Juan Carlos Jobet, presidente de AFP Capital: "las AFP están al debe como entidades de seguridad social"

Juan Carlos Jobet, presidente de AFP Capital

A dos meses de asumir la presidencia de AFP Capital, el ex titular del Trabajo del gobierno de Sebastián Piñera arremete en el debate previsional y defiende la gestión de fondos que han hecho las AFP. Aunque admite que están en deuda como actores de la seguridad social, cuestiona el que por ley no puedan ofrecer mayores beneficios de salud o transporte a sus afiliados y pensionados.




En 2013, Juan Carlos Jobet (42) se transformó en uno de los ministros más jóvenes al aceptar liderar la cartera de Trabajo bajo la administración de Sebastián Piñera. Una vez que terminó el gobierno, declinó ser el presidente de la Asociación de AFP. Entonces, no le pareció prudente que un ex titular del Trabajo liderara un gremio tan rápido. Optó por volver al mundo privado, fundó Veta3 con Pedro Pablo Errázuriz, ex ministro de Transportes; Abel Bouchon, ex gerente general de Embotelladora Andina, y otros empresarios (ver recuadro), integrar directorios, como Sura Seguros de Vida, de la que formó parte tras cumplir el black out que exige la ley.

En abril, cuando ya se cumplían tres años fuera del gobierno, asumió la presidencia de AFP Capital. Lo pensó una semana, período en que analizó esta oportunidad con su señora y varios de sus cercanos. Y aunque muchos le advirtieron de los costos que podría tener asumir el desafío, la combinación entre lo público -enfrentar una reforma de pensiones- y lo privado -el rol de las AFP-, que tiene este cargo, lo terminó por convencer.

No descarta volver a lo público. La política es algo que siempre ha estado presente en su familia. Mientras su abuelo Jobet fue subsecretario y embajador, su abuelo Eluchans fue diputado. Revela que sus referentes políticos hoy son una mezcla entre cualidades de varias personas, entre las que destaca a Sebastián Piñera, Felipe Kast y Barack Obama.

Al ex presidente le reconoce "su energía, su compromiso, su capacidad de transformar la realidad; hay pocas personas que tienen ese temple, esa convicción de ir de frente contra la adversidad, trabajar duro y dar vuelta las circunstancias en favor de la gente y del país". Del precandidato de Evópoli -con quien fundó el think tank Horizontal- destaca "su convicción y compromiso por lo público, eso lo tiene en los huesos. Uno lo ve en debates y entrevistas y no dice lo que la gente quiere oír, sino que lo que piensa, defendiendo sus convicciones con fuerza, empatizando con los problemas de la gente, pero entendiendo que eso no significa decirle a la gente lo que quiere oír. Esa es una combinación bien escasa, es un capital sobre el que Felipe está construyendo lo que va a ser muy importante en el largo plazo". Sobre Obama destaca la capacidad de inspirar, de emocionar de transmitir a la gente que "estamos juntos en esto", aunque asegura que no comparte sus políticas públicas ni su mirada, "soy un poco más de centroderecha".

Reconoce tener el corazón dividido, porque parte importante de sus amigos más cercanos y gente con la que tiene una visión más compartida sobre el futuro están en RN -partido en que actualmente milita-, pero también en Evópoli. Aclara que no ha participado de ninguna campaña política y que votará en primarias, recalcando que "el voto es secreto. Lo único que voy a decir es que después de mucho tiempo la centroderecha tiene varios candidatos para más de una elección".

Con todo, aunque le atrae el servicio público, confiesa que hoy está dedicado al mundo privado: "Los proyectos que tengo -el tema pensiones, el tema ambiental- tienen un ciclo más largo que nueve meses".

Este jueves debutó públicamente como presidente de AFP Capital, al entregar a GNL Mejillones un reconocimiento a la gestión previsional responsable.

¿Dónde están los principales desafíos del sistema previsional?

Las AFP tenemos desafíos hacia afuera y adentro. El externo, pese a ser actores secundarios, porque la discusión se da más bien en el ámbito político, es que se haga una reforma de pensiones. El país necesita que se haga rápido, luego, no podemos seguir esperando, ¡hay que hacerla ya!

¿Es viable que esto se apruebe?

Nunca es el momento perfecto para hacer una reforma de pensiones, algunos dicen que no puede ser al principio del gobierno, otros que no puede ser al final o a la mitad. El desafío -y aquí puedo ser minoría entre mis pares- es hacer una reforma que tenga apoyo transversal o amplio, porque nunca va a ser unánime. Si todos los actores buscan una reforma perfecta para ellos, vamos a seguir postergando una reforma impostergable.

El sistema político no puede hacer lo mismo que los afiliados, cuando postergan la posibilidad de ahorrar más e invertir en el futuro es necesario hacer la reforma que resuelva el problema de las pensiones.

¿La reforma que ha esbozado el gobierno tiene los elementos para ello?

Aunque es evidente que no soy del mismo sector que ellos, el ministro de Hacienda, Rodrigo Valdés, y el superintendente de Pensiones, Osvaldo Macías, son dos personas técnicamente muy competentes. Confío -hay que ver el detalle del proyecto de ley- que ellos y sus equipos técnicos realizan todos los esfuerzos para hacer la mejor reforma que se puede, pensando en el largo plazo, dadas las restricciones políticas que enfrentan. Claro, se puede dibujar la reforma perfecta en el pizarrón, pero lo que ocurre en el mundo real es lo que el sistema político y el contexto permiten.

¿Están de acuerdo con la estructura que el gobierno ha comunicado hasta ahora?

Primero tenemos que ver los detalles del proyecto del gobierno, esta es un área muy técnica y, como dice el dicho, el diablo está en los detalles. Vamos a levantar la voz y hacer ver las cosas que no son buenas, pero entendiendo que estamos en un contexto con restricciones y que, por lo tanto, no podemos esperar una reforma perfecta, porque esa reforma no existe.

De lo que uno conoce hay cosas positivas y otras que hubiese hecho distintas.

¿Qué valora?

El aumentar la tasa de cotización e incorporar a los independientes, pero en esto último tenemos que ver cómo se va a hacer, porque hay un porcentaje muy importante de la población que no está cotizando y tiene que hacerlo. Destaco el que los pilares del sistema -capitalización individual, solidario y colectivo- se mantengan.

¿Dónde están los peros?

Hay cosas que sería mejor hacer de otra manera. El 5% de capitalización debe ir a las cuentas individuales, porque si uno hace los números, el 3% no es suficiente.

Segundo, tiene mucho más sentido que el 2%, principalmente reparto, se haga con impuestos generales. Cuando lo financiamos con el 2%, aporta solo gente que tiene contrato de trabajo y los independientes, si se les obliga a cotizar. Pero hay muchos otros, empresarios o gente que vive de las rentas del capital, que no tienen contratos de trabajo y, por lo tanto, no ayudarán a financiar esa solidaridad. Y el tope imponible, que aunque el gobierno propone aumentar de $ 2 millones a $ 3 millones, para la gente que gana $ 10 millones, el 2% del tope ($ 3 millones) es mucho menos que el de su sueldo total. Así, la gente de más renta va a aportar mucho menos que el 2% a la solidaridad.

Entiendo que la Dirección de Presupuesto y el Ministerio de Hacienda tengan que cuadrar las cuentas fiscales, pero no tratemos de solucionar por la vía de la cotización de pensiones un problema que es eminentemente de cuentas fiscales.

¿Y el nuevo ente estatal?

No soy per se contrario a los entes estatales, por ejemplo, creo que BancoEstado cumple un rol. Si está bien regulado, compite en igualdad de condiciones y se reducen los espacios para que sea capturado por el sistema político, un ente estatal puede funcionar. Distinto es que no exista ninguna razón dura para su creación, aunque se argumente que nadie quiera que las AFP administren más plata. Si administráramos el 5% lo haríamos gratis.

El ministro Valdés duda de eso...

Si se resuelve bien el tema de las comisiones de intermediación -que no se le imponga a la AFP pagar esas comisiones, porque en ese caso es imposible-, AFP Capital se puede comprometer públicamente a que no subiría las comisiones. Así permitimos no crear este ente adicional, que no solo va a imponerles a los cotizantes un costo adicional, sino que demandará más gasto estatal.

¿Hay espacio para bajar las comisiones?

Las AFP tenemos, y es algo que estamos haciendo en Capital, que revisar nuestro modelo de negocio. Pero no olvidemos que el tema central es el nivel de las pensiones y en eso las comisiones no tienen ninguna influencia. Por eso, es un error hacer licitaciones de cartera considerando como único criterio la comisión, porque no tienen efecto en las pensiones. Por ello, un problema de las AFP es que no hemos hecho suficiente para explicarles a nuestros afiliados cómo funciona el sistema.

Hay quienes cuestionan sus utilidades por ser parte del sistema de seguridad social.

Primero, cualquiera de los bancos más grandes de Chile, gana el doble que todas las AFP juntas, para que pongamos las cosas en contexto. Y si el 100% de las utilidades de las AFP se fueran a las pensiones de los afiliados, las pensiones subirían 3% y estaríamos donde mismo.

Creo que las AFP tenemos que hacer un mea culpa, porque por muchos años concebimos de manera muy literal el rol: administrar fondos de pensiones. Pudimos haber hecho más, y no quiero ser injusto con los que estuvieron antes que yo. Pero si somos una institución de seguridad social hay que luchar para que se hagan las reformas y así sea.

Incluso, hoy, las AFP tenemos 10 millones de afiliados, cinco millones de cotizantes, lo que es una capacidad enorme de aglomerar demanda. Nosotros debiéramos poder ofrecer convenios con farmacias a nuestros afiliados, o a nuestros pensionados beneficios de salud, transporte u otras áreas, pero la ley lo prohíbe. Necesitamos que el sistema político nos amplíe el ámbito de acción, porque eso nos permitiría estar más cerca, generar más confianza con los afiliados.

¿Qué falta en el proyecto?

Tiene algunas omisiones, como la edad de jubilación. Es impopular decirlo, pero se puede abordar de forma gradual, no hay que hacerlo para quienes están a punto de jubilar. Ahora, si el proyecto de ley no va a incorporar un aumento en la edad de retiro, porque políticamente es difícil, aprovechemos la oportunidad y creemos una institución estatal, técnicamente competente, independiente del gobierno de turno, que vaya automáticamente corrigiendo en el tiempo los parámetros para desacoplar esa discusión del debate político contingente. De lo contrario, vamos a estar siempre restringidos de tomar buenas decisiones por las presiones políticas de corto plazo.

¿Les preocupan las propuestas en pensiones de los precandidatos presidenciales?

Lo que es preocupante es que el descontento que hay en las calles se transforma casi literal en políticas públicas, en vez de entender las razones del descontento y complementarlo con el conocimiento técnico y la evidencia, para convertirlo en una reforma razonable y ponga soluciones bien pensadas y sostenibles.

Comenta

Por favor, inicia sesión en La Tercera para acceder a los comentarios.