Jennifer Rodríguez y Rossana Escalante: Las dos cabos de Carabineros tras el volante

Son las únicas mujeres instructoras de Carabineros que enseñan a conducir vehículos policiales a sus colegas. ¿Primera tarea? Sacarles las mañas, dicen ellas mismas.




HAY TRES elementos que unen las historias de Je-nniffer Rodríguez (34) y Rossana Escalante (37). Ambas tienen un hijo de 10 años, con quien viven y al que dedican todo el tiempo que pueden. Las dos son cabo primero de Carabineros. Y, en el ámbito laboral, ambas están igual de acostumbradas a ver la cara de sorpresa, incredulidad y, a veces, espanto, que ponen sus copilotos de turno, cuando suben a un automóvil institucional y observan que su instructor es una mujer.

"Les ocurre sobre todo a los mayores, pero tampoco es algo tan grave. Por lo menos no he visto a nadie tratando de ponerse un casco ni amarrándose al asiento. Siempre hay respeto, sólo al principio se notan algo incómodos", dice Escalante, entre risas.

"Es parte del prejuicio, así nos crían, pero rápidamente los alumnos se dan cuenta de que tienen mucho que aprender", acota, orgullosa, Rodríguez.

Las dos suboficiales son las únicas mujeres en el equipo de 10 instructores de la sección de formación y capacitación de conductores de Carabineros, creada el 1 de febrero de este año. Para integrarse al grupo debieron realizar un curso de especialización en el Departamento de Policía del Tránsito de Maryland, Estados Unidos.

¿Su misión? En tres meses de dedicación completa, enseñar el manejo de vehículos livianos, fundamentalmente radiopatrullas y cuarteles móviles, a policías ya en servicio. La instrucción que imparten contempla desde una buena postura corporal frente al volante, hasta giros en 180 grados con el freno de mano puesto, para persecuciones repentinas bajo adrenalina.

"Claro que lo primero es sacarle las mañas clásicas a nuestros alumnos, por ejemplo, que el manubrio se toma con las dos manos y no con un codo sobre el vidrio o que el embrague se ocupa sólo lo necesario, no para comenzar a frenar", dice Escalante.

La actual cabo ingresó a Carabineros en 1998 y, antes de este puesto, alcanzó a ser conductora de la 46ª Comisaría de Ñuñoa. Cuenta que, para su uso personal, tiene un Kia Río 5 que, asegura, conduce con "relax total (...). Ando lento y tranquila, pero nadie de mi familia me quiere como copiloto, porque dicen que me fijo en todos los detalles". Menciona también que conduce hace años, ya que fue su padre quien le enseñó.

Por su parte, la cabo Jenniffer Rodríguez se ríe de las bromas y destaca que "los alumnos nos agradecen mucho cuando les enseñamos a estacionar los retenes móviles, que son más grandes, en pocos movimientos, para que no tengan una fila de autos esperando ni gente mirando".

El auto particular de la uniformada es un Chevrolet Spark, que, recalca, lo cuida como si fuera su segundo hijo. Relata que fue conductora durante más de un año en la 38ª Comisaría de Puente Alto, luego pasó a la SIP y tiene experiencia en operativos en terreno.

Siga a ese auto...

Antes de que se formara la escuela de conductores, los carabineros se especializaban realizando cursos en cada prefectura. "La idea es que, a futuro, todos los policías de Chile pasen por esta sección. A la fecha, ya lo han hecho más de 400", detalla el capitán Christian Bichett (33), jefe de la sección de conductores.

Y si de trabajo en la calle se trata, para Carabineros el término correcto es seguimiento. No persecución. El mismo Bichett destaca que "a diferencia de lo que ocurre en Estados Unidos, donde los autos policiales pueden hacer maniobras de impacto para desestabilizar a otro vehículo y lograr que se detengan, aquí la instrucción es efectuar un seguimiento pasivo".

Agrega que "el objetivo es que la patrulla que detecta al sospechoso lo siga de forma prudente y entregue información a la central de comunicaciones, Cenco. Allí, el oficial a cargo dirigirá el procedimiento para hacer un candado en la zona e ir encerrando al vehículo en fuga".

Según una estadística obtenida a través de Transparencia, en 2012 Carabineros instruyó 24 sumarios internos en todo Chile por seguimientos en vehículo que terminaron con algún tipo de accidente.

De estos, 15 fueron colisiones (impacto entre dos vehículos), seis choques (impacto a algún objeto inmóvil) y dos volcamientos. Hubo un civil fallecido.

Este 2013, con la estadística actualizada hasta el 31 de octubre, la cifra de sumarios por persecuciones aumentó a 36, con tres personas fallecidas en medio de 23 colisiones, 12 choques y un volcamiento.

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