multitudinaria y pacífica.

Ayer incluso las protestas llevaron al cierre por unas horas del aeropuerto del enclave turístico de Acapulco, en el Pacífico mexicano. Manifestantes y familiares de los 43 estudiantes desaparecidos cerraron la terminal, con la cara cubierta y armados con machetes, bombas incendiarias, picotas y palas para protestar porque sigue sin conocerse el paradero de los jóvenes. En el lugar, hubo algunos rayados contra el Presidente y su viaje a China.

Aunque las autoridades han ofrecido indicios de que los jóvenes fueron asesinados y calcinados, los familiares no quieren aceptar que los restos calcinados hallados en varias bolsas en un río cercano al lugar de la desaparición sean los de los estudiantes y el estado tampoco lo declara de manera oficial.

Peña Nieto afronta la peor crisis de su Presidencia desde 2012, e incluso el intelectual mexicano Enrique Krauze sostuvo en una columna que la indignación social que ha causado el crimen de los 43 jóvenes no tiene precedentes desde la matanza de estudiantes de la Plaza de Tlatelolco de 1968, en Ciudad de México.

Desde que llegó a la Presidencia, el mandatario ha centrado sus esfuerzos en sus ambiciosas reformas económicas que le han granjeado prestigio internacional, pero la desaparición de los jóvenes volvió a elevar la preocupación por la violencia que marcó la gestión de su predecesor, Felipe Calderón. Peña sostiene que la violencia ha bajado tras su llegada al poder, pero más de 100.000 personas han sido asesinadas o han desaparecido desde que Calderón lanzó su combate militar contra los carteles de narcotráfico y bandas criminales.

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