De la cárcel a la universidad

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Mauricio Cornejo analiza imágenes de proyectos arquitectónicos.

En 2016, el ex recluso Mauricio Cornejo dio el examen y su puntaje le permitió entrar a estudiar arquitectura a la U. de Chile. Este año, a nivel país hay 1.687 reos inscritos esperando seguir su ejemplo.




Hace casi un año, Mauricio Cornejo (44) se preparaba al igual que miles de estudiantes de cuarto medio de todo el país para rendir la Prueba de Selección Universitaria (PSU), pero la particularidad de su historia no radica solo en su edad, sino en que para dicha fecha se encontraba recluido en el centro penitenciario de Antofagasta, cumpliendo una condena de cinco años y un día por robo con intimidación.

Pero su realidad no lo detuvo, y pese a que en un inicio el objetivo era solo completar la enseñanza media, Cornejo dice que la idea de poder ir a la universidad lo emocionó. Eso sí, ante el bajo estándar de la educación en las cárceles decidió prepararse por sus propios medios. "Le pedí a mi familia que en las visitas me trajera libros para estudiar, con eso me preparé", contó.

Con ese método logró obtener 661 puntos y postular a la carrera de arquitectura en la Universidad de Chile como primera opción, donde quedó seleccionado en el puesto 192 de 2.000 postulantes. Sobre ese momento, recuerda que "le pedí a la visita de otro interno que le avisaran a mi familia para que ellos me postularan a mis preferencias".

De eso ya han pasado casi diez meses y su rutina ha cambiado totalmente: cada mañana sale desde su casa en la comuna de Pedro Aguirre Cerda hasta la facultad de Arquitectura y Urbanismo de la U. de Chile donde estudia con el beneficio de la gratuidad. "Desde que entré a la universidad cambió mi vida. Cada día que cruzo por esa puerta soy feliz. No he recibido ningún tipo de discriminación, salvo algunos mensajes en redes sociales, pero prefiero no pescar", cuenta.

Sobre su rendimiento afirma que el primer semestre aprobó todos los ramos, pero este segundo periodo "tuve algunos problemas, me frustré, incluso pensé en congelar, pero mis profesores me aconsejaron que no lo hiciera porque tenía cualidades", dijo.

Una oportunidad

Este año, 1.687 internos e internas de todo el país se inscribieron para rendir el examen. En la cárcel de Talagante hay 23 de ellos, buscando obtener una oportunidad como la que tuvo Mauricio.

Alexander Parada (28), Marcos Díaz (22) y Samuel Carrasco (27) hablaron con La Tercera en representación del grupo. Todos ellos están recluidos en el penal de Talagante por delitos menores y vieron en la pequeña escuela del recinto una posibilidad de terminar sus estudios, y quizás algo más.

"Quiero estudiar pedagogía en educación física para poder darle un mejor futuro a mi hija", dijo Alexander. Pese a que aún le quedan cinco años de condena, asegura que eso no fue impedimento para prepararse para la PSU.

Marcos es el más joven del grupo, oriundo de Concepción, se desempeña en el sector de la panadería en la cárcel y sueña con estudiar mecánica automotriz y poder seguir el camino de su padre, para eso solo le quedan alrededor de 12 meses de condena. "Como yo trabajo aquí adentro solo me queda sábado y domingo para poder estudiar, pero igual los funcionarios de Gendarmería son accesibles y nos dan un espacio para estudiar", sostuvo.

Por su parte, Samuel quiere dedicarse al rubro de la metalurgia. "Soy soldador de oficio, tuve una pequeña preparación pero sé que no se le puede llamar estudios. Me gustaría tener un cartón para al salir de aquí poder buscar un buen trabajo", aseguró.

El subsecretario de Justicia, Nicolás Mena, sostuvo "que la cárcel constituía un espacio para poder crecer en términos personales. Para eso la nivelación de estudios y la capacitación laboral son fundamentales". Y añadió que "estudios de Gendarmería sitúan el nivel de reincidencia en un 40%. Esto puede disminuir entre 6% a 10% cuando estas personas han pasado por alguna nivelación de estudios".

Mejoras en infraestructura

La escuela con la que contaba el penal de Talagante había sido construida por los mismos internos: tenía solo un nivel, carecía de iluminación y ventilación y atendía a un promedio de 16 alumnos por sala en cada turno. Para mejorar la calidad del recinto, la Subsecretaría de Desarrollo Regional invirtió $ 59.907.218 a través de un Programa de Mejoramiento Urbano (PMU), que permitirá aumentar el número de salas de tres a cuatro, mejorar la sala de los docentes, los baños, cubiertas y luminarias, entre otras

El intendente de la Región Metropolitana, Claudio Orrego, señaló que" con muy pocos recursos vamos a mejorar significativamente la calidad de la educación en este recinto. Cerca de 170 presos van a poder tener la educación que nunca en su vida tuvieron, y vamos a iniciar de verdad el camino de la reinserción".

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